Categorías: Colaboraciones

Transitada transición marroquí (epílogo político): ‘Benkirane II’ o el enésimo fin de un Gobierno

Ninguna presión, ninguna directiva. He dado tiempo a la formación de este Gobierno para asegurar una mejor estructura. Soy yo quien ha propuesto los nombres de los ministros a Su Majestad. Su Majestad no me ha impuesto nada”, subrayó el jefe del Ejecutivo, Abdelillah Benkirane, en un debate televisado de forma simultánea por los dos principales canales nacionales el domingo por la noche. El líder islamista trataba de salir al paso del aluvión de críticas por la composición y reorganización de un gabinete en el que su Partido para la Justicia y el Desarrollo (PJD, liberal-islamista), vencedor en las elecciones legislativas de noviembre de 2011, ha sido el gran damnificado. “Las negociaciones (para la formación del nuevo Gobierno) han sido largas y difíciles pero el resultado final ha valido la pena”, declaró ante las cámaras de Al Oula y 2M Benkirane, defendiendo a su nuevo equipo. Inquerido sobre supuestas directrices que le habrían sido impuestas y el rol que habría desempeñado Mohamed VI, el jefe de Gobierno se limitó a señalar que “gracias a Dios Su Majestad es árbitro supremo en nuestro país”. Benkirane no dejó pasar la ocasión para arremeter contra Hamid Chabat, secretario general del partido del Istiqlal (liberal-nacionalista), a quien atribuyó de forma directa la crisis de Gobierno. “(Chabat) Es un hombre que ha dicho cosas muy peligrosas contra su país y que siembra el temor incluso entre los amigos de Marruecos (...) La historia lo juzgará algún día”, enfatizó el jefe del Ejecutivo.
Más allá de las declaraciones de Benkirane durante el debate televisado y la tibieza manifestada por ciertos medios de comunicación, tres meses después de la fuga del partido del Istiqlal de la coalición gubernamental encabezada por el PJD, analistas y observadores no han podido ocultar su decepción ante el flamante equipo ministerial. La designación del nuevo gabinete, el jueves 9 de octubre, ha supuesto un revés en el proceso de construcción democrática en Marruecos. “Es el fin de Benkirane”, me lanzó sin ambages un ex ministro y eminente politólogo de la plaza. Colateralmente, por tanto, del PJD, que a pesar de ser el vencedor en las legislativas de noviembre de 2011 y de duplicar en escaños a su nuevo aliado (107 frente a 52), la Reagrupación Nacional de Independientes (RNI, centro-liberal), ha visto minorada su presencia e influencia en el gabinete. “Ha quedado un regusto de traición a los electores del PJD, de falta de legitimidad democrática”, persiste mi amigo. La maniobra de Palacio es equiparable a la operada en 2002 cuando, después de haber vivido la experiencia del “Gobierno de la alternancia” encabezado por Abderrahman Youssoufi, Mohamed VI designó al frente del Ejecutivo­ –también bajo los colores del RNI– a Driss Jettou, un tecnócrata con experiencia en el Ministerio del Interior. Como ahora, la política pasaba a un segundo plano invocando el interés supremo de la nación en un momento en el que el país –se dijo– necesitaba de gente con competencias, no de ideología.

