Que Rodrigo Sorogoyen es un director hábil con la cámara y amante de las interpretaciones minuciosas cargadas de matices y claroscuros no es algo que vayamos a descubrir a estas alturas. Que viene siendo un mirlo blanco en el éxito de la ficción española dentro de España, tampoco. Lo que los productores buscan en un director. Además, hablando de rarezas patrias, Sorogoyen, cual Capitán Alatriste moderno, es políticamente incorrecto, pero es un cineasta valiente. Y la valentía es un bien que escasea por estos queridos lares ibéricos que frecuentamos.
Antidisturbios es una inteligente propuesta policial sobre, además de lo obvio de su título, las personas que hay bajo el uniforme, lo que asemeja y aleja a las personas, y de las oscuridades que ensombrecen nuestras virtudes.
Se trata de una miniserie de 6 episodios distribuida por Movistar+ en la que un equipo de seis antidisturbios ejecutan un delicado desahucio en Madrid. El desalojo se complica y acaba siendo el detonante para esta historia, mucho más compleja e interesante de lo que pueda parecer a priori en los dos, por otro lado, trepidantes, primeros episodios. A raíz de lo que ocurre, un equipo de Asuntos Internos de la Policía será el encargado de investigar los hechos, ante los cuales los seis antidisturbios podrían enfrentarse a una acusación de graves consecuencias. El grupo de agentes busca una salida por su cuenta, complicando aún más la situación y una de las agentes de Asuntos Internos comienza a tirar del hilo más de lo recomendable hasta ir descubriendo detalles que no debieran ser aireados…
El director maneja como nadie, yo diría que en Europa, el lenguaje del thriller de acción; de esos que “no parecen españoles”, hablando en el lenguaje que lamentablemente aún se maneja en buena parte del público dentro de nuestras fronteras. Pues bien, en los últimos tiempos no son pocas las series “que no parecen españolas”, tanto que a ver si va a resultar simplemente que la ficción audiovisual propia ha evolucionado y dado un salto de calidad y diversidad. A ver si va a resultar que lo que hacía falta era dinero que pagase el despliegue de talento. Imaginen a Sorogoyen con presupuesto de yankilandia…
Se erigen plato principal de la producción unos personajes muy bien dibujados para el lucimiento de un reparto de lujo en el que destacan nombres como Vicky Luengo (estupenda llevando el peso de la serie), Raúl Arévalo (brillante), Hovik Keuchkerian (natural, siempre natural), Álex García o Roberto Álamo. Eso y el enorme acierto de tratar como adulto al espectador, dejando en su mano los juicios de valor sobre aquello que va ocurriendo y aquellos a los que les ocurre. Sin maniqueísmos. A base de bofetadas de realismo a mano abierta para las que contribuyen unos planos secuencia enormes, con cortes irregulares que a un servidor le sacan de ambiente, pero de un nervio y un gusto artístico indudable. Digiéranla sin prisas, concentrándose en rostros y diálogos, sin interrupciones, y disfruten de la originalidad partiendo de una temática tan explotada. La serie española del año.