Esta carta está escrita a nivel personal pero creo que hablo en nombre de todos los empresarios del sector hostelero. Veo con gran pena que el impuesto que quieren implantar por la ocupación de suelo público a las terrazas de cafetería y bares es un despropósito. Lo digo desde el caso de mi negocio, del cual dependen directamente cinco familias e indirectamente bastantes más y que me obligaría a despedir a 2 o 3 empleados o seguramente al cierre de mi negocio ante la imposibilidad de pagar alquiler, nóminas, seguros sociales, impuestos y más impuestos, más uno nuevo que sería ya el impuestazo. Pues bien, haciendo un cálculo aproximado en mi caso me supondría unos 32.700 euros al año. O sea... ¡2.725 euros mensuales!, lo que resulta inviable, abusivo, exagerado e injusto.
No somos empresarios de postín, como algún político ha insinuado. Somos empresarios, en mi caso, con más de veinte años en este sector del que me siento muy orgulloso y que luchamos día a día por mantener abierto con mucho sacrificio.
Creo que hay que luchar por otras cosas, como pueda ser el turismo, el precio abusivo de las navieras y otras tantas medidas que beneficien a esta bendita ciudad.
En definitiva, ustedes dirán si cierro o quedo abierto.
Ah, se me olvidaba: decirles que todavía estamos en crisis y yo no tengo un sueldo fijo. Gracias a la Cámara de Comercio y a la Confederación de Empresarios por estar ahí.