Las obras encomendadas por el Ministerio de Interior para el cambio del
vallado que separa Ceuta de
Marruecos se antojan complicadas. Los trabajos topográficos encomendados a la empresa Tragsa se han puesto ya en marcha para valorar el estado del terreno, ya que hay zonas que presentan un aspecto muy degradado que debe ser tenido en cuenta antes de comenzar cualquier obra. Por ejemplo en la parte de la Cabililla de Benzú o en la carretera del Biutz y las zonas de los espigones. Allí, cualquier acción urbanística planteada tiene sus riesgos.
En la mañana de ayer, topógrafos de esta empresa reconocieron el espigón del
Tarajal, cuyos proyectos de mejora nunca se llevaron a cabo. Se encuentra en un avanzado estado de deterioro y aunque gobiernos del
PP y del
PSOE presentaron proyectos para reforzarlo ninguno se llevó a cabo. Esos anuncios sirvieron más de impacto político que de acción seria. Además del espigón los topógrafos recorrieron el camino del vallado que afecta al antiguo paso del Biutz y las proximidades de la ITV hasta la finca de Berrocal, labores que fueron captadas por las cámaras de FaroTV.
La retirada de concertinas deberá llevar de la mano el aumento de GRS
Se ha podido valorar ya el mal estado en que se encuentran algunos tramos de la carretera del perímetro, con visibles fallos, hasta el punto de que allí no se puede retirar las
concertinas y colocar en su sustitución elementos de peso ya que esto provocaría el hundimiento del suelo. Se ha contemplado modificaciones en tramos del vallado en donde deberá levantarse nueva valla para soportar tanto la nueva altura anunciada por el Ministerio de Interior como la colocación de los materiales que sustituirán a las concertinas. La empresa Tragsa es la que llevará a cabo esa obra y se plantea como medida de seguridad que en el momento en que se empiece a ejecutar cualquier retirada de alambradas haya refuerzo de
GRS.
Los planes de modernización del vallado que han sido aprobados por Interior contemplan no solo elevar el vallado en un 30% hasta alcanzar una altura de 10 metros, sino también coronar la valla con elementos que impidan que se trepe por esa zona, al estilo de las medidas ya implantadas en el puerto de Ceuta y que siguen causando accidentes entre los inmigrantes que quieren acceder a las zonas restringidas.
Durante la visita girada la semana pasada a nuestra ciudad por el titular en funciones de Interior, Fernando Grande-Marlaska, se volvió a anunciar nuevo plazo en la retirada de las concertinas, indicando que esa acción se llevaría a cabo en este mismo año, es decir entre los meses de noviembre y diciembre. De lo que no se ha hablado es de las sorpresas que se están topando en un terreno, el del vallado, muy complicado, antiguo, sin obras de refuerzo durante años, que ha llevado a que haya zonas en las que el peligro de hundimiento, si se lleva a cabo cualquier acción sin estudio formal previo, es factible.