¿Ninguna presión, ninguna directiva?
Existen dudas razonables con respecto a la afirmación de Benkirane en televisión: “Ninguna presión, ninguna directiva”. Tanto en cuanto el modo en que se ha gestado el nuevo Gabinete como en la forma del mismo. Por un lado, a principios de septiembre el líder del PJD, Benkirane, y el secretario general del RNI, Salahedine Mezouar, habrían concluido un acuerdo definitivo para la conformación de un nuevo equipo de Gobierno. Fuentes de ambas formaciones indicaron que el acuerdo era total entre las partes, incluso en lo concerniente a la composición del Gabinete. Se aseguró que el jefe de Gobierno había logrado convencer en última instancia a Mezouar para no operar una reestructuración a gran escala del actual Ejecutivo, procediéndose únicamente a la sustitución de los ministros dimisionarios del Istiqlal. En contrapartida Mezouar habría conseguido imponer el grueso de medidas incluidas en el memorando que el RNI presentó durante las concertaciones, que incluía las prioridades de su partido en los ámbitos político, económico y social. A pesar de que el acuerdo era total, el nuevo Gobierno no veía la luz, trascendiendo ciertas presiones de algunos consejeros reales a Benkirane. De forma no oficial, también trascendió que las sucesivas listas de ministrables presentadas no eran del agrado de Mohamed VI, que habría impelido al jefe de Gobierno a implementar ciertos retoques para dar su acuerdo definitivo. La tardanza inherente a estos vaivenes políticos generó inquietud entre la opinión pública, llegando a invocarse el espectro de las elecciones anticipadas. Una inquietud de la que no eran ajenos los otros miembros de la coalición de Gobierno, el Movimiento Popular (MP, conservador-berberista) y el Partido por el Progreso y el Socialismo (PPS, ex comunista).
La arquitectura del nuevo Gabinete también alimenta las dudas sobre la existencia de presiones a Benkirane. En un contexto marcado por la crisis económica, en el que el Gobierno ha hecho de la austeridad una de sus máximas, el jefe del Ejecutivo había manifestado su deseo de reducir el número de ministerios. Al contrario, el Gobierno Benkirane II ha pasado de 31 a 39 carteras. Nuevas estructuras ministeriales han sido creadas para la única satisfacción de ciertos sectores, destacando los departamentos de Agua, Medio Ambiente o Integración de la Economía Informal, con todos sus ministerios satélite vinculados. Dentro de esta nueva estructura desmesurada y eficacia sospechosa, más allá de hacerse con las carteras dejadas por los ministro dimisionarios del Istiqlal (Economía y Finanzas, Educación, Artesanía, Comunidad Marroquí en el Extranjero y Ministerio Delegado de Asuntos Exteriores), el RNI desposee incluso a importantes próceres del PJD de sus carteras (Asuntos Exteriores, Comercio e Industria). Los islamistas apenas mantienen los ministerios de Justicia, Presupuesto, Enseñanza Superior, Equipamiento y Transporte, Familia y Comunicación, a los cuales añade Energía y Minas. Por lo que respecta a los otros socios de Gobierno, el MP pierde Interior pero recupera Urbanismo, mientras guardan Turismo y Juventud y Deporte. Por su parte el PPS ostenta Hábitat, Sanidad, Cultura y Empleo. La gran ascendiente sobre el Ejecutivo del RNI, en cuyas manos se encuentran sus resortes estratégicos, pone en tela de juicio el liderazgo del Benkirane.

