El personaje de Herminia en la serie ‘Cuéntame’ ha otorgado a la actriz María Galiana la imagen de abuela enternecedora y más bien sosegada. Pero a sus 85 años, la sevillana no para. Encadena cada rodaje de una nueva temporada con sus giras por los escenarios del país. Aunque empezó a actuar de forma profesional cuando estaba a punto de jubilarse, se inició en el teatro cuando cursaba su licenciatura en Filosofía y Letras, con especialidad en Historia. Su “verdadera afición”, confiesa sin embargo, es el cine. María Galiana vuelve a Ceuta —que conoce “un poquito” porque ha venido varias veces para actuar— para el estreno de ‘Mi Miquiño del alma’, un recital junto al barítono Luis Santana centrado en Emilia Pardo Bazán. Galiana pondrá voz a las cartas que la escritora gallega dirigía a Benito Pérez Galdós durante su relación amorosa. Primero, revela la actriz, las misivas son “correctas, lejanas” y de “admiración” hacia el novelista. Pero luego se fueron “entonando”. Esta tarde, a las 19.30 horas, los ceutíes podrán escuchar lo que María Galiana califica como “un verdadero concierto”, con temas de compositores coetáneos a Pardo Bazán en el Teatro del Revellín.
—¿Cómo se siente respecto al estreno de este recital?
—[Ríe] Un poco de miedo siempre da porque no se sabe cómo va a ser recibido. No se sabe si vamos a acertar o no. En general para mí el público de Ceuta siempre ha sido estupendo. Pero también es verdad que vamos a probar a ver cómo resulta esto. Yo tengo confianza sobre todo en Luis Santana, un barítono maravilloso que ha elegido un repertorio precioso, con Manuel de Falla, Isaac Albéniz... Y en Víctor Carbajo, que es un pianista excelente y también compositor.
—Entre los temas seleccionados hay dos de compositoras.
—Sí, yo no las conozco porque tampoco mi conocimiento musical es tan amplio, pero si Luis las ha seleccionado es porque son de primera categoría.
—Para usted, ¿cómo cambia la interpretación al tener que actuar junto a un barítono en vez de con otro actor?
—Es muy fácil. Mi intervención es una lectura que procuro que sea lo más sincera posible. Algunas cartas pueden ser muy simples. Y cuando yo termino, Luis canta y yo me retiro a un segundo plano. Generalmente, en el escenario. Me pongo allí detrás y me siento tranquilita en una sillita. A veces hago una pequeña introducción a la canción que se va a cantar a continuación.
"Mujeres que escriben siempre ha habido; no siempre se les ha dado la publicidad que necesitaban"
—Emilia Pardo Bazán fue una mujer adelantada a su tiempo. ¿Le ha resultado sencillo identificarse con ella?
—Totalmente. Gracias a Dios, por mis circunstancias he sido estudiante siempre, hice mi carrera en los años cincuenta, cuando realmente no era tan extendido que las mujeres estudiáramos… No quiero arrogarme el título de adelantada a mi tiempo, pero la Pardo Bazán sí lo era, entonces me identifico plenísimamente con ella. Era una mujer a la que le gustaba muchísimo viajar, a la que no se le ponía nada por delante. Se dedicó no solo a escribir, sino a publicar, cosa extraordinaria para la época. Porque mujeres que escriben siempre ha habido, pero no siempre se les ha dado la publicidad que han necesitado.
—¿Cómo era la Emilia enamorada?
—[Ríe] Muy apasionada y un poquito absorbente. No era una mujer guapa y tenía que valerse de otros encantos, en este caso caracteriológicos o literarios o de simpatía personal; otro tipo de atractivos. Se valía de otros medios, casi siempre intelectuales.
—Usted sabe bien del amor, porque vivió uno de los de para toda la vida. ¿Ya no se estila tanto como antes?
—Yo fui educada en la fidelidad, y nunca tuve tentaciones. Para mí las cosas se rodaron así. He tenido seis hijos, he sido madre de familia durante 40 años, bueno 38 años porque me cogí dos de excedencia, y nunca me ha ido mal en el tipo de vida que he adoptado. A lo mejor hay otro tipo de personas que no se sienten satisfechas así.
—La propia Emilia tuvo amantes aparte de estar con Pérez Galdós
—Emilia fue una persona muy libre, me parece a mí, en todos los sentidos. Y es que Pérez Galdós también, fueron dos personajes completamente libres que se encontraron y dieron rienda suelta a su amor. Por puro carácter. El enamoramiento viene y se va, es decir, en un momento determinado vivieron un romance. Ellos no se juraron nunca fidelidad, no creo, vamos. Pérez Galdós por lo visto era bastante mujeriego, pero no vayamos a entrar en otros cotilleos.
—Debutó con ‘Madre in Japan’ en 1985. ¿Fue su primera toma de contacto con la interpretación o tenía alguna noción?
—Yo había sido actriz en el Teatro Español Universitario, en mi época de estudiante. Hice varias obras de teatro. Era entonces a lo que en cada universidad se podía acceder para hacer algo de interpretación. Otros se quedaron como profesionales, cosa que yo no hice porque me gustaba muchísimo la docencia.
—¿Por qué se licenció en Historia?
—Entre otras cosas porque en Sevilla en esa época no había otra especialidad en Filosofía y Letras, tenías que irte fuera y económicamente era bastante duro. Me hubiera gustado también estudiar Literatura, pero no había.
"Acepto mi edad, acepto mis posibilidades y no lo he pasado mal durante la pandemia"
—¿Hay algún tipo de papel o género que le gustaría hacer?
—Me queda todo pendiente. ¡Con la edad que tengo! [Ríe] Yo no he hecho nada prácticamente. Empecé muy mayor y ¿a qué voy a aspirar con la edad que tengo? ¡Soy una vieja viejísima y punto! Como mucho algún personaje de época, una vieja reina o alguna brujita o un personaje marginal, pero ya mi trayectoria está totalmente acabada en el cine. Gracias a Dios, el teatro sí me permite seguir haciendo papeles porque siempre hay personajes de bastante edad.
—Con ‘Cuéntame’ ha rodado 21 temporadas. ¿No ha tenido nunca la tentación de dejar la serie y empezar otro proyecto?
—No, no he tenido oportunidad y tampoco me han ofrecido ninguno. No creo que lo dejara porque yo estoy muy feliz haciendo ‘Cuéntame’. Me encanta.
—¿Se ha sentido alguna vez encasillada en el papel de Herminia?
—Si yo no hiciera de Herminia no sería conocida, esa es la verdad. ¿Para qué lo voy a negar? Al contrario, yo encantada. Y nunca se me ocurriría dejarla. Tendría que ser una cosa extrañísima y rarísima de buenas posibilidades para que me dedicara a otra cosa.
—¿Cómo ha vivido este último año de pandemia?
—Lo he pasado bien porque el 11 de marzo suspendieron y cerraron los teatros y me vine a Sevilla. Tengo una casa muy agradable; tiene patio y está muy bien para vivir y para recluirse, es una especie de convento pequeñito. Luego en julio me fui a la playa y pasé el verano. En agosto me llamaron del Festival de Mérida, hice ‘Penélope’ con Belén Rueda y en septiembre volví a hacer la serie [Cuéntame’].
—¿Ha pasado miedo?
—No, nunca he tenido miedo. Y fíjate que soy mayor ya. No me he podido vacunar todavía a pesar de que me llamaron porque no podía suspender las funciones para volver a Sevilla; ahora lo haré cuando tenga más tiempo. Acepto mi edad, acepto mis posibilidades y la verdad es que no lo he pasado mal. No tengo mucha relación tampoco social en el sentido de reuniones con mucha gente o de salir a bares y restaurantes. Soy muy independiente. Tengo alguna reunión con dos o tres amigas para tomar un café una terraza. Me he expuesto lo mínimo.
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