Tenemos un sueño

El 28 de agosto de 1963 delante del monumento de  Lincoln en Washington, Martin Luther King, pronunció el famoso discurso “TENGO UN SUEÑO”. Un sueño que sigue vigente  seis décadas después, porque el racismo y la intolerancia salen a la luz hasta en países desarrollados y democráticos. Debemos seguir luchando para erradicar estas conductas que tanto daño hacen a la sociedad, pero los gobernantes deben poner los medios adecuados. ¿Lo ponen.
La orden escrita y firmada presuntamente por la Teniente Comandante de Puesto de Calviá, ordenando un trato distinto a los detenidos “de raza negra” desnuda un posicionamiento perverso de la ley por parte de esta oficial. Una orden que vulnera claramente los derechos de los ciudadanos que son detenidos por las Fuerzas de Seguridad del Estado.
La orden fechada el 8 de julio del actual, es una inmoralidad manifiesta que deberá aclarar la Oficial, pero los tintes xenófobos son reproches que deben ser estudiados por la fiscalía. Unas dudas me corroen la mente: saber cuánto tiempo estuvo vigente la misma; cuántas personas la padecieron., cuántos guardias civiles la cumplieron sin cuestionar su ilegalidad y cuántos la vieron y no la denunciaron.
Que un hecho de este tipo ocurra en un país democrático es muy preocupante, porque evidencia que una persona se puede atribuir de una “Autoridad” que nadie ha sido capaz de cuestionar. Nadie está obligado a cumplir una orden ilegal o anticonstitucional y todos estamos obligados a denunciar cualquier abuso o delito cometidos por cualquier miembro de las Fuerzas de Seguridad del Estado. Pero pocos guardias civiles cuestionan órdenes por el miedo a caer en un hoyo de difícil salida.
La semana pasada hablábamos de una presunta expulsión de dos menores por la valla de Melilla sin que nadie se cuestionara si las personas que realizaban el rechazo estaban legitimados para devolver a Marruecos a estos jóvenes. Por lo tanto, no estamos hablando de hechos aislados, estamos hablando de que en la Guardia Civil se pueden estar presuntamente cometiéndose excesos o delitos que los propios guardias civiles no son capaces de cuestionar porque los presuntos responsables son superiores.
La Fiscalía de Melilla deberá investigar si estos presuntos delitos han sido cometidos y poner a disposición de la Autoridad a los presuntos responsables. Vivimos en un Estado de Derecho que no puede ser reo de caprichos de señores que creyéndose dioses en sus respectivos ámbitos de competencia se atribuyen un poder que no les ha sido otorgado por la sociedad a la que deben servir.
La Dirección General de la Guardia Civil deberá abrir investigaciones internas para esclarecer unos vicisitudes que tanto daño están haciendo a la imagen de la Institución y a los miles de guardia civiles honrados que están comprometidos con la democracia. Por otro lado, deberá de ser capaz de crear mecanismos para evitar que esta opacidad pueda seguir sucediendo por falta de mecanismos adecuados para denunciarlos.
Me preguntaba al principio, si se ponen los medios para luchar contra este tipo de abusos racistas y xenófobos, porque el Estado de Derecho no puede caer en la tentación de dar poca importancia a estas ilegalidades  y se deben de pedir todo tipo de explicaciones sobre las investigaciones internas; incluso examinar si estas se han realizado con el rigor e independencia que debe de primar en las sociedades democráticas.
Martin Luther King, pronuncio el discurso “TENGO UN SUEÑO” y wsesenta años después, los guardias civiles comprometidos con la democracia “TENEMOS UN SUEÑO” que ningún guardia civil tenga miedo a cuestionar órdenes de este tipo y que algún día podamos tener los mismos derechos y libertades que el resto de los funcionarios públicos de nuestro país. Ese día España y los ciudadanos serán más libres y estarán mucho más protegidos.