OPA hostil
A destacar la entrada de figuras sin filiación previa partisana, algunos de los cuales acceden al Ejecutivo bajo la etiqueta del RNI, manteniendo otros su carácter de leales  funcionarios del Estado. Entre estos se encuentran el antiguo ministro y ex wali de Casablanca, Mohamed Bouassaid, que se hace con la cartera de Economía y Finanzas bajo los colores del RNI, y Mohamed Hassad, ex wali de Marrakech y Tánger-Tetuán, y director del Consejo de Vigilancia de la Agencia Especial del Puerto Tánger-Mediterráneo. Éste último se verá asistido –al igual su predecesor, Mohand Laenser– por el que fuera patrón de la Dirección General de la Seguridad Nacional y wali de El Aaiún, en el Sáhara Occidental, Charki Draiss, que se mantiene como Ministro Delegado de Interior, siendo un hombre de confianza del consejero real y amigo de Mohamed VI, Fouad Ali El Himma. En sustitución del islamista Abdelakder Amara, que se hace con las riendas de Energía y Minas, el nuevo titular de Comercio e Industria no es otro que Moulay Hafid El Alami, multimillonario, hombre de negocios de éxito, presidente director general del Grupo Saham y ex presidente de la Confederación General de Empresario de Marruecos. A pesar de los eventuales conflictos de intereses que se pudiera generar, El Alami se une a otro ministro-hombre de negocios como el titular de Agricultura y Pesca, Aziz Akhannouch, patrón de Akwa Group, que reagrupa a unas sesenta empresas del sector de carburantes, gas e inmobiliario, entre otros.
El líder del RNI, Salahedinne Mezouar, a quien todos intuían en la cartera de Economía y Finanzas, se hace con el puesto del antiguo secretario general del PJD, Salaheddine El Othmani, al frente de Exteriores y Cooperación. En sustitución del Ministro Delegado de Exteriores, Youssef Amrani, irrumpe Mbarka Bouaida, proveniente de una importante y adinerada familia nacionalista marroquí oriunda del Sahara. Rachid Belmokhtar, antiguo ministro de Educación Nacional con Hassan II, presidente de la Universidad Al Akhawayn de Ifrane y al frente del Observatorio de la Iniciativa Nacional para el Desarrollo Humano promovida por Mohamed VI, sustituye a Mohamed El Ouafa al frente de la cartera de Educación. El Ouafa, que ha sido el único ministro del Istiqlal que ha rechazado dimitir, lo cual le ha valido la expulsión del partido, se erige en Ministro Delegado de Asuntos Generales en sustitución del islamista Mohamed Najib Boulif, que pasa a ser Ministro Delegado de Transportes. Entre los activos del nuevo gabinete una mayor presencia femenina que no ha ido en detrimento de sus homólogos masculinos, al haber crecido sobremanera el número de carteras. A la islamista Bassima Hakkaoui, que se mantiene como Ministra de la Solidaridad, Mujer, Familia y Desarrollo Social, se une la también islamista Soumiya Benkhaldoun (Ministra Delegada ante el Ministro de Enseñanza Superior), Hakima El Hiti (MP, Ministra Delegada encargada del Medio Ambiente), Charafat Afilal (PPS, Ministra Delegada encargada del Agua), Fatema Marouane (RNI, Ministra de Artesanía, Economía Social y Solidaria) y la mencionada Mbarka Bouaida.
En el Gabinete Benkirane II próximos a Palacio y tecnócratas, que no necesariamente han demostrado la valía o experiencia que se les atribuye en aras de los intereses del país, se han hecho con los puestos clave. En total, el PJD ostenta 12 ministerios, frente a 8 el RNI, El objetivo no declarado no sería otro que el de minimizar el carácter político del Ejecutivo y debilitar al PJD. La introducción de personalidades con sólidos apoyos en Palacio y la preponderancia del RNI, que se hace con las riendas de los ministerios clave, suponen elementos de difícil gestión para Benkirane. A esto hay que añadir que estaría previsto el nombramiento para la presidencia de la Cámara de Representantes de otra figura destacada del RNI, Rachid Talbi El Alami, en sustitución de Karim Ghellab, del partido del Istiqlal. Las reacciones no se han hecho esperar. Al frente del sector crítico el propio Hamid Chabat, que ha señalado que “este nuevo Gabinete es una auténtica catástrofe para el país y una amenaza para el proceso de democratización”. “¿Como se puede formar un gobierno una visión común donde la mayoría de ministros no están ahí más que para servir a sus propios intereses?”, se pregunta un anónimo periodista que sigue de cerca la actualidad política. Pero los principales detractores se encuentran dentro de las filas del PJD. “El Estado paralelo (en alusión a las redes de poder en manos de Palacio) ha querido reclutar para el Gobierno a algunas de sus figuras afines para marginalizar definitivamente a nuestro partido”, asegura el diputado del PJD Abdelaziz Aftati. Y es que la militancia islamista tampoco comparte el aserto de Benkirane según el cual “el resultado final ha valido la pena”. Una OPA hostil al Gobierno en toda regla.

