Hace años que se derogó la famosa capa que vestía a los guardias civiles. La capa se hizo famosa en el mundo entero porque era la estampa que definía a la Guardia Civil de aquellos tiempos. Unos guardias civiles mal equipados que se protegían del frío con una prenda que les servía como manta cuando llegaban a los cortijos o caseríos donde pernoctaban. Pero si hubieran escarbado en el equipo de aquellos guardias civiles habrían percibido que en las postas -el recorrido que hacían durante el servicio- había viejas mantas militares escondidas para resguardarnos del frío porque la veterana capa era insuficiente.
Unos años después, recién estrenada la democracia, se comenzó a utilizar un anorak que compraban los guardias civiles, aunque no era una prenda oficial se permitía para protegernos del frío y por operatividad. Unos años después, el golpe de estado del teniente coronel Tejero provocó la prohibición de dicha prenda porque la vestían los guardias civiles que entraron en el Congreso de los Diputados. Algunos de esos guardias civiles estaban en Tráfico, esa era una de las razones de la coincidencia. Una década más tarde se nos dotó de uniformes y equipos prácticos para hacerlos más operativos en el servicio porque, entre otras prendas, el tricornio no era cómodo ni operativo para desempeñar servicios de seguridad ciudadana.
Aquella vieja capa en desuso sacaba a la luz lo mejor y peor de la Guardia Civil. Lo mejor: el compromiso de los guardias civiles con los ciudadanos. Lo peor, la falta de medios para hacer nuestro trabajo con seguridad y eficacia. Muchas décadas después el temporal de nieve, lluvia y viento saca a la luz esas mismas premisas. Lo mejor: el compromiso de los guardias civiles con los ciudadanos y con la Institución. Guardias civiles que han doblado voluntariamente los turnos para atender y auxiliar a nuestros vecinos, pero también hay que tener en cuenta la falta de medios para hacer nuestro trabajo con seguridad y mayor eficacia.
Para AEGC una falta de medios imperdonable, porque los guardias civiles han tenido que prestar el servicio con uniformes y turismos no aptos para estas especiales condiciones, sin cadenas y con ruedas de verano para hacer frente a un temporal de nieve, agua y viento. Una falta de equipamiento que han tenido que solventar los agentes utilizando gorros, botas y ropa particular; algunos han tenido que utilizar prendas de uniforme prestadas por otros compañeros para hacer frente a las inclemencias meteorológicas.
Hemos denunciado una situación imperdonable, impropia de países desarrollados, porque como informábamos los compañeros de Huesca, Teruel y otros puntos de alta montaña tienen que comprarse las botas, gorros, prendas de abrigo, incluso gafas para protegerse del frío para hacer el servicio diario. Una falta de medios que pone en evidencia que los responsables en esta materia no hacen su trabajo con eficacia, todo lo contrario que los agentes que, con escasos medios, dan un ejemplo de solidaridad y eficacia.
El colmo del bochorno y mala gestión se lo llevan los responsables de la Dirección General de Tráfico que aconsejaban y advertían a los conductores que no salieran de sus casas si no era necesario y si lo hacían, que utilizaran vehículos bien equipados para evitar accidentes. Pero como dicen en refrán “en casa del herrero cuchillo de palo”, porque el consejo no se lo han aplicado a los guardias civiles que han prestado servicio en turismos y vehículos no aptos, sin cadenas y con ropa inadecuada. Motoristas de la Guardia Civil que han atendido a miles de conductores que se quedaban perplejos al observar la falta de medios de los que disponían.
Los guardias civiles prestamos servicio en todo el país y, por tanto, el equipamiento no puede ser el mismo en Teruel que en Canarias porque la climatología es bien distinta, incluso en situaciones de normalidad. Sin embargo, esa diferencia tan fácil de entender para cualquier ciudadano, no la aprecian los responsables del Ministerio que tienen la obligación de equipar a nuestros compañeros. Una falta de medios que se hace más evidente en situaciones extremas pero también en situaciones de normalidad, porque miles de guardias civiles tienen que esperar meses, incluso años, para la reposición de las prendas oficiales de uso diario.
AEGC considera que la seguridad y la dotación de material para el servicio es prioritaria para afrontar situaciones como la sufrida estos días y, por tanto, deberían ponerse en marcha los mecanismos necesarios para dotar a los agentes de prendas apropiadas para soportar las bajas temperaturas. Prendas que nos protejan del frío, pero también ante accidentes como las chaquetas airbag para los agentes de tráfico que venimos reclamando desde AEGC.
Nuestra directora general nos reprochará que no le hemos dado los famosos cien días de gracia, pero la seguridad física de nuestras compañeras y compañeros nos impide concederle esa cortesía. Los guardias civiles se esfuerzan en auxiliar y proteger a los ciudadanos para no defraudarlos y la Administración debe poner los mecanismos para equiparnos correctamente, protegernos y darnos seguridad.
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