Esta es una pretensión con intención, una carta abierta a Ceuta y acaso la declaración de amor sincera y franca que quiero dejar en este sábado para una tierra inmemorial. Es un grito de auxilio al viento y a las nubes, a las musas y a los dioses propiciadores de la vida, y a todas las criaturas visibles e invisibles que nos rodean sin ser percibidas por aquellos que existen solo para deambular de un lado a otro sin afán de entrega a los nobles propósitos que dan sentido a nuestra verdadera existencia. Todo este atrevimiento tiene sin duda que ver con dos locos soñadores con afán de parecerse a aquellos poetas de la naturaleza de todos los tiempos; ellos, hace mucho, quizá demasiado ya, emprendieron un tortuoso camino propiciado por otra loca buscadora de la verdad y directora de nuestro decano de la prensa ceutí, una navarra caballa que ha demostrado con su acto de coherencia profesional que se la puede denominar periodista con todas sus letras sin dejarnos ninguna atrás. No somos muchos más los que intentamos defender la integridad ambiental y la ordenación territorial del patrimonio común de esta tierra. Siempre intentando mantenernos alejados de retóricas y artefactos lingüísticos innecesarios y extravagantes.
El cansancio llegó y la indiferencia institucional persiste y resiste como un muro infranqueable que no escucha e impone sus criterios una y otra vez y miles de veces para volver a comenzar desde el principio, sin compartir, ni escuchar, ni debatir, ni permitir, ni sentir amor verdadero ni auténtica fe. Una teoría propia del todo les asiste, si bien analíticamente insignificante e insultante para mentes preparadas y espíritus sensibles que no saben como enfrentar tales maneras de pensar y de actuar. Desarmados nos sentimos ante tanto desatino concentrado y sin aparente renovación mental; nuestra ciudad continua estancada en un lugar atrás en la que la política solo se entiende de una forma unidireccional y carente de ideas apropiadas, ya no diré elevadas, a nuestro marco histórico inmemorial. Cualquier cosa se nos antoja superficial y si emprenden algo siempre falta la visión de un futuro mejor por llegar, cuando no la eterna sospecha de los líos de intereses económicos que se interponen sin cesar. No todo en ellos es banal, ni diremos que persiguen el mal de nuestra ciudad, esto último sería muy ridículo de pensar, pero el conjunto te hace tambalear de impotencia y sus acciones e inacciones cuando no verdaderas maquinaciones, no se pueden disculpar. Los nombramientos que se dan en los círculos del poder responden siempre a su red de intereses internos y a las luchas de facciones partidistas, incluso dentro de los propios partidos y en los otros partidos “no es lo mismo pero es igual” como diría el poeta cubano Silvio Rodríguez. Entonces ante esta situación solo nos queda la voz; un arma blanda aunque contundente que siempre recuerde que no todo cabe, que la sinrazón no siempre campe y que si lo hace sea rotundamente contestada con el amor a la tierra y la confianza que ofrece la labor bien hecha, la honestidad y la ausencia de feos intereses. No hacemos esto para recibir laureles y en todo caso los únicos que merecen la pena son aquellos de manos privadas y de compañeros de batallas como es el caso de nuestra amiga Carmen Echarri en su columna de la semana pasada tuvo a bien dedicarnos.
De la búsqueda de la totalidad trata nuestra modesta colaboración que quizá el único mérito que pueda tener sea la sinceridad y compromiso con la causa de la conservación. De hecho, estas letras y otras que vendrán están renovando nuestros votos en la defensa de todo lo bueno, salvaje y bello que conserva Ceuta cuyo principal testigo es la mismísima Diosa Madre que continua ayudándonos en nuestro afán; a falta de relevo generacional seguiremos los mismos hasta el final. Captar la totalidad no es algo superficial ni insustancial, ha sido una búsqueda propia de los poetas e iniciados en la persecución de lo sublime en cualquier hora y situación temporal. Toda la historia del ser humano está traspasada por este sentimiento que juega con las letras, pinturas, escultura, música y el propio saber en general. Si entendemos a Ceuta como un microcosmos podemos verla en todo aquello que la representa y contemplar su grandeza en cada una de sus partes significativas. Si viéramos la naturaleza y el patrimonio de esta manera el observador podría descubrir una Ceuta milenaria, preciosa y embriagadora pero a la vez herida y desterrada del sentimiento de amor por ella. Grita para que la saquemos del olvido y la codicia territorial, del desmoronamiento y la ruina. Las formas de entender el poder y la materialización del mito de la máquina (en palabras de L. Mumford) están lastrando al ser humano desde hace mucho tiempo y esta forma recalcitrantemente utilitaria y dilapidadora de entender los recursos planetarios nos está llevando a situaciones de zozobra existencial impensables hace siglos. En esta imagen del mundo tienen mucho responsabilidad la manera cartesiana de verlo todo y el método analítico newtoniano no ha ayudado mucho en este sentido sino todo lo contrario. El enfoque científico predominante desecha todo lo cualitativo y se centra excesivamente en lo cuantitativo y por eso el positivismo anda enredando constantemente en la alienación de que es posible sustituir el fenómeno natural por un modelo matemático que permita incorporar solo lo cuantitativo.
Necesitamos entender la ciencia de la naturaleza con un nuevo enfoque goethiano de la realidad natural que ahora vuelve a surgir entre científicos de la naturaleza que necesitan incorporar la observación del fenómeno sin aplicarle el reduccionismo matemático. El problema del “todo” en nuestro tiempo es, como bien indica Henri Bortof, que está ausente de nuestra conciencia cotidiana y ocurre sobretodo, por que no es una cosa entre otras muchas y por lo tanto se convierte en nada para la mayoría. En este sentido, y debido al crecimiento del positivismo en la ciencia occidental nos hemos estado aislando más y más del contacto con la naturaleza que ya no era necesario estudiar de cerca ni enamorarse de ella si se podía reducir a complejas ecuaciones diferenciales. Estas y otras quimeras se continúan persiguiendo en muchas altas instituciones científicas mientras la verdadera naturaleza de los fenómenos naturales está por estudiar.
Al mismo tiempo existe una demanda creciente de contacto con la naturaleza y necesitamos urgentemente un desarrollo de una ciencia renovada que desbanque a la actual corriente dominante y aproveche otras facultades mentales humanas más allá de la recalcitrante analítica materialista. Por todo esto, y por nuestro cansancio ecologista, pensamos que la defensa ambiental y cultural de Ceuta es una ardua y espesa labor que no podemos ni debemos continuar en solitario, es del todo imposible tener un atisbo de éxito si seguimos en esta situación de dejadez institucional y para ello os necesitamos a todos vosotros: poetas; pintores; fotógrafos; músicos; profesores; sacerdotes de todas las confesiones; comerciantes; médicos; abogados; arquitectos; ingenieros; estudiantes; albañiles; ebanistas; estibadores; marineros; fontaneros; electricistas; periodistas; sindicalistas; funcionarios; policías; militares; pensionistas; amas y amos de casa; incluso necesitamos a los vividores,….., hermanos caballas de origen y adopción ya no podemos seguir por mucho más tiempo en solitario cargando con esta pesada cruz de la denuncia sin respuesta; de los oídos sordos oficiales; del seguidismo desarrollista.
Que los verdaderos creyentes que aceptan la creación divina del universo y de nuestro mundo salgan también de los templos a gritar que la creación es sagrada y que no se puede destruir vilmente lo que el mismísimo Dios ha creado para poblar su planeta; al fin y al cabo se trata de una obra amorosa para ser cuidada como un sagrado jardín que debemos proteger y cultivar trasformando lo necesario para lograr algo mejor, nunca para su aniquilación.