Categorías: Sucesos y Seguridad

Tiro al blanco y en plena carretera

“La gente dispara por vacilar, incluso por marcar el territorio. Salen con el coche, se juntan dos o tres y disparan”.

Quien habla es un agente de la Guardia Civil, conocedor al dedillo de cada zona, de cada punto, de cada lugar en donde se levanta una señal de tráfico en la que se han marcado dos, tres o hasta una docena de tiros. El Príncipe, las cercanías del Pantano, la Almadraba o García Aldave son algunas de las paradas elegidas en los recorridos que realizan los pistoleros para dar buena muestra de que ‘pasaron por allí’. Las señales con agujeros ya oxidados, porque fueron realizados hace unos años, se mezclan con otras que se han convertido en diana recientemente. Un ejemplo claro es la ubicada en la Almadraba, en el carril del conductor, lo que concluye que los disparos que se mezclan con la orden de prohibición viaria los ha tenido que hacer la misma persona que conducía el vehículo. “Llevan las armas en el propio coche, disparan y ya está”, apunta el agente. Lo que se hace en Ceuta es una práctica que fue muy habitual hace unos treinta años en la autopista Jerez-Sevilla. “Todas las señales de tráfico aparecían tiroteadas, era la época del resurgir del narcotráfico y quienes estaban detrás de los alijos se dedicaban a realizar estos disparos”, apunta otro agente, esta vez del Cuerpo Nacional de Policía.
Son formas de materializar un tipo de delincuencia que existe aunque pretende ser negada en esa lucha por maquillar las estadísticas y pretender convertir en anecdótico lo que es una realidad. Las fuerzas de seguridad difunden las notas de prensa que versan sobre hallazgos de armas en zulos pero obvian otro tipo de servicios que se saldan con hallazgos de pistolas de manera más o menos casual. En el mismo puerto, en un control de la Benemérita llevado a cabo en la zona de embarque, un agente encontró una pistola en el suelo. Presumiblemente la habría tirado el ocupante de algún turismo que pretendía embarcar hacia Algeciras y que, nervioso ante los controles, optó por deshacerse del arma antes de ser detenido. Como éstos hay más casos, pero no forman parte de las estadísticas oficiales. La tenencia de armas se salda con penas superiores al año de prisión (artículo 563.64.65 del Código Penal) y sus poseedores buscan la manera de evadir esa acción judicial. Por eso las ocultan, las esconden o las arrojan en las cunetas cuando sus travesías en coche se topan con controles policiales. “No será la primera ni la última vez que se encuentran armas en alguna cuneta de la carretera que lleva a la frontera, o escondidas en otros puntos”, indica el agente.
Vacilar, marcar el territorio, estrenar las armas recién adquiridas o ensayar... cualquier motivo es bueno para buscar el tiro al blanco, en este caso, el tiro a la señal haciendo auténticas destrezas e incluso el más difícil todavía a la búsqueda del tiro más complicado que imprimir en la señal de marras.
La zona del Príncipe se lleva la palma en la existencia de señales agujereadas. También García Aldave, en donde la carretera viene señalizada por tiros y zonas del extrarradio. Precisamente en las mismas en donde en los últimos meses el Instituto Armado ha encontrado zulos con armas ocultas. “Si las guardan en sus viviendas es peor para ellos, porque si se producen registros y se les encuentra el arma se les puede imputar con una acción concreta. Dejarlas en otros puntos es el salvavidas para ellos”, apunta el mismo agente.
Dejarlas y entrenar con ellas, sobre todo de noche, cuando los controles se supone pueden ser menos efectivos. Y es que incluso hay franjas horarias en las que siempre ‘ganan los malos’, en las que se produce mayor número de sucesos y en las que la actividad delictiva aumenta. En esas horas, también, se suceden las prácticas de tiros que, en ocasiones, se traducen en llamadas de vecinos al 092 o al 112 para advertir de que han escuchado disparos. Cuando la Policía acude ni se encuentran casquillos ni se topan con víctimas de estos atentados. ¿Mienten los vecinos? La presencia de gran número de disparos contra las señales existentes demuestra que no es así.

Se está detectando la entrada de armas procedentes de la península

La alteración de las señales de tráfico, con o sin disparos, está reglada en el artículo 58 de la ley de tráfico que especifica la necesidad de retirar aquellas señales que hayan sido modificadas. No habla específicamente de disparos puesto que no es habitual para Tráfico toparse con una ciudad en la que un elevado tanto por ciento de sus señales estén marcadas a base de tiros. De hecho Ceuta es un caso aparte en la existencia de este tipo de situaciones.
El titular de la vía o, en su caso la autoridad encargada de la regulación del tráfico, ordenará la inmediata retirada y, en su caso, la sustitución por las que sean adecuadas de las señales antirreglamentariamente instaladas, de las que hayan perdido su objeto y de las que no lo cumplan por causa de su deterioro. Eso es lo que dice la ley, en la práctica la realidad es bien distinta y se encarga de escupir fieles muestras de que la delincuencia está asentada en el entorno de unos grupos delincuenciales que saldan sus enfrentamientos con armas de fuego.
Pero hay más. La ley es clara: Se prohíbe modificar el contenido de las señales o colocar sobre ellas o en sus inmediaciones placas, carteles, marcas u otros objetos que puedan inducir a confusión, reducir su visibilidad o su eficacia, deslumbrar a los usuarios de la vía o distraer su atención. En los casos fotografiados la señal está más que modificada o alterada, amén de que se favorece una corrosión cada vez mayor.
Su no reposición deja buena muestra de un reflejo social de lo que es la delincuencia en la ciudad. Una delincuencia con armas de fuego. Buena parte de ellas procede de la península y están llegando a Ceuta por goteo, sin problemas, traídas por individuos que, procedentes de Algeciras, desembarcan en la ciudad con el arma en su poder. El arco detector de metales funciona de manera aleatoria. Son muchas las denuncias que se han presentado para que se refuerce el control: de partidos políticos e incluso de asociaciones. La realidad es bien distinta y lo que en apariencia se controla termina no siendo tal. Fuentes de la Policía consultadas por este medio apuntan a la existencia de informaciones que verifican esta introducción de armas de forma individual, pero hay que intervenirlas. Algo que sólo sería viable si cada uno de los pasajeros pasara por ese arco de metal. No es así y la presencia de armas es algo irrefutable en Ceuta.
Eso se plasma en el día a día. En los disparos a las señales o en la frecuencia de los tiroteos que se están registrando en la ciudad y que la Policía Nacional resume en enfrentamientos entre bandas. Con una UDYCO completamente descabezada, con el viejo equipo fuera de servicio, faltan detenciones y arrestos, aunque desde la Jefatura Superior se advierte de que llegarán. A su tiempo, pero las habrá.

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