RNI, un instrumento en manos de Palacio

Los orígenes de la Reagrupación Nacional de Independientes no son ningún secreto. Y éstos se se relacionan de forma inequívoca con Palacio y la administración de Interior. Difícil para el RNI reivindicar cualquier tipo de legitimidad histórica y popular. La formación se presenta como un instrumento en manos de la monarquía para, a través del Ministerio del Interior, controlar el juego político. Un pasado que los actuales dirigentes de del partido evitan mentar. A finales de los años 70 del pasado siglo la formación de la paloma surge como un instrumento en manos del régimen para asegurar su total control sobre el campo partisano. Decretado el fin del estado de excepción, cuyos inicios se remontan a 1965, y el refuerzo de la imagen interior de Hassan II gracias a su exitosa Marcha Verde sobre el Sáhara Occidental, en 1975, ante la cercanía de las elecciones municipales de 1976 germina la idea de conformar un partido de notables afiliado a la administración capaz de contrarrestar el auge del Istiqlal y de la Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP).
El Majzén anima en un primer momento la presentación de candidaturas "independientes", a través de notables regionales y responsables de la Administración Pública que se han hecho un hueco en el sistema durante los años de vigencia del estado de excepción. Ayudados por el Ministerio del Interior, los "independientes" se hacen con el 64,4% de puestos en liza en las municipales de 1976. Sólo escapan a su control las grandes ciudades, donde se imponen Istiqlal y USFP. “Cuanto más nos alejamos de los centros urbanos más difícil es para Interior imponer su criterio y voluntad”, justifica un anónimo político de la izquierda marroquí. El Estado no ahorra esfuerzos para hacer de los "independientes" la primera fuerza política del país y las elecciones legislativas de 1977 confirman esta tendencia, haciéndose con 141 de los 264 escaños en disputa (frente a tan solo 51 escaños del Istiqlal, por ejemplo). Las condiciones son óptimas para la creación de una estructura capaz de aglutinar toda esta fuerza electoral ya con representación en el hemiciclo de Rabat.
Sólo falta a Hassan II un personaje influyente y respetado capaz de liderar el nuevo proyecto político. El difunto soberano encuentra en su yerno, Ahmed Osman, la persona idónea. La proximidad de Osman con el rey data de sus tiempos en el Colegio Real, donde cursa estudios al lado de Moulay Hassan, el futuro rey. El matrimonio de Osman con Lallah Nezha, hermana de Hassan II, no haces sino reforzar la complicidad entre los dos hombres. La confianza que el monarca deposita en su yerno queda en evidencia con la nominación de Osman para dirigir el Gobierno en 1972, inmediatamente después de la doble tentativa de golpe de Estado.
Para muchos, la elección de Osman para presidir el futuro RNI aparece ante los ojos de Hassan II como algo natural. A su vez, reputado moderado y de consenso, Ahmed Osman es el garante de que bajo su tutela nada malo puede ocurrir, en virtud del favor que goza del rey. De este modo, controlando el grueso de ayuntamientos del país y con una mayoría absoluta en el Parlamento, bajo la atenta supervisión de un Ministerio de Interior en manos de los Ahmed Dlimi y Driss Basri, en 1978 tiene lugar el nacimiento oficial del RNI, que celebra su primer congreso. El partido se presenta como un conglomerado de notables y altos responsables de la administración sin ideología definida, más allá de servir a los intereses de Palacio.

 

Entradas recientes

El coronel Margaretto lleva Ceuta a las antípodas

Velar por la paz en todo el mundo es una de las funciones principales del…

29/07/2024

El gimnasio Hermes consigue dos segundos puestos en la ‘Xtreme Natural de Tesorillo’

El pasado domingo, 28 de julio, un numeroso grupo de atletas del gimnasio Hermes de…

29/07/2024

Exhibición aérea en Rincón y Martil por los 25 años de reinado de Mohamed VI

En conmemoración de los 25 años de la ascensión al trono del rey Mohammed VI,…

29/07/2024

Operación antidroga de la Guardia Civil en Pasaje Recreo

Agentes de la Guardia Civil de Ceuta adscritos a Policía Judicial y con apoyo de…

29/07/2024

Hasta 7 empresas optaban a la limpieza de los colegios públicos

Hasta siete empresas se presentaron a la licitación de la limpieza de los colegios de…

29/07/2024

El HUCE duplica los traslados en helicóptero hacia otros hospitales

Los helicópteros en Ceuta son un arma indispensable para atender de forma urgente a los…

29/07/2024