Ceuta cuenta con 121 licencias de
taxis. Desde la llegada del
coronavirus se alternan en la calle. Los pares un día y los impares otros. Quizás no lleguen ni a la mitad de la flota en realidad. Algunos compañeros desisten porque no interesa, no les sale rentable. Las muchas horas aparcados en las paradas esperando y casi sin avisos resumen el panorama habitual de los taxistas ceutíes desde que empezó el confinamiento. Son un gremio muy afectado por esta crisis sanitaria. No saben cuál será su futuro, pero sí saben que el presente es el de ayudar a los ceutíes a salir adelante.
Usuarios con movilidad reducida que van al médico, la farmacia y el supermercado o trabajadores de los servicios esenciales sin coche propio son la mayoría de los clientes que suelen subirse a sus vehículos estos días. Dejan un goteo mínimo que apenas genera ingresos en el sector. Son muy pocos.
Como mucho facturan unos 25 o 30 euros en cada jornada de trabajo y como salen cada 48 horas es muy poca la recaudación diaria. Mohamed Ahmed lleva 35 años con su licencia de taxi y cuenta que en estos dos meses los ingresos de un taxista rondan una media de 800 euros brutos al mes. Han perdido en torno a un 80 por ciento de la recaudación mensual. “Estando cerrados ganamos dinero, pero sobre todo ganamos en salud”, ha explicado a FaroTV. Hassan Mohamed lleva 13 años como taxista, pero ahora son muy pocas las carreras al día que hace y muchas las horas de parada. “Como mucho puedo hacer unas 12 o 13 carreras, no más. Por la mañana hacemos un poquito más, pero por la cosa está flojísimo”, ha señalado.
Este confinamiento lo han vivido con mucha preocupación e incertidumbre. “Estamos expuestos aquí a muchas cosas. Cualquier compañero puede cogerlo. Incluso, hay compañeros que lo han padecido. Tenemos muchos riesgos diariamente. Esperemos que se mejoren las cosas”, ha destacado. No obstante, confían en que a partir hoy con la entrada en la fase 1 y la vuelta al trabajo de algunos sectores productivos los ciudadanos se animen a utilizar el taxi. Desde este lunes ya pueden llevar 3 pasajeros, algo muy importante porque así varios miembros de una misma familia pueden coger un taxi. Recuerdan que los desplazamientos los hacen siguiendo todas las medidas de seguridad. En las paradas permanecen dentro de los vehículos. La Policía les mandó una circular advirtiéndoles de que no podían reunirse en la calle. Y siempre que un cliente se baja se desinfectan asientos y cinturón de seguridad. Algunos han instalado mamparas que aíslan al cliente del conductor, van provistos de gel hidroalcohólico, además de llevar guantes y mascarillas. Inma Parrado ha sido una de las que hoy se ha animado a coger el taxi, aunque durante el confinamiento también ha hecho uso de este servicio para ir a hacer la compra porque confía en que es seguro y no siente que “pueda coger el virus por ir en el taxi”.
A pesar de todas la protecciones, los operadores trabajan entre un desplome de actividad nunca visto. No solo se ha reducido el número de viajeros, también lo ha hecho el tiempo de ocupación media de los desplazamientos por la ciudad. Ahora abundan las carreras cortas que se solventan en pocos minutos.
José Luis Martín empezó con solo 20 años como taxista y ahora tiene 36. Cree que hasta que no se vuelva a la normalidad real no recuperarán los casi 1.500 euros que están dejando de facturar al mes pues el 80 por ciento de los servicios que hacían antes de la pandemia eran carreras desde o a la frontera, al Puerto y los trayectos de padres con sus hijos a los colegios. Hasta que todo eso no se restablezca la normalidad para este sector no llegará.
Seguirán al volante de sus vehículos con la esperanza de que la situación mejore, pero piden ayudas y que se pongan en la piel de unos trabajadores que son, más que nunca, un servicio esencial. *En la versión inicial del reportaje se hizo una mala interpretación de las declaraciones hechas por el taxista Usama Lahsen de 23 años en cuanto a la recaudación del taxi.