Una de las prioridades cuando la falsa coral hallada en los Jardines de la Argentina, en Ceuta, fue trasladada al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre Protegida y Otras de Obimasa, era encontrarle un espacio en condiciones para este tipo de reptiles. Algo que afortunadamente se pudo lograr.
La serpiente se encuentra en un terrario adaptado a su tamaño, donde puede moverse cómodamente y además cuenta con iluminación especial que simula la luz natural. El objetivo es poder procurarle un ambiente controlado para que tenga una buena calidad de vida estando en cautiverio.
Tras un esfuerzo, pues en la ciudad no era fácil disponer de ello, se logró rápidamente localizar un recipiente específico para reptiles, para que la falsa coral pueda estar en las mejores condiciones.
Hay que recordar que al no ser una especie propia de la ciudad, el soltarla no se planteaba como alternativa como con otros animales autóctonos. Si bien no se conoce que tenga un comportamiento invasor, las especies exóticas en general pudieran perjudicar a las propias de la ciudad, de acuerdo con lo explicado desde el ente al momento de encontrarla.
Han trascurrido cinco días desde que la primera serpiente de esta especie hallada en Ceuta, fuera entregada a la Policía Local, que a su vez la derivó a Obimasa para que en sus instalaciones le pudieran ofrecer los cuidados necesarios.
Al momento del hallazgo se manejaron dos posibles hipótesis. La primera era que alguna persona decidiera deshacerse de ella de manera voluntaria y la segunda que se le hubiera escapado a alguien. En cualquier caso, en el transcurso de este tiempo que ha pasado el posible dueño no ha intentado recuperarla.
En caso de que se le haya escapado a alguien, esta persona tendría que dirigirse al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre Protegida y Otras de Obimasa o ponerse en contacto con ellos y tener a la mano una factura de compra para poder acreditar el origen.
Sin embargo, el procedimiento no es tan sencillo, pues de acuerdo con lo que explican desde el ente, tendría que haber una correlación entre lo que señala el documento y el animal, lo que es posible con el marcaje. De lo contrario, no es posible comprobar que el reptil le pertenece a la persona que lo manifieste.
Por otro lado, en caso de que el dueño la haya soltado voluntariamente, esto podría acarrear una sanción, entendiendo que pudo ponerse en riesgo la fauna autóctona, algo que está establecido en la Ley de Patrimonio Natural.
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