Menos mal que la Fundación Interservicios Ceuta contesta puntualmente las injustas alusiones negativas a esta ciudad, porque durante años se le ha estado adjudicando todo tipo de adjetivos que en realidad no eran ciertos o estaban siendo empleados con mala intención.
El más antiguo y común en España y Marruecos es “enclave” que ya fue contestado en estas mismas páginas en febrero de 1995, hace veinticinco años. Evidentemente, enclave es un territorio incluido en otro con diferentes características políticas, administrativas o geográficas, o sea un territorio totalmente rodeado por otro país. Ceuta está lindando con territorio extranjero en una parte, pero dispone de su propia costa, vía de acceso por mar y con aguas jurisdiccionales españolas. Por tanto, en modo alguno se encuentra “enclavada” en Marruecos.
La utilización errónea de la palabra “enclave”, a veces por periodistas o escritores españoles, tiene especial importancia cuando se emplea respecto a una ciudad que, como en el caso de Ceuta, está sometida a reclamación territorial de otro país. Lo que en principio podría ser un simple error semántico, puede convertirse en un desliz de más trascendencia porque se negaría la nacionalidad propia sobre las aguas territoriales de Ceuta, circunstancia importante que se desarrollará en una próxima conferencia del Instituto de Estudios Ceutíes.
Y no olvidemos las continuas citaciones de las “ciudades ocupadas de Ceuta y Melilla” en la prensa marroquí y otros círculos, pero esto necesitaría un profundo estudio sobre las circunstancias que rodearon la llegada de portugueses o castellanos a ambos territorios y la situación histórica del hoy Reino de Marruecos en aquellos tiempos.
Quizás el tópico más llamativo de todos sea el de los “presidios del norte” que se utiliza habitualmente en Marruecos para referirse a Ceuta y Melilla. En el caso de Ceuta, fue una ciudad-presidio hasta 1910 y no parece lógico, después de 110 años, seguir empleando estas peyorativas palabras para referirse a ciudades con las que sueñan muchos ciudadanos del vecino país. Y añadir que la palabra “presidio” anuncia privación de libertad, circunstancia que no se da en Melilla o Ceuta, porque en ellas las libertades están garantizadas por la Constitución y la realidad diaria, de lo que muchos países no pueden presumir.
El tópico más llamativo. El de los “presidios del norte” que se utiliza habitualmente en Marruecos para referirse a Ceuta y Melilla. En el caso de Ceuta, fue una ciudad-presidio hasta 1910 y no parece lógico, después de 110 años, seguir empleando estas peyorativas palabras para referirse a ciudades
Luego hay otras palabras que se adjudican a las dos ciudades como “contrabando”, olvidando incluso informadores españoles, que ese tráfico se produce al entrar en Marruecos y eso lo hacían ciudadanos marroquíes con la tolerancia de las autoridades de aquel país. Ese tráfico se ha interrumpido en cuanto las citadas autoridades marroquíes lo han decidido así. Sin embargo, en las noticias que provienen del país vecino, se olvidan a veces estos detalles y lo describen como el “contrabando de los presidios del norte”, lo que induce a errores de base.
Y ya referente a personas con menos información directa, existe el tópico de hablar de Ceuta y Melilla como si fueran ciudades limítrofes, muy cercanas y de características similares, cuando son completamente distintas y distantes casi 400 kilómetros que deben hacerse a través de Marruecos, naturalmente.
Y ya fruto de las informaciones de los medios de comunicación o instituciones prestigiosas que destacan los casos de asalto a las vallas fronterizas, el narcotráfico o el yihadismo, algunos piensan que se trata de ciudades llenas de inmigrantes, dominada por los cárteles de la droga y líderes en atentados terroristas. Pero nada de esto es cierto y, en el caso de Ceuta que conozco bien, se trata de una ciudad razonablemente segura que ofrece buena calidad de vida y donde la convivencia entre las cuatro culturas existentes es ejemplar.
Y ya el colmo es cuando se enseña Ceuta a una persona que visita la ciudad por primera vez y, después de admirar sus calles, monumentos, playas y gastronomía, exclama “No me imaginaba a Ceuta así”, lo cual prueba que tenía una idea al menos distinta de la realidad.
Lo que ocurre es que nadie se preocupó hasta ahora de desmontar sistemáticamente todas esas noticias negativas, a pesar de haberse recomendado reiteradamente tales acciones a las autoridades locales. Menos mal que la Fundación Interservicios Ceuta ha puesto en marcha un Gabinete de Imagen en Madrid para aclarar las mencionadas informaciones negativas e inexactas destacando las muchas bondades que tiene la ciudad norte africana.
Efectivamente las autoridades locales son las responsables de difundir una imagen acorde o incluso mejorada de la ciudad y de estar pendiente, en todo momento, del uso distorsionado de determinados calificativos que sólo consiguen añadir negatividad a una situación geo-política, de por sí, complicada.
Dicho esto, tampoco podemos ponernos una venda en los ojos. El deterioro de la ciudad es paulatino; esperemos que no inexorable. Los casos de asalto a las vallas fronterizas existen y son importantes, el narcotráfico es una realidad desde tiempos inmemoriales y sí, es una ciudad con problemas con o por la inmigración irregular. Es razonablemente segura porque ¡A donde vas a huir! En cuanto a la convivencia entre las cuatro culturas, pues según por dónde se mire.
Eso sí, la calidad de vida buena, y mejora cuando aceptas la idiosincrasia de la colectividad.