“Sólo nos mueve mejorar la calidad de vida de los enfermos de alzheimer”

Un objetivo esencial: promover las ayudas económicas y asistenciales para mejorar la calidad de vida de los enfermos de alzheimer. Con este pensamiento nació, hace ahora ocho meses, la Fundación Eduardo Gallardo, que intenta aportar su grano de arena para “combatir” a nivel de atención a estas personas.
Al frente del proyecto se encuentra el ceutí Alberto Gallardo Ramírez, quien, sensibilizado por la enfermedad que afectó primero a su madre y ahora a su padre, ha puesto en marcha un engranaje para la creación de un centro de día para cubrir un hueco vacío y poner un escalón más en la lucha contra esta enfermedad.
Hablar de Alberto Gallardo es dejar a un lado las presentaciones ya que se trata de un caballa muy conocido, relacionado con el ámbito de los seguros y que no se esconde para nada a la hora de definirse como un apasionado de su trabajo, al que incluso dedica sábados y domingos. “En mi despacho estoy muy a gusto”, afirma orgulloso.
Este experto en accidentes de tráfico comparte ahora su trabajo con su intención de ayudar a los enfermos de alzheimer, un duro pero apasionante proyecto que espera llevar a buen puerto con la ayuda y la colaboración de todos los ceutíes en general.

–¿Un ceutí de toda la vida?
–Sí, nací en una casa que tenían mis padres en la calle Jáudenes que al mismo tiempo servía de oficina, me crié en la playa de la Ribera, mis amigos de la juventud son de esta zona y pasé una infancia maravilloso con unos padres de clase social media baja.
–¿Qué es lo que recuerdas con más cariño de esa época?
–Recuerdo que mi padre trabajaba muchísimo para que no nos falta de nada, nos dio estudios, una educación y me siento muy orgulloso de mis progenitores.
–¿Por qué asesor de seguros?
–Para continuar la tradición familiar. Estudié en los agustinos y cuando acabé el Bachiller hice el servicio militar en La Legión y luego me incorporé a trabajar con mi padre.
–¿Cómo fueron los inicios?
–Desde el primer día mi padre me puso una mesa a su lado y todo lo que sé lo aprendí de él. La verdad es que estaba haciendo lo que me agradaba y espero que mi hijo también continúe estos mismos pasos.
–¿Cuáles fueron tus primeras inquietudes laborales?
–Mi padre me puso en el departamento de siniestros y, poco a poco, fue aprendiendo los entresijos de esta profesión hasta que en el año 1989  decidí montar mi propio despacho profesional especializado en asesoramiento en accidentes de tráfico.
–¿Recuerdas tu primer caso?
–Sí, defendí a un joven que tuvo un accidente motocicleta que, posteriormente, al cabo de los años, desapareció en el mar cuando practicaba submarinismo. Fue un caso complicado pero con un final satisfactorio para ambas partes.
–¿Haces el papel del ‘poli bueno y el poli malo’?
–Efectivamente, cuando llega cualquier persona a mi despacho le pongo las cosas difíciles para que entiendan que no lo tienen todo ganado y que no hay nada sencillo de conseguir. Esta máxima siempre la he aplicado y me da buenos resultados porque es una batalla extrajudicial complicada al ser infinidad de casos.
–¿Has ganado más casos o has perdido?
–Afortunadamente estoy muy satisfecho de las resoluciones porque si por poner un ejemplo he tratado 4.000 casos puedo decir con orgullo que sólo tres no han tenido unos resultados satisfactorios para el cliente, pero hay que tener en cuenta que las compañías cada vez aprietan más.
–¿Tanto se ha complicado la situación en este terreno?
–Sí, el mundo de los seguros está difícil porque las compañías, como consecuencia de la crisis económicas, cada día ponen más trabas. En mi caso los accidentes más frecuentes están relacionados con latigazos cervicales.
–¿Es verdad que pasas muchas horas en tu despacho?
–Sí, el paso de los años no me han quitado ni un ápice de mi amor por este trabajo, de lo cual me siento orgulloso porque me encanta lo que hago, de ahí que, aunque parezca raro, me gusta trabajar los fines de semana a puerta cerrada.
–Y desde hace unos meses te pones al frente de la Fundación Eduardo Gallardo ¿Cómo nace este proyecto?
–Se crea porque mi madre tuvo esta enfermedad, luego mi padre también y conociendo la misma sé las consecuencias que tiene tanto para los enfermos como para sus familiares, de ahí que pusimos en marcha este proyecto para promover ayudas económicas y asistenciales para mejorar la calidad de vida de los enfermos de alzheimer.
–Lo que hay que dejar claro es que es una fundación sin ánimo de lucro ¿no?
–Sí, yo no pido nada para mí ya que ninguno de los que forman la junta directiva tenemos ningún tipo de sueldo. Sólo queremos conseguir subvenciones para mejorar la atención a estas personas. Pertenecemos a la Asociación Nacional de Fundaciones y ya estamos en contacto con fundaciones de renombre nacional con la cual queremos firmar convenios de colaboración.
–Y uno de los objetivos esenciales se llama centro de día ¿Es complicado este proyecto?
–Muy complicado, afortunadamente nos han concedido un chalet que era propiedad del Ministerio de Defensa pero que necesita de una fuerte inversión económica para su restauración. Está situado en un lugar ideal como es al lado del antiguo hospital de la Cruz Roja y es un chalet con historia ya que es una construcción de mediados del siglo XVIII que entonces era el cuartel del Corralillo.
–¿Reúne las condiciones necesarias?
–Sí, es una parcela que entre jardines y el propio centro tiene unos 550 metros cuadrados y hasta que no esté restaurada no sabremos el número de plazas de las que dispondremos aunque estarán entre treinta y cuarenta.
–¿Cómo tenéis previsto gestionar este centro?
–Con fondos propios, motivo por el cual estamos manteniendo numerosas reuniones con personas interesadas en el proyecto. La intención es que esté funcionando en septiembre o octubre del 2013 y esperamos contar con el apoyo de la Ciudad Autónoma.
–¿Tan necesaria es esta instalación en nuestra ciudad?
–Sí, tratamos de cubrir una carencia asistencial porque en esta ciudad hay entre 700 y 800 personas afectadas por el alzheimer y nosotros pretendemos que exista un escape para los familiares porque en estos casos se dice que hay que cuidar al cuidador al ser personas que requieren una atención durante todo el día. Ceuta necesita este centro porque reúne unas excelentes condiciones con unos jardines donde los enfermos pueden pasear e incluso realizar trabajos de jardinería.
–¿Cuáles son las principales urgencias para la Fundación Eduardo Gallardo?
–Necesitamos de la ayuda del público mediante la figura del miembro-colaborador para que las personas interesadas aporten entre tres y cinco euros mensuales. Ya hemos empezado la captación de estos socios y estamos teniendo  muy buena aceptación, a pesar de las dificultades económicas.
–¿En qué medida están colaborando las empresas?
–Por ahora estamos teniendo mucha ayuda de los empresarios que hemos visitado, a los cuáles les hemos pedido que compren ellos mismos los materiales de construcción para que vean nuestra intención. El proyecto es costoso ya que la reforma costará entre 150.000 y 180.000 euros, sin contar con la dotación. Son tiempos difíciles pero con un grano de arena de cada uno nos ayudarán a sacar adelante esta iniciativa.
–¿Por qué pedirías la implicación de todos?
–Porque nadie estamos libres de que en cualquier momento necesitemos esta ayuda para cualquier familiar. De hecho, ya muchas personas nos están llamando para interesarse aunque sólo estamos en la primera fase del proyecto, por lo que tenemos asumido que se dispararán las peticiones de entrada en el centro de día.
–¿Es un camino difícil?
–La fundación agradece enormemente el apoyo y la confianza que hemos recibido por parte del Ministerio de Defensa, principalmente en la persona del teniente coronel José González Ávila, que es el gestor del área de Patrimonio de la Subdelegación de Defensa en Ceuta. La cesión de la parcela demuestra que el Ejército está sensibilizado con este tipo de ayudas.
–¿Qué mensaje darías a la población en general?
–Sólo puedo decir que los ceutíes están sensibilizados con esta enfermedad ya que eso se aprecia en las puertas que hemos tocado. Esperamos que el Gobierno ceutