TRACE y su plantilla no quieren más análisis del agua de baldeo

La adjudicataria del servicio público de limpieza viaria, TRACE, y los representantes de su plantilla no creen necesario hacer más análisis del agua de baldeo procedente de la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de Santa Catalina.

Después de la polémica que generó la divulgación del análisis encargado por el Comité de Empresa y del estudio que posteriormente solicitó Acemsa a otro laboratorio el asunto se da por muerto y enterrado pese a que UGT llegó a pedir el cese del gerente de la sociedad pública por su gestión del asunto.
La Inspección de Trabajo se reunió el pasado 11 de agosto con dos delegados de Personal, Manuel Mur y Pablo Miranda, en un encuentro al que también asistieron el consejero de legado de TRACE, Javier Pascual; dos delegados de Prevención de Riesgos Laborales, Mohamed Amar e Israel González; y una técnico del servicio de prevención ajeno concertado por la empresa.
En dicha entrevista, según han informado fuentes de toda solvencia a este periódico, se estudió la conveniencia de encargar un estudio desde la propia Inspección sobre la presencia de formaldehído en el aire durante las tareas de baldeo para corroborar o desmentir definitivamente los supuestos riesgos que se habían atisbado en la concentración de ese tipo de partículas en el agua.
Tanto la empresa como los delegados de Personal, los encargados específicamente de prevención y la especialista ajena concluyeron que “no procede” realizar un muestreo específico “de presencia en aire de dicha sustancia” cancerígena.

Valoración “conjunta”
Las partes involucradas llegaron a esta conclusión tras revisar los resultados de los análisis de muestras de agua regenerada utilizada en las labores de baldeo y riego y “valorar” dichos resultados “de forma conjunta”.
Sus conclusiones, a la luz de los dictámenes emitidos por ‘SGS’, el laboratorio al que se dirigió el Comité de Empresa, y ‘Labaqua’, al que recurrió la Administración local, apuntan que “la concentración de formaldehído en el agua reciclada no transgrede ni sobrepasa, sino que está holgadamente por debajo, los valores límite autorizados por la normativa reguladora de la calidad del agua en el consumo  humano”.
La Inspección de Trabajo ha llegado a la conclusión de que el primer estudio se basó en una equivalencia errónea entre “litro por metro cúbico” y “miligramos-partes por millón”. El propio laboratorio habría advertido de que “las equivalencias miligramos por libro a partes por millón pueden dar lugar a confusiones”.
“Esta técnica de equivalencia entre los elementos y dimensiones para el muestreo y control de la exposición a formaldehído”, ha advertido el inspector, “no está reconocida como método analítico para el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo”.
El primer estudio de ‘SGS’ dictaminó que el agua de baldeo contenía partículas cancerígenas (formaldehído) en 66 miligramos por metro cúbico (esto es, 0,066 miligramos por litro) cuando el valor límite de referencia “ambiental” está cifrado en 0,37 miligramos por metro cúbico ó 0,3 partes por millón.
El ‘contraanálisis’, realizado por ‘Labaqua Alicante’ en base al que García Castañeda ordenó volver a utilizar el agua de la EDAR tras una semana de suspensión, cifró la presencia de formaldehído por debajo de 0,50 miligramos por litro con un margen de error del 16%.
El formaldehido es, según el Ministerio de Empleo, “una de las sustancias más utilizadas en los centros sanitarios y en diferentes procesos industriales”. “Sin embargo, por su carácter irritante y al estar clasificado como cancerígeno de categoría 3”, explica, “existe una tendencia a eliminar su uso, cuando ello es posible, o bien a reducir la exposición al máximo, tomando las correspondientes medidas de corrección”.
Se trata de “un gas incoloro de olor sofocante, muy soluble en agua, en la cual polimeriza rápidamente” que “a bajas concentraciones provoca irritación ocular, del tracto respiratorio y de la piel y también actúa como sensibilizante de la piel”.