La disparidad de opiniones ante una compra para la casa puede exponer las tensiones de un matrimonio con 25 años de relación a sus espaldas. La obra teatral ‘El mueble (o todas las cosas que nunca nos diremos)’ parte de esta premisa. Los personajes de Tati y Carlos, encarnados por los intérpretes Gema Matarranz y Alejandro Vera, han provocado la risa del público caballa en el Teatro Auditorio del Revellín durante la tarde de este domingo.
La comedia ha mostrado ante los 111 asistentes las frustraciones que encierra una convivencia larga cuando falta comunicación y quedan asuntos personales por resolver. El montaje de un mueble para el televisor, comprado en la empresa multinacional sueca —“Ikea no vende muebles, vende puzles”, denuncia Tati en la obra—, saca a relucir el carácter de cada uno y los roles que asumen en un tipo de relación que puede resultar muy familiar. Porque la ‘Tati’ y el ‘Carlos’ de los dramaturgos Juan Carlos Rubio y Yolanda García Serrano podrían conformar cualquier matrimonio del entorno del espectador. Con sus defectos y quejas más frecuentes. Y con las expectativas que depositó cada uno en la otra persona al empezar su historia juntos.
Una tarde repleta de incidentes y una adquisición con la que el matrimonio no está de acuerdo desata una batalla dialéctica cuando el marido se empeña en montar la pieza nada más llegar a casa. “La culpa nunca puede ser de un mueble”, apunta su mujer al inicio de la comedia. “Siempre es de las personas”, añade. Y cuando el orgullo y las ganas de imponerse al otro superan en momentos determinados al amor solo pueden suscitarse roces.
Sus ganas de tener la razón o no dársela al otro —“hay cosas que no puedes decir a tu pareja en una discusión”, coincidían los dos personajes— han permitido que los concurrentes soltasen carcajadas durante la hora y diez minutos que ha durado la obra.