Muy contentos andaban ayer tanto en Delegación del Gobierno como en la Ciudad Autónoma porque se había logrado descongestionar la N-352 que había estado colapsada durante las jornadas del lunes y del martes. Y todo ello, por la puesta en marcha de la medida de permitir únicamente hasta las 11 de la mañana la entrada de automóviles conocidos como vehículos patera. Y los que pudieron acceder a nuestra ciudad hasta esa hora, algunos fueron saliendo y los demás fueron concentrados en la explanada de Juan XXIII, e iban saliendo a medida que se permita desde el otro lado de la frontera, pero, en ningún momento, hubo atasco en la Carretera Nueva. Está muy claro que si no hay vehículos patera no se producen atascos, pero al final, quienes se resienten con medidas de estas características es el comercio de Ceuta. Quienes se concentraron hace unos días, aprovechando la visita del ministro de Justicia, ya lo advirtieron: no queda mucho tiempo y las consecuencias se verán muy pronto, con despidos y cierres. También se tendría que mirar hasta que punto legal es restringir la entrada a un país, cumpliendo a la perfección la excepción del Tratado de Schengen, cuando la única explicación es que Ceuta no puede asumir todo ese número ingente de automóviles. Por supuesto, es una fórmula perfectamente aplicable, pero que también tiene otras repercusiones posteriores: nos cargamos la ciudad.