Superados los 200 inmigrantes en julio tras entrar otros nueve

{jaimage crop="TL" /}Agentes de la Guardia Civil rescataron en la mañana de ayer una nueva balsa ocupada, esta vez, por nueve inmigrantes subsaharianos. Fueron localizados en el punto más permeable de la ciudad por excelencia: el Tarajal; y pasadas las ocho de la mañana fueron trasladados al puerto deportivo. Allí la Benemérita cumplió con el protocolo al que ya están más que acostumbrados: entrega de mantas, distribución de agua, requisar la balsa y llamada a la Policía Nacional. Con esta entrada se rompe la barrera de las 200 entradas en poco más de quince días. Un ecuador, el que supera julio, en el que se ha batido el récord de todo el pasado junio y además de cualquier mes del verano pasado. Llegada
La llegada de este nuevo grupo, formado íntegramente por varones y todos ellos en buen estado de salud, se produce en un momento en que la inmigración avanza salpicada por enfrentamientos políticos.
Con la petición popular de forzar al Gobierno de la Nación a explicar qué actuaciones está llevando a cabo en las dos ciudades hermanas, siguen produciéndose entradas irregulares.
De igual manera se suceden las salidas a CIEs de aquellos subsaharianos que son identificados por las comisiones diplomáticas en los CETI. De esta manera se integra una cadena con la que se va superando un repunte migratorio que se adapta, perfectamente, a la situación convulsa registrada en los últimos meses en el norte de África.
Un dato clave en toda esta historia: ya hay subsaharianos, de los que han llegado en las últimas balsas, que manifiestan venir de Libia, foco de conflicto en el que el dictador Gadafi está explotando a la población subsahariana como moneda de cambio y presión internacional.
Las barcazas cargadas de inmigrantes que llegan a zonas como Lampedusa obedecen a este tipo de revueltas. La población subsahariana no es ajena e intenta abandonar los focos de convulsión. Montes cercanos
Más cerca de Ceuta, en los montes de Castillejos y Beliones, las poblaciones de subsaharianos se van reponiendo. Vienen de Tánger y Tetuán y van repoblando unos campamenos en los que casi a diario se producen bajas.
Ceuta y Melilla son receptoras de esta situación mientras hoy se espera la reunión del director general de la Policía Nacional y Guardia Civil con altos cargos de Rabat para abordar, sobre todo, la presión marítima. Una zona en la que Marruecos no está haciendo lo que debiera. España no ha querido abordar el tema a nivel de ministros Lo que si está claro es que el Gobierno español no ha querido que estos contactos entre ambos ejecutivos para analizar el problema de la entrada de inmigrantes subsaharianos a las dos ciudades se abordara a nivel de ministros. De ahí que Arturo Avello, director general de relaciones internacionales en el Ministerio de Interior, estuvo esta semana en Rabat y se entrevistó con Khalid Zerouali, responsable de inmigración y control fronterizo, según indican fuentes conocedoras de su gestión. Y ahora le toca el turno al director general de la Policía y de la Guardia Civil, Javier Velázquez.
Se desconoce si era un viaje programado, pero lo cierto es que hoy no tendrá más remedio que poner encima de la mesa la citada situación.
Hasta ahora, se ha conocido que la explicación ofrecida por las autoridades marroquíes ha sido que debieron desplazar la vigilancia que normalmente tienen en sus costas a otros lugares, como consecuencia de la celebración del referendum para la nueva Constitución que tuvo lugar hace catorce días en el país vecino. El problema de los menores que no lo son en Cataluña Ya dábamos cuenta de la instrucción dada por la Fiscalía de Cataluña donde advertía que muchos centros de menores estaban siendo ocupados por subsaharianos que afirmaban ser menores y no lo eran.
La instrucción advierte de que muchos países tienen registros civiles de dudosa fiabilidad y emiten pasaportes a partir de la mera manifestación sobre datos personales, mientras en otros, como Costa de Marfil, Ghana o Togo, no se inscribe a los niños con un nombre hasta transcurridos varios años, en los que se reflexiona largamente para decidir el que más le conviene.
En los países con los que España no tiene convenios de acuerdo, la instrucción establece que hay que atenerse a los criterios médicos para determinar la edad en los casos dudosos. En esas situaciones, la circular de la Fiscalía obliga a abrir un expediente de protección y a citar al menor para practicarle las pruebas radiológicas correspondientes, incluida la ortopantomográfica o radiografía de la dentadura. El menor deber ser informado, en caso necesario mediante intérprete, del proceso y de sus consecuencias pero será considerado mayor de edad si se niega a someterse a las radiografías.
y a ser examinado por el forense, siempre que su aspecto sea el de un adulto, que el fiscal no aprecie que se trata de un menor "contumaz o temeroso" y que no haya otros datos en su expediente que apunten a lo contrario.