La Sexta dedicó un espacio privilegiado a la emisión de un reportaje sobre las porteadoras en el programa ‘El Intermedio’. Gonzo consiguió testimonios de muchas mujeres que pudieron explicar a cámara por qué hacen lo que hacen, en qué situación viven como eslabones de un comercio al que todos se empeñan en disfrazar de bonito. Lo han llamado desde atípico hasta peculiar, por no tildarlo de soporte de una semiesclavitud.
A Gonzo, a quien no conozco y con quien ni siquiera he intercambiado una palabra, se le ha criticado por no haber entrevistado a autoridades. Se le ha acusado de ofrecer la mala imagen de Ceuta. Que este tipo de valoraciones se efectúen en pleno 2018 es preocupante.
¿Cuántos espacios tiene la clase política para opinar?, ¿cuántas veces salen hablando sobre lo que hacen o dejan de hacer?... En cambio, ¿cuántos espacios tienen las mujeres porteadoras para explicar su punto de vista? Creo que la balanza se descompensa claramente hacia un lado y menos hacia el otro. Gonzo ha dado voz a las invisibles y a las personas que, desde el ámbito social, luchan para intentar dignificarlas.
“¿Cuántos espacios tienen las mujeres porteadoras para dar su visión y cuántos los políticos?”
¿A estas alturas nos escandalizamos por lo que sucede en Ceuta? Es de necios no saber lo que pasa en nuestra ciudad, como de torpes atacar al mensajero o etiquetar a La Sexta como enemigos ¿de qué y de quién? ¿Es que tiene algo de malo el reportaje que se ha emitido?
Flaco favor hacemos a nuestra propia ciudad y a nuestras conciencias si nos enojamos porque sencillamente se dé espacio a quienes también tienen derechos, aunque queden reducidas a meras estadísticas.
Decir que Gonzo tiene una “cruzada” contra no sé quién, atacar la esencia de un reportaje hecho a pie de calle puede molestar a quien quiera seguir engañándose con un panorama que es irreal.
Bastante poco ha salido en el programa para lo que sucede a pie de frontera, para lo que muchos estamos hartos de ver e incluso de sufrir. Antes de quejarnos y de pedir que quemen a uno u otro en la hoguera, deberíamos preocuparnos por ver qué se está haciendo mal, ver qué se está permitiendo desde hace años, por ver hasta que punto hemos convertido algo monstruoso en permitido porque así no se molesta a las vacas sagradas que se lucran de toda esta actividad y que maltratan a las féminas ante las miradas de todos. Eso sí que debería preocuparnos.