Desde Acemsa han alertado en Ceuta del uso desmesurado de las toallitas biodegradables vendidas como válidas para ser arrojadas por el váter pero, ¿hasta qué punto son tan biodegradables como anuncian?
Esta mañana hemos podido conocer el trabajo que desde Acemsa se realiza diariamente para la retirada de residuos y la depuración de aguas residuales, un trabajo que se ve afectado por las toallitas biodegradables.
Según indica el capataz de la red de saneamiento, Juan Alcaraz, “los residuos más contaminantes son las toallitas, eso de que son biodegradables no es cierto, porque tardan una barbaridad”.
En Ceuta, todos los días se trabaja en la limpieza de las 21 estaciones de bombeo de la ciudad, retirando al año entre 2.500 y 3.000 toneladas de este tipo de toallitas.
Una toallita lanzada al váter pasa a través de los colectores, llega a las estaciones de impulsión donde hay un grupo de personas que limpian diariamente y, tras esto, llegan a los pozos y el final de canal hasta que alcanzan la última estación de bombeo donde el agua “se reenvía y se rebombea a la EDAR”.
Esta mañana nos desplazamos hasta el pozo, denominado “pozo salto”, ubicado en la Marina, “donde viene todo el agua de la ciudad” y cuya función es acumular las toallitas y residuos para ser retiradas posteriormente cada semana, normalmente.
Junto a este pozo se encuentra el “pozo del canal”, cuyas aguas llegan hasta el bombeo de la playa de San Amaro.
A pesar de ser el último pozo, todavía se encuentran grandes cantidades de toallitas, habiendo realizado limpiezas anteriores en los distintos pozos distribuidos en la ciudad.
“Las toallitas se van pegando unas con otras, se hacen una masa que parece una manta, pero no, son toallitas. El 90% de lo que se recogen son toallitas”, concreta Alcaraz.
Estos pozos son limpiados una vez a la semana a diferencia de las estaciones de bombeo cuya limpieza es diaria. “Si esta limpieza no fuera diaria sería imposible la retirada de residuos. Ha habido años en los que las primeras lluvias han arrastrado tanto que hemos tenido que levantar las losas para extraer los residuos con una máquina porque con personas era imposible”.
Sin duda alguna, las toallitas válidas para el váter son el principal problema en la ciudad debido a su largo periodo de degradación en relación a su corto tramo de retirada. “No le da tiempo a deshacerse y el problema es que se echan muchas”, indica Alcaraz.
Una vez que todas las toallitas residuales han sido recogidas, son transportadas en bolsas hasta la estación de bombeo donde se depositan en unas cubetas y “son llevadas a planta y enviadas a la península”.
“Desde la última estación de bombeo, donde llega el final de las aguas residuales de la ciudad a través del canal. Hay una reja de desbaste que limpia continuamente porque siguen llegando toallitas y pasan a los tornillos que se encargan de sacar las toallitas hacia las cubetas para que a planta llegue simplemente agua para poder depurarla”, explica Alcaraz.
Una vez depurada el agua a través de una impulsión llega a “toda la red de riego de la Marina, a los baños árabes, el puerto también se abastece de esa agua, los jardines y hasta la zona de Gran Vía es regada con esta agua. Se le da mucho uso”, asegura.
Este arrojamiento desmesurado de toallitas acarrea mucho más trabajo por parte del personal de Acemsa. “Requiere mucho mantenimiento y nos cuesta cada día más trabajo. Cuando llegan las lluvias el 90% de los atascos de las tapaderas que se levantan son a causa de las toallitas. El mayor enemigo dentro de la red de saneamiento son las toallitas”, relata Alcaraz.
Según el capataz de la red de saneamiento, la única solución a este problema es arrojarlas a la papelera a pesar de que sean anunciadas como biodegradables.
Queda claro que las toallitas son la mayor preocupación en Acemsa, aunque también se han encontrado alguna vez que otra con residuos muy poco convencionales como trapos de cocina, compresas o casos excepcionales como una manta o calcetines.
En modo aclaratorio, muchos de nosotros hemos utilizado la típica frase de “los residuos van al mar” pero, ¿qué tan cierta es?
Según Alcaraz, “los residuos llegan al mar por la existencia de algunos aliviaderos y las galerías de pluviales. Las aguas en Ceuta no están totalmente separadas y cuando llueve se pueden aliviar algunos colectores saliendo al mar, pero son muy pocos”.
Y por último, no está de más recordar que el aceite usado no deber ser tirado por el fregadero y tampoco por el váter, ya que se adhiere a las tuberías hasta dejar un espacio pequeño por el que los residuos no pueden pasar, provocando atascos y un trabajo extra de limpieza hasta su extracción.
El dato positivo es que la población está mucho más concienciada respecto al arrojo de aceite por el váter, no suponiendo este hecho un problema actual en la ciudad.
Alcaraz ha recordado que para la retirada de aceite hay una empresa encargada de su transporte y varios puntos en la ciudad donde puede ser llevado para su reciclaje.
Y una vez terminado el recorrido por la vida de las toallitas biodegradables y comprobar y que no son tan biodegradables como nos venden, solo queda empezar a tirarlas a la papelera y evitar muchos de los atascos de la ciudad.
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