Hace unos años, cuando Francisco de Luis Jiménez ('Chiki') era niño, jugaba mucho por las calles de Ceuta. Al volver a casa su madre le contaba las clásicas historias de miedo y orientación a la prudencia, que reconoce seguir sin "olvidar". Le quita un poco esa angustia el romancero ceutí olvidado, del que es estudioso y que ocupa ahora algunas de sus tardes de 'juego'. Ambas temáticas protagonizan sus últimos libros, que presentó esta tarde en el Restaurante La Esquina Ibérica.
Allí, rodeado de los hermanos Benítez y de Rafael Montero Ávalos, a las guitarras y el cajón, se retrotrae a la "tierna" niñez que vivió en la zona de Las Balsas. "De aquella no había ni PlayStation, ni Netflix" y frente a las películas de terror de la plataforma de streaming, la alternativa eran los cuentos del coco de las madres: "Las intento suavizar, pero me siguen torturando".
Las tardes de jugar en la calle, "con una pelota de papel o al escondite" y de subir a merendar "cuando desde casa nos gritaban por la ventana", pasaron, pero ahora Jiménez las recoge en su libro Con más miedo que carracuca.
Fue este uno de los dos títulos que presentó durante la tarde. El otro, bajo el título El romancero perdido de la vieja ciudad de Ceuta, es un homenaje "a muchos nombres del romancero que se han dado cita a lo largo de los tiempos en la ciudad , a coplas muy abandonadas como 'La Mochila' y a romances de la historia que conocía, como la de Mariquilla del Valle".
La puesta en escena de Jiménez a la hora de contarlo no tiene desperdicio. Camisa negra, cigarro en mano, cuenta que la biblioteca le parece "un ambiente muy encorsetado, en el que no se siente cómodo", motivo por el que prefirió citar a sus amigos y allegados en un bar. Estos lo agradecen, a golpe de cerveza, gyn tonic y guïsqui. Uno hasta le da un beso al encontrar un texto en el que se hace referencia a su pueblo.
Jiménez bromea un poco. Evita pronunciar el "buenas tardes, bienvenidos" que lleva escrito en su discurso, porque eso ya lo dice mucho "Miguel Ríos". Asegura también que intentó contar con su "buen amigo", el mítico escritor británico Frederick Forsyth como presentador para el acto, pero que no pudo, como tampoco el cronista local, "José Luís Gómez Barceló".
Ríen todos, suena la música y con la excusa de su obra literaria todos pasan una buena tarde, que seguro se repetirá con el próximo tomo que ya tiene casi listo, aunque prevé sacar en Navidad: "Como regalo de reyes".