Son las tres de la madrugada y ando insomne por el calor, la cigarra que canta como si fueran las tres de la tarde y “el vino que tiene Asunción que ni es blanco ni tinto ni tiene color” (que cantan mis vecinos a toda pastilla). Morfeo no ha sido vencido y eso que le he dado melatonina, tila de Madagascar y una infusión de hierbas que duerme a un muerto en la noche de la Santa Compaña, sigo con ojos de búho renunciando a la posibilidad de quedarme frito.
Pienso en el próximo CAÑONAZO y ojeo las noticias de los últimos días con la intención de buscar temas de actualidad: el hijo de Juan Vivas, alcalde presidente de Ceuta, sacó la mayor nota en el examen escrito para lograr un puesto de administrativo en la Autoridad Portuaria de la Ciudad Autónoma. El presidente del Tribunal Elector es el vicesecretario de Estudios y Programas del PP de Ceuta. 31 inmigrantes registrados en los últimos 15 días.
Se manifiestan los canes en el parque de perros para que sus dueños puedan orinar en los WC que llevan estropeados cuatro meses; amenazan con una meada colectiva en las puertas del consistorio. Pulgas en la marina... Es lo de siempre.
Pero leo algo que me ha recordado a mi época de estudiante y de docente hace ya unos 15 años: los premios naranja y limón que daban los alumnos a los sufridos profesores en un acto de “venganza y agradecimiento” dicho sea de paso, la venganza estaba tratada con simpatía y guasa por parte de docentes y discentes.
“Tadeo Marcaccini, alumno de segundo de Bachillerato del IES Baltasar Porcel de Andratx (Mallorca), ha denunciado a la directora de su instituto después de la negativa de esta para que tanto el joven como su familia pudiesen acudir a su propia ceremonia de graduación”.
Me levanté de la cama en un respingo y me empapé en una ducha fría para preparar la munición diaria.
Aclarar antes que fue elegido por sus compañeros para pronunciar el discurso de graduación.
Busqué un titular: TADEO EL MAGNÁNIMO.
Tadeo significa hombre de pecho robusto y bondadoso. La palabra magnánimo es definida como persona generosa generoso, noble, altruista, desinteresado, benévolo, bondadoso.
¿Eligieron bien los compañeros de Tadeo? Todo apunta que la elección fue inmejorable y que llevaría el aplauso de todos los graduados.
Tadeo escondía una intención maliciosa descubierta por la directora, a saber, denunciar insultos, humillaciones e incluso agresiones físicas por parte del personal docente hacia los alumnos a lo largo de los años. El discurso acababa de la siguiente manera: “Me gustaría felicitaros compañeros, felicitaros de verdad por haber podido graduarse y soportar a este tipo de personas”.
Tras llegar la noticia a oídos de la directora, esta se presentó en el ensayo de la graduación ese mismo día para decir que la graduación quedaría suspendida.
Tadeo Marcaccini, declaró la directora, quería hacer un discurso incendiario “y que ni yo ni mi familia podíamos ir al acto, y que si íbamos se suspendería”.
El joven contó con miles de apoyos en las redes sociales e incluso, dos profesores del claustro.
El pobre de Tadeo pensarán.
Yo hablo en nombre de los profesores que sufrimos a tantos Tadeos, Tadeos que sí nos insultan, nos humillan, se muestran violentos, inquisitivos, amenazantes; alumno disruptivos que hacen de nuestro trabajo un infierno.
¿No denunciaron los padres en 6 años a los profesores? ¿Se callaron los delegados durante 6 años? ¿Qué profesores los insultaban, se burlaban de ellos dejándolos en ridículo año tras año?
¿Dónde estaba Tadeo y sus compinches?
Ya decidí dejar de ir a estos actos pero sé y es vox populi que en mi centro se ha aprovechado este acto los dos últimos años para “pasarse tres pueblos con algunos profesores indefensos que luego tenían que poner bandas”.
Me voy a convertir en el Tadeo de mis compañeros y, si alguna vez me dejan dar el discurso, hablaré de futuro, de la institución, de los docentes que se dejan la piel, de las energías gastadas, del ánimo, de la grandeza de la educación pública.
Si alguno de mis compañeros fuéramos Tadeo estaríamos expedientados, denunciados, apartados de las aulas e incluso en los tribunales de justicia. “Gaudeamus igitur, viva la academia, vivan profesores”.