Agentes de la Policía Nacional sufrieron una emboscada el pasado fin de semana en el Príncipe Alfonso después de acudir para, supuestamente, tener que mediar en una trifulca familiar. Ese era al menos el contenido de la llamada efectuada a la central para que acudieran las patrullas ante el temor de que se sucedieran graves altercados. Según han confirmado fuentes de la administración central, cuando llegaron los agentes la emergencia no era tal y fueron recibidos con una lluvia de piedras. Para protegerse los efectivos desplegados tuvieron que hacer uso de material antidisturbio.
Esta emboscada se producía 24 horas antes del apedreamiento registrado el domingo contra el Cuerpo de Bomberos, cuando éstos acudían a la barriada para sofocar las llamas registradas en un vehículo. Se sospecha que dicha quema fue provocada y que las dos historias delictivas tienen un mismo origen, al haber sido provocadas por los mismos individuos con tal de materializar su rechazo contra la autoridad a base de piedras.
Las reuniones coordinadas por la Delegación del Gobierno a través de la junta local de seguridad no han servido para cortar los apedreamientos organizados que tienen por objetivo tanto a las unidades policiales como a las mismas ambulancias. De hecho el pasado julio le tocó al conductor de una de estas unidades recibir la agresión de una pedrada. Durante la feria ha sido el colectivo de los taxistas el que ha sufrido más de media docena de atracos al terminar en este punto las carreras. Todavía la Policía no ha conseguido detener a los menores que supuestamente están detrás de estos robos en cadena que provocaron, incluso, el ingreso de un taxista en el hospital tras sufrir una crisis de ansiedad al ser víctima de un intento de robo.
La situación de inseguridad ha llegado al punto de que algunos colectivos rechazan acudir a la barriada. Los propios vecinos se han convertido también en víctimas tanto de estos apedreamientos como de los continuos tiroteos registrados en el barrio.
Tal es así que muchas familias están intentando dejar la barriada trasladándose a otra más segura. Se trata de familias que han residido durante toda su vida en el Príncipe, sin problema alguno, pero que ahora buscan la manera de dejar la barriada ante el clima de inseguridad registrado que se vuelve contra ellos mismos.