Cuando Marruecos decidió cerrar la frontera con Ceuta y no dar paso a ninguna persona fuera de la nacionalidad que fuera, nadie se podía imaginar que iba a tener una gran repercusión para muchos emigrantes que viven en el país vecino. La vida a veces nos pone en situaciones complicadas y sobre todo cuando la pandemia por el coronavirus está afectando al mundo entero. Las historias de las personas hay que conocerlas y saber que lo que para uno puede parecer normal (estar confinado en casa durante días) para otro es una odisea porque necesitan recursos indispensables para poder vivir. Esto le ocurre a Carlos Constantino Torquemada, un gallego afincado en Rincón (Marruecos). Enfermo crónico necesita medicación para seguir viviendo.
Cada quince días Carlos cruzaba la frontera para conseguir las pastillas en una farmacia de la ciudad. Al ser una persona pensionista y con una paga de 400 euros, muchas de las veces lo dejaba ‘fiado’. Así era su vida, dos veces al mes cruzaba a Ceuta conseguía su medicación y volvía a su domicilio en el país vecino. Hasta ahí algo muy normal ya que la frontera del Tarajal soportaba el paso de miles y miles de personas cada día que cruzaban para distintas labores y volvían a la tarde a sus hogares. Todo cambió cuando Marruecos decidió cerrar.
Ahora Carlos se ve en la tesitura de necesitar las pastillas y no sabe cómo conseguirlas. Hasta el viernes le quedaba medicación pero no sabe si podrá conseguir más. Su madre, desde Galicia, le ha enviado este martes las pastillas por correo urgente, y llegarán el viernes a Tetuán. El problema está en que nadie le asegura que esas pastillas vayan a poder estar y que el pueda salir de casa a recogerlas. Ha llamado al Consulado pero le comentan que la situación está muy complicada y que podría haber un bloqueo y dejarlo sin su medicación. No puede estar sin esas pastillas porque sigue su vida gracias a ellas.
Si las pastillas no están el viernes en Tetuán, tendrá que cruzar la frontera porque tiene la nacionalidad española pero no tiene dinero para poder permanecer en Ceuta y ya no podrá regresar hasta que decidan de nuevo abrir. La situación de agobio y desesperación es evidente en una persona que tiene una enfermedad crónica y que su movilidad es mucho más reducida. Carlos quiere una solución viable, que su medicamento llegue y pueda seguir con su vida ‘normal’.
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