Pasaban las 4.00 horas cuando llegaban las primeras alertas a los componentes de la Guardia Civil. Marruecos informaba de la generación de pequeños grupos en el monte fronterizo más próximo a Berrocal, que sumaban algo más de 400 personas. Horas después, en torno a las 6.00, se producía el acercamiento hacia el vallado. Un movimiento que, a diferencia de los registrados hasta la fecha, venía marcado por la mayor fuerza del grupo. Conseguían, de hecho, lo que no habían logrado en los últimos meses: tocar la valla.
Los GRS de la Benemérita e integrantes de la Compañía de Seguridad se habían desplegado por toda la zona de Berrocal, haciendo imposible el salto por este punto. Una zona impermeabilizada desde que la pasada Nochebuena decenas de subsaharianos consiguieron encaramarse siendo protagonistas de uno de los rechazos más dramáticos.
Comprobado el blindaje, el grupo empezó la carrera hacia la ITV, dispersándose en varios más pequeños perseguidos por las fuerzas marroquíes a pie, con perros y a caballo.
Un grupo de unas 150 personas quedó retenido frente al puesto de inspección de vehículos. De ellas seis varones emprendieron la huida tras trepar por la valla y bajar a la carrera los dos muros de más de seis metros rodeados de concertinas y serpenteados de alambradas. Todos huyeron hacia el Príncipe, dejando en el camino zapatos, cazadoras, gorras... Solo uno de ellos quedó tendido en el espacio entre vallas al lesionarse en uno de los pies y cortarse las manos.
Los demás compañeros quedaban en el lado marroquí, agotados, algunos heridos y todos contenidos por las fuerzas auxiliares del vecino país. Algunos lograron llegar casi hasta la zona del Biutz, en donde fueron retenidos antes de que pudieran cruzar por las dos vallas. El despliegue de efectivos a uno y otro lado de la frontera fue cuantioso.
Mientras los GRS y las patrullas de la Compañía rastreaban toda la zona del Príncipe en busca de los inmigrantes que, heridos, habían escapado a la carrera, a pie de valla otros compañeros quedaban con el subsahariano herido. Eran las 6.30 horas y se daba aviso a la Cruz Roja para que activara a sus distintas unidades al objeto de comprobar el estado del herido y de los que pudieran estar dispersos por la ciudad.
Varias ambulancias llegaban sobre las 7.00 a la valla. Los sanitarios que las ocupaban eran los encargados de valorar al joven tendido entre vallas, procediendo a retirarlo del lugar encamillado.
La misma operación llevaban a cabo otros sanitarios de la Media Luna Roja en el lado marroquí, llevándose en ambulancias a los jóvenes que habían quedado tendidos en su terreno con fracturas, cortes y contusiones de gravedad.
Directo al CETI fue trasladado este joven, mientras otras ambulancias iban atendiendo a los seis subsaharianos más encontrados en la calle con heridas. De los seis en total, tres tuvieron que ser evacuados al Hospital Universitario al presentar cortes de mayor gravedad. De ellos finalmente dos quedaron ingresados ya que, tal y como informó Ingesa, habían sufrido cortes de vasos y requerían de una intervención quirúrgica.
Son las víctimas de las alambradas, los que terminan con su piel destrozada por las concertinas, en un espacio en el que ha habido compatriotas que han perdido incluso la vida. Los dos ingresados permanecerán en el HUCE hasta que se restablezcan de la operación y se les pueda dar el alta médica sin complicaciones.
En torno a las 8.00 horas, la situación en Ceuta estaba controlada mientras en Marruecos los agentes seguían trasladando en furgones y ambulancias a los inmigrantes, según fuera el caso.
Es allí donde se apreciaban las imágenes más dramáticas. Con heridos que casi no podían andar y eran ayudados por otros compañeros. Todos con los rostros desencajados, reflejo del fracaso.
Agentes marroquíes y guardias civiles se intercambiaban información a uno y otro lado, a pie de frontera, cruzando entre terrenos para informarse de los pasos dados. Era, el de la pasada madrugada, el intento de acercamiento más numeroso y más próximo visto en muchos meses, por eso esas relaciones a pie de valla eran, ayer de forma más especial, claves.
La propia Benemérita reconoce que este intento de entrada cambia respecto de los demás precisamente por el acercamiento a la valla, punto en donde todos los protagonistas se dispersaron en pequeños grupos para lograr el pase.
Además esta es precisamente la primera incursión que se lleva a cabo justo después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciara en su discurso nada más fructificar la moción de censura a Rajoy, que iba a derogar las devoluciones en caliente y a aprobar cambios en política migratoria.
A pie de frontera se sigue trabajando de la misma manera, aplicando los protocolos en vigor aunque poniendo sobre la mesa que, en este caso, sí que los subsaharianos han podido tocar valla, algo que durante este tiempo era impensable porque todos los grupos fueron interceptados en el monte o en la propia frontera, sin llegar siquiera al Tarajal.
En el lado humanitario queda la atención prestada por el ERIE de Cruz Roja, cuyo personal, de nuevo, se ha tenido que enfrentar a situaciones extremas, con heridos graves porque sufren cortes severos. Ángel Celadero, responsable de los Servicios Preventivos Terrestres del ERIE de Cruz Roja, destacaba en declaraciones a FAROTV cómo se había estabilizado al inmigrante que quedó en el espacio entre vallas al presentar además de traumatismos una herida sangrante en uno de los talones.
Al CETI acudieron otras ambulancias ante la llegada del resto de subsaharianos que habían empezado a llegar por sus medios hasta el centro del Jaral. “Dos tuvimos que trasladarlos al centro sanitario, uno con una herida más importante”. Este fue el que tuvo más complicaciones al ser atendido en quirófano de heridas importantes y traumatismos, junto a otro de los compatriotas.
A pesar de las heridas sufridas, los inmigrantes se mostraban contentos de haber llegado hasta territorio español. “Dentro de las heridas que presentaban estaban contentos, aunque un poco nerviosos por la situación. Habían llegado a las 6.30 horas, de noche... con un tiempo malo en la zona...”, añadió Celadero.
Mientras que los que lograron el pase quedan ingresados en el CETI o en el HUCE a la espera de recibir el alta hospitalaria, peor panorama es el que se le presenta a los compatriotas que quedaron en el vecino país.
Porque su futuro inmediato tras su detención no es otro que la expulsión lejos de Marruecos para evitar que vuelvan a aproximarse en meses hacia la valla.
El vecino país publicita cada gestión en torno a las fronteras como fiel reflejo del papel de gendarme de la Frontera Sur de Europa encomendado. Las oenegés denuncian la cantidad de heridos que se quedan sin asistencia médica, porque solo los más graves son trasladados a los centros sanitarios de referencia.
Este acercamiento al vallado ha sorprendido a muchos porque el blindaje era tal que la población migrante había optado por desviar la mayor de sus salidas por la vía marítima, encontrando así mayor éxito
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