El 27 de febrero de 2017 se inauguró el paso de mercancías
Tarajal II. Un paso que iba a suponer el alivio de una
frontera marcada por las avalanchas y el punto y final a un puente, el del Biutz, que fue testigo de múltiples tropelías y por el que podía pasar todo tipo de enseres sin control alguno. En inspecciones aleatorias llevadas a cabo por la
Guardia Civil, se llegó a encontrar dentro de esos bultos que las mujeres y los hombres cargaban a sus espaldas armas despiezadas o incluso placas de aparatos médicos robados en el Hospital Universitario.
El que fuera delegado del Gobierno en Ceuta, Francisco Antonio González, fue el artífice de un paso que ha durado escasos dos años y que lleva prácticamente tres meses cerrado, sin visos de volver a servir para lo que nació. Marruecos no quiere saber nada de la reactivación del porteo. Para el Gobierno de la Nación, competente en la resolución de un conflicto que supera ampliamente la mediación local, lo que ocurra en Ceuta es la menor de sus preocupaciones. El 9 de octubre de 2019 pasará a la historia como la fecha del peor fallo burocrático en el que incurrieron las autoridades locales al ser las que ordenaron el cierre de este paso, ante la negativa de los aduaneros marroquíes a aceptar determinadas mercancías como las almendras. Aquel ataque de masculinidad en forma de orden de cierre ha tenido estas consecuencias: nunca más ha vuelto a abrirse y ni siquiera las autoridades del vecino país tienen interés en despachar con España esta problemática enquistada.
Delegación del Gobierno llegó a considerar la construcción y apertura de este paso como uno de los grandes logros en la gestión entre fronteras. Era la aspiración pretendida para evitar la situación de caos. Tardó en inaugurarse y su cierre ha pasado de temporal a indefinido. En medio de ese tránsito ha habido excusas de ‘todos los colores’, desde que había que garantizar la seguridad de los porteadores tras las muertes de dos personas prácticamente de forma consecutiva hasta que Marruecos había pedido más tiempo para hacer actuaciones en su lado. Ninguna ha sido válida confirmándose la ausencia de cualquier tipo de comercio en torno a una infraestructura convertida ya en fantasma.
Seis muertes, varios paros y muchos recelos
Desde la apertura de este paso de mercancías las desgracias cebadas en los porteadores no han cesado. A los heridos -incuantificables- se suman las muertes de hombres y mujeres que fallecieron en el lado marroquí, bien justo a la hora de acceder a Ceuta o mientras esperaban en el lado marroquí el momento de cruzar. Los propios marroquíes siempre denunciaron la ‘dictadura’ del tique como causante de esa continua presión en el espacio previo a cruzar al paso de mercancías. Aquí, en Ceuta, los meses transcurrieron con varios cierres motivados por los problemas registrados en materia de seguridad, que llevó a tener que hacer obras y a reorganizar las naves imponiendo seguridad privada. Esos dos años de paso han estado siempre marcados por los recelos a ambos lados de la frontera.