La Consejería de Fomento, Medio Ambiente y Servicios Urbanos del Gobierno de Ceuta ha encargado a Tragsa un estudio biomecánico de las condiciones de flexibilidad, estabilidad y valoración de riesgos de caída de las palmeras existentes en espacios públicos de la ciudad con el tensado de sus troncos.
El departamento que dirige Alejandro Ramírez ha tomado esta decisión después de que durante los últimos meses del año pasado se produjeran diversos incidentes en forma de fracturas, desplome o caída de ejemplares de la especie datilera (Phoenix dactylifera) en los paseos de La Marina y las Palmeras o en la plaza de África.
El encargo, según se recoge en el decreto publicado este martes en el Boletín Oficial de la Ciudad Autónoma, tiene un presupuesto de casi 108.000 euros y un plazo de ejecución de cuatro meses.
“La titularidad de las palmeras corresponde a la Ciudad y, por tanto, recaería en esta administración la responsabilidad patrimonial derivada de incidencias generadas por estos elementos vegetales ornamentales”, se justifica el encargo, que advierte que lo “añoso” de esos árboles “aumenta la probabilidad” de nuevos colapsos, sobre todo en episodios de temporales.
Fuentes del Ejecutivo local han avanzado que el objetivo es “hacer un diagnóstico del estado de los ejemplares para comprobar si es óptimo o bien se precisa sustituirlos o aplicarles algún tratamiento de acuerdo al plan que se diseñe”. En toda la ciudad hay unos 400 ejemplares de palmeras, tanto de la variedad Phoenix como de la Washingtonia.
El Servicio de Parques y Jardines de la Ciudad desarrolla cada año de la mano de Tragsa un trabajo rutinario de retirada de los frutos de las palmeras que se hace antes de la poda establecida entre los meses de noviembre y marzo.
Con esa última tarea se busca “el máximo nivel estético posible de la especie manteniendo su vigor y adecuando su estructura a la función que desempeñan en la zona verde, evitando el rozamiento de ramas con edificios e infraestructuras y reduciendo la proliferación de plagas o enfermedades por la presencia de ramaje o follaje seco o afectado”.
Al margen de las palmeras, los ficus de gran porte llevan años siendo objeto de preocupación para la administración. Obimasa avanzó a finales de 2023 su intención de contratar una empresa de arboristas especializados en trabajos de trepa y poda en altura, así como de aplicación de técnicas de evaluación de riesgo de caída de los 21 ejemplares de Laureles de Indias repartidos por distintos puntos de la ciudad para minimizar y prevenir el riesgo de caída de ramas o troncos con el consiguiente riesgo para las personas.
En paralelo, la Ciudad prevé adoptar con medios propios medidas para “mantener la vitalidad” de esa arboleda que consistirán en aportar una capa de cobertera de suelo, un plan de riego extraordinario y, si fuera necesaria, la eliminación de solería de cemento impreso que en algunas zonas pudiera impedir el desarrollo de raíces importantes para la estabilidad de algún ejemplar.
Los ficus están repartidos por la avenida de África, el IES Siete Colinas, la Fundación Gallardo y los Jardines de la Argentina, donde desde 2019 se han registrado varios incidentes de desplomes y fracturas.
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