Visto así, el titular de mi columna parece una barbaridad, pero tranquilos que una vez dada la pertinente explicación, verán como esta afirmación no está tan lejos de la realidad.
Hace unos días, la Consejera de Medio Ambiente, Yolanda Bel, indicó en referencia a los “botellones”, que si los vecinos tuviesen quejas de ruido, se usarían los sonómetros. Ya sabía que la señora Bel es la responsable de que Ceuta cuente con la misma política medioambiental que la vecina Tetuán, pero no conocía su faceta cómica. De verdad que me tronché de risa cuando leí sus declaraciones.
Los ceutíes deben saber, que los “botellones”, al no estar regulados, no pueden ser prohibidos en ninguna zona. La Policía Local únicamente puede velar porque no se sobrepasen los decibelios permitidos, y que las personas dejen la zona limpia al finalizar. Esto no parece difícil, pero sin embargo debe serlo.
Tengo la suerte de vivir en una barriada ceutí, y puedo decir, porque lo veo muy a menudo, que en este tema también existen desigualdades entre el centro y la periferia. Cuando un vecino del edificio San Luis, de Correo o de cualquier otra zona céntrica llama a la Policía por las molestias que le causan los botellones, la Policía Local viene, disuelve la concentración y se va. ¿En base a qué? No se sabe. No está prohibido beber en vía pública, no han podido dejar residuos porque aún no se han marchado, y no pueden conocer si sobrepasan los decibelios porque no han utilizado el sonómetro. No tiene mucha lógica, pero es lo que ocurre.
Si esta misma llamada, y soy testigo directo de ello, se produce en Juan XXIII, Los Rosales, O´Donnell, o cualquier otro barrio, la Policía Local se limita a venir, pedir por favor que se baje la música o se hable más bajo, y marcharse. Esto debe ser porque la Ciudad considera que los ciudadanos del centro tienen más derecho que el resto a descansar, no sé si creen que trabajan más o que se levantan antes, habrá que preguntarle a Yolanda Bel. De ahí lo de que todos no tienen derecho a dormir, sólo son mis conclusiones.
Fuera ya de esta descarada desigualdad, una más de las muchas que existen entre el centro y las barriadas, creo que es necesario que se regule la práctica del “botellón”. Es necesario que se habiliten zonas donde hacer “botellón”, lugares acondicionados para ello, y donde por supuesto, se cumplan las ordenanzas municipales, algo que no ocurre hasta ahora. La solución no puede ser llevar a todos los “botellones” del centro a “La Marina”, pasando de las barriadas. Sobre todo porque es inconcebible que allí se formen auténticas discotecas con la música de los coches a toda pastilla, de forma impune, molestando a los vecinos de la zona y sin que se utilicen esos sonómetros de los que habla Yolanda Bel. La Ciudad debe cumplir con su obligación, hacer algo y no mirar hacia otro lado.
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