Ahora luce un candado, a falta de la cerradura que reventaron los okupas de la Tertulia Flamenca el pasado 11 de enero. En la mañana de este viernes han sido desalojados por la Policía Nacional, quedando ya vacío el local al que le tocará volver a nacer. Según Pepe Escobedo, expresidente de la institución cultural, “no queda nada de lo que decoraba su interior. Han acabado con 49 años de historia de la Tertulia Flamenca”.
José Luis Gutiérrez Florido, vicepresidente segundo de la institución cultural, ha señalado que el desalojo se produjo alrededor de las 10:30 horas de este viernes, y que en su interior se encontraba un matrimonio con su hija pequeña. "No eran las que inicialmente se encontraban allí. Los que abrieron el local les vendieron las llaves por 600 euros sabiendo que los iban a echar".
Ha sido un desalojo sin problemas, en el que la familia "que no sabía qué había pasado en este sitio", asegura Gutiérrez, ha recogido sus pertenencias y se ha subido a su coche.
Y es que si, en un primer momento, todos los objetos que colgaban de sus paredes o lucían en sus estanterías quedaron apartado en un rincón fuera del inmueble, ahora la gran mayoría de ellos se han encontrado guardados en un pequeño almacén del local. “Hubo suerte que el hombre debía de tener buen corazón y no se deshizo de ellos”, reconoce el vicepresidente segundo de la Tertulia Flamenca.
Además, ha adelantado que este será el fin del espacio en el que hasta ahora se había ubicado la Tertulia. Cambiarán, aunque aún no se sabe dónde. Gutiérrez argumenta que la hasta ahora sede “no reúne las condiciones que quiere la nueva Junta Directiva”, por lo que se trasladan. Por el momento, se reunirán en una sala de un restaurante para organizar los próximos eventos. Uno de ellos iba a ser el próximo día 21, pero se ha cancelado a causa de la expansión del coronavirus.
El aspecto que lucía hoy el espacio por fuera era pulcro: no había restos de nada al lado de la puerta. Al contrario que pasó en los primeros días.
Así se pone punto y seguido a la historia de un lugar mítico de Ceuta que sufrió la okupación de una familia que decidió entrar en el local porque no tienen ni casa ni trabajo y que antes de estar en la calle necesitaban un techo. Se trataba de una madre con tres hijos, dos de ellos menores de edad y el mayor de 19 años, que decía que lleva años pidiendo ayuda a Asuntos Sociales, que tiene una minusvalía y que a pesar de solicitar una vivienda nunca la ha conseguido, tampoco trabajo.
Según el testimonio de la madre recogido por este periódico días después de acceder al espacio, negó que ella hubiese roto la puerta para entrar, dijo que se la encontró así y aseguró que accedió a la sede la semana anterior a conocerse la noticia.
Fue a raíz de las sospechas de vecinos del lugar, quienes alertaron a la Policía de que había tres personas golpeando la puerta de la asociación. Cuando se personó una unidad de la Policía Nacional no pudieron entrar en el local y tan solo constataron que dentro estaba una familia.
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