El cementerio de Sidi Embarek ha acogido hoy el entierro del joven marroquí cuyo cadáver fue recogido este miércoles por la Guardia Civil, a la altura de Juan XXIII, en Ceuta. Enfundado en un traje de neopreno, había fallecido solo 24 horas antes y entre sus pertenencias se ha encontrado su documento de identidad, lo que ha permitido saber quién era.
Se llamaba Khalid y era vecino de Azla, en Tetuán. Tenía 28 años de edad y se presume que solo horas antes había participado en una entrada a nado en Ceuta, precisamente justo el día en el que mayor presión hubo en los espigones que separan nuestra ciudad de Marruecos. Su cuerpo, localizado por socorristas de Marsave que hacían labores de control en la playa, se encontró flotando en el mar.
Esta tarde ha sido enterrado en la tumba número 4428, justo al lado de otros tantos inmigrantes fallecidos en estas últimas semanas que han podido ser identificados únicamente en algunos de los casos. Está siendo uno de los veranos de mayor número de muertes vinculadas a la inmigración, coincidente con los intentos de entrada de marroquíes pero también de salida, como son los casos de los atrapados que tras permanecer bloqueados en Ceuta solo aspiran a regresar a sus hogares.
En Sidi Embarek se le ha rezado y enterrado, con la presencia de trabajadores del cementerio y de la Funeraria Al Qadar, además de la asociación Alas Protectoras, que siempre está presente para testimoniar los entierros de todos aquellos que perdieron sus vidas en los intentos a la desesperada por dejar su tierra, confiando en que esas travesías iban a aportar otro sentido a sus vidas. Pero fueron todo lo contrario, terminaron con ellas.
Hoy Sidi Embarek acoge otra despedida a un joven del que no se sabe su historia, que ha dejado una familia que ni siquiera sabe de su fallecimiento. Una familia que estará esperando una llamada que nunca jamás se va a producir.
لا حول ولا قوة إلا بالله اللهم تقبَّله عندك من الشهداء وارزق لأهله الصبر والسلوان