Un hombre acusado de aprovechar su trabajo como taxista ilegal en Ceuta para realizar tareas de adoctrinamiento y captación de posibles adeptos para la yihad ha reconocido hoy en el juicio que enseñaba a sus clientes vídeos y audios de corte yihadista, que consumía "por curiosidad", y ha asegurado que está "muy arrepentido por todo".
Así se ha manifestado Ahmed Hossain Mohamed, para quien la Fiscalía pide 4 años y medio de prisión y 5 de libertad vigilada -habiéndole aplicado la atenuante de confesión tardía- por un delito de captación y adoctrinamiento terrorista, en el juicio contra él que se ha celebrado hoy en la Audiencia Nacional.
Según el Ministerio Público, el acusado, al menos desde 2013, desarrolló un "perfil salafista de alta radicalidad religiosa", con un elevado consumo de contenidos de propaganda del Estado Islámico, labor en la que influía directamente su amigo "cercano" Illias, también procesado aunque en otra causa.
Mohammed, que fue detenido en 2017, desarrollaba su tarea de captación en el barrio de El Príncipe de Ceuta, donde hay "una fuerte cantera de radicales salafistas".
Su esposa está condenada desde hace varios meses por un delito de integración en organización terrorista
El acusado, cuya esposa está condenada desde hace varios meses por un delito de integración en organización terrorista, quería ser una referencia del salafismo en Ceuta para continuar con sus labores de captación, adoctrinamiento y distribución de archivos de corte yihadista, sostiene la Fiscalía, para lo que se ayudaba de "la aparente impunidad" del vehículo que utilizaba.
De acuerdo con el Ministerio público, constituía una pieza esencial en el aparato de captación y adoctrinamiento del Daesh y formaba parte de una red salafista-yihadista establecida en el barrio ceutí de El Príncipe que ya había sido desarticulada de forma parcial con la detención de cuatro de sus integrantes más destacados.
Durante su interrogatorio en el juicio, el acusado ha reconocido que consumía vídeos y audios de corte yihadista, difundidos por una de las productoras de propaganda centrales del Daesh, aunque ha dicho que lo hacía "por curiosidad" y porque le gustaba su música.
Ha reconocido también que, además de ver y escuchar este contenido, lo difundía a conocidos y a clientes de su taxi y les explicaba cómo consumirlo sin descargarlo para evitar ser detectados por la policía.
A todo este contenido el acusado tenía acceso, entre otras vías, a través de un chat de 25 usuarios que llevaba por nombre la traducción al árabe de "Estado Islámico" y por el que se pasaron unos 2.000 vídeos y audios de corte yihadista en menos de un mes.
Mohammed, que está en prisión preventiva, ha asegurado que a él se han dirigido varias veces con las palabras: "me han dicho que eres del Daesh", y ha admitido que en sus redes sociales ha tenido como fotografías de perfil símbolos o imágenes vinculadas con la organización terrorista.
De acuerdo con las profesionales de inteligencia que han elaborado el informe pericial del caso, el acusado era "un reclutador con gran conocimiento de la propaganda de Daesh", que difundía "a través de la selección de los destinatarios y modulación del mensaje".
Por todo esto, la Fiscalía pedía en un principio 9 años de cárcel y 10 de libertad vigilada, pero tras aplicarle la atenuante de confesión tardía ha rebajado la pena a cuatro años y medio de prisión, cinco de libertad vigilada y diez de inhabilitación absoluta.
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