Los protocolos hospitalarios por la pandemia chocan con la realidad familiar de los pacientes ingresados por dolencias ajenas al coronavirus. Es el caso de un hombre que sufrió un infarto y cuya mujer, con párkinson severo, permanece en casa. El matrimonio es dependiente y ambos están a cargo de sus hijos que ven cómo Ingesa “desautoriza” que realicen tres relevos para poder atender a sus progenitores, uno dentro y otro fuera del
Hospital Universitario de Ceuta. Su padre, tras sufrir el infarto el jueves, ingresó en
Observación y ayer viernes pasó a planta. De manera simultánea, tanto él como su esposa requieren de los cuidados y acompañamiento de sus hijos, que no pueden desdoblarse para atenderlos y, además, tienen que compatibilizar esas atenciones con sus ocupaciones y respectivas familias. Esa necesidad de conciliación les llevó a solicitar al médico que ampliase el número de relevos diarios de dos a tres. En ningún momento hablaron de visitas, sino de poder sustituirse para no dejar solo a su padre ni desatender a su madre. Esta familia explica que el médico concedió su permiso, pero que la
Dirección del Hospital Universitario se niega e insiste en que solo pueden realizar dos relevos diarios porque así se ha establecido debido a la pandemia. Ellos piden que se haga una excepción con su caso porque verdaderamente necesitan coordinarse. Ese es el dilema al que se enfrenta esta familia afectada por el régimen de acompañantes en el Hospital Universitario de Ceuta: dos personas mayores que, por distintas circunstancias, requieren de la ayuda de sus hijos, especialmente en un momento delicado como este, en el que su madre no se puede valer por sí misma y su padre recibe la atención sanitaria pertinente pero necesita del cariño de los suyos cuando aún permanece convaleciente por el infarto. Ellos apelan a la humanidad de las autoridades sanitarias para encontrar una solución a su problema.