Las “kellys”, acrónimo de “las que limpian”, se están convirtiendo en un estandarte de los colectivos de trabajadores que reivindican mejoras de unas condiciones laborales que pueden caracterizarse sin ambages de precarias. El pasado mes de abril, las kellys eran recibidas en Moncloa por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Conseguían alzar sus reivindicaciones a la agenda política del Gobierno de España, con lo que sus demandas pasaban a ser visibles para toda la ciudadanía.
En ese encuentro, las kellys presentaron al Presidente del Gobierno su “Ley Kelly”. El servicio de limpieza en España supone el 30% de la plantilla de los hoteles. De ella, entre el 95% y el 98% del total son camareras de piso. Estas empleadas limpian, de media, unas 30 habitaciones de hotel cada día, cargan con carros de hasta 100 kilos y recorren aproximadamente, unos 15 kilómetros a lo largo de su jornada laboral.
Sus jornadas de trabajo se miden por producción, es decir, su salario depende de las estancias que limpien. Así, una kelly que no esté adscrita a su convenio cobra de media entre dos y tres euros por arreglar una habitación. Además, y debido a su ritmo de trabajo, muchas de ellas acaban sufriendo enfermedades musculares, óseas y psicológicas.
En la actualidad, los datos y análisis disponibles avalan que se ha sobrepasado, a nivel marcroeconómico, la crisis, pero esta situación de recuperación no está afectado de igual manera a todos los colectivos, y, por tanto, se está manteniendo una situación de precariedad laboral, especialmente en algunas ocupaciones, como es el caso de las camareras de piso, entre 100.000 y 200.000 en España, según distintas fuentes.
Precisamente el reciente acuerdo de la Mesa Tripartita por la Calidad en el Empleo del Sector de Hostelería contempla la creación de un código propio de las camareras de piso en la Clasificación Nacional de Ocupaciones (CNO) –actualmente se encuentra del epígrafe general de “servicios de limpieza”–, y ello permitirá conocer con exactitud el número de kellys en nuestro país.
El incremento del número de afiliaciones y el descenso del desempleo en Ceuta -un 4,16% en 2017-, junto con las buenas perspectivas del incremento del turismo, son variables que evidencian la pertinencia que esta coyuntura repercuta en un empleo digno y el aumento de la calidad turística de la Ciudad Autónoma.
De ella, entre el 95% y el 98% del total son camareras de piso. Estas empleadas limpian, de media, unas 30 habitaciones de hotel cada día, cargan con carros de hasta 100 kilos y recorren aproximadamente, unos 15 kilómetros a lo largo de su jornada laboral
La problemática reciente en el sector surge abruptamente con la Reforma Laboral de 2012, aprobada por el Real Decreto-ley 3/2012 de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral. La Reforma Laboral contempla, entre otros aspectos, que el convenio de empresa pasa a detentar prioridad aplicativa sobre el salario, jornada laboral, horario y clasificación profesional, con respecto al convenio colectivo de hostelería.
Asimismo, algunas empresas hoteleras han aprovechado la Reforma Laboral para externalizar servicios, subcontratando en algunos casos a las mismas camareras de piso. De este modo pueden aplicar el convenio de empresas multiservicios, lo que en la práctica permite abaratar costes –aproximadamente en 400 euros mensuales por contrato–, pues el sueldo que ofrecen es inferior al que rige el convenio colectivo de hostelería.
¿Cómo consiguen esto? Se trata de una estrategia jurídico-empresarial que inhabilita la aplicación del convenio de hostelería a las camareras y es sustituido por el convenio de la empresa multiservicios o el de limpieza. Esta reducción de costes laborales, que implica no alcanzar niveles de empleo decente, supone el principal atractivo para algunas empresas hoteleras. ¿Qué está ocurriendo en este sentido en Ceuta? Algunas de las reivindicaciones propuestas por las kellys parten cuanto mínimo de una defensa de los principios del trabajo decente de la OIT.
El servicio de limpieza en España supone el 30% de la plantilla de los hoteles
El hecho de la externalización del servicio, es decir, que se canaliza a través de empresas multiservicios, supone una evidente precarización de sus condiciones laborales, máxime en un contexto de bonanza turística; por ello, como defiende un relevante y conocido empresario del sector, si pretendemos disponer de una oferta turística hostelera de calidad, esa calidad debe extenderse a todo el proceso, incluidas las condiciones laborales de las camareras de pisos.
Por otro lado, la demanda de incluir las enfermedades derivadas de su trabajo en el listado de la Seguridad Social –en base a una correcta evaluación de riesgos en estos puestos de trabajo, así como el desarrollo de metodologías para implementar medidas preventivas para paliarlos o directamente eliminarlos–, y la posibilidad de jubilación anticipada parecen medidas del más puro sentido común. ¿Están estas reivindicaciones acorde con la casuística de Ceuta?
En el contexto ceutí, las camareras de piso trabajan en un limitado número de hoteles y algunas residencias militares. La suma de ambos tipo de establecimientos constituyen un universo suficiente para implementar un estudio de caso del sector hostelero, en general, y de las camareras de piso, en particular.
En una coyuntura turística favorable como es la actual, parece aconsejable profundizar en el conocimiento integral de la realidad hostelera ceutí, y, asimismo, de la situación de una parte tan importante de la industria como son las camareras de piso.
Autores: Juan Carlos Andreo Tudela, Lola Conde Díaz, Marina Gentil Muñoz y Claudia Bonilla García.