Las comunidades parroquiales ceutíes tienen la enorme responsabilidad de realizar una constante labor evangelizadora, con una apuesta clara por el reconocimiento del papel de los niños como sujetos activos en su parroquia, como un miembro más de la misma iglesia y como jóvenes peones aprendices en la construcción del Reino de Dios. En este sentido, deben apelar a la creatividad y ofrecer un abanico de actividades dirigidas a los más pequeños, cuidando todos los detalles para que sean ellos los auténticos protagonistas, se les escuchen y atiendan sus inquietudes, y se potencie su vida cristiana. ¿Y qué pueden hacer?
La parroquia de San José lo tiene muy claro, organizando por tercera vez consecutiva este Rosario Infantil. El evento tendrá lugar (dm) el próximo domingo 11 de mayo a las 12:30, justo después de la Eucaristía de las 12:00 horas celebrada por el Padre D. Miguel Tenorio. En este rosario, especialmente diseñado para los más jóvenes, los niños serán los auténticos protagonistas portando en una pequeña parihuela la imagen mariana de la Reina de la Paz, y rezando todos juntos los misterios gloriosos del Santo Rosario que tendrá lugar solo en el interior de la Iglesia de San José. Sus feligreses hacen un doble llamamiento, tanto a los niños, como a otros menos jóvenes de edad para que despierten el corazón de niño que siempre ha llevado dentro. Se trata de que los niños vayan acompañados de sus padres, abuelos, hermanos y amigos, para así vivir la experiencia de rezar todos juntos con la Virgen María y su hijo Jesús.
Los organizadores cuentan contigo y con tu familia, y esperan tener una buena afluencia de niños y jóvenes, tal y como ocurrió en el pasado año. Con este tipo de actos orientados hacia los benjamines se pretende recuperar y potenciar la devoción a Virgen María, con la oración y el rezo, fomentando estas ancestrales tradiciones cristianas, mediante un rosario adaptado especialmente a los niños, que serán los herederos de nuestro mañana. Al mismo tiempo, aprendamos nosotros de ellos, de las principales virtudes de la infancia; inocencia, sencillez de corazón, sinceridad, credibilidad, transparencia, docilidad y buena disposición. Solo así, redescubriremos con ellos nuestras tradiciones más ancestrales, así como el sendero para caminar todos juntos hacia el Reino de Dios. “Les aseguro que si no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los cielos. El que se haga pequeño como estos niños será el más grande en el Reino de los cielos” Mt 18, 1-4.
Dejemos que los niños lleven en sus hombros a la Reina de la Paz, que sientan en sus corazones la alegría y el gozo de María al ver en sus brazos sonriendo y bendiciendo el hijo de Dios. Con este tipo de actos estamos invitando a los más jóvenes a la casa del Señor, enseñemos a nuestros infantes a rezar, a hacer sus plegarias a su Madre del cielo, la Virgen María. Acostumbremos a nuestros hijos y nietos a ofrecer sus oraciones por ellos y por sus familias al niño Jesús, es justo eso lo que él nos pide en el evangelio, «Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos». De esta forma, canalizados por los feligreses adultos, podemos conseguir que los niños sean personas de pleno derecho en la vida de la comunidad eclesial a la que pertenecemos, con voz de timbre agudo e ingenuo, sin voto pero con alma. «Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios (Mateo 5:8)». No olvidemos nunca que “El que no reciba el reino de Dios como un niño – dijo Jesús–, no entrará en Él” (Lucas 18,17).
El mensaje de los organizadores es claro: apoya con tu asistencia todas las iniciativas religiosas dirigidas a la infancia, con independencia de su lugar, color, condición, naturaleza, forma o dimensión cristiana. Mayo es el mes mariano por excelencia y tradición, pero “quien en estos días, después de las primeras comuniones, no siga contando con los niños, tiene sus días contados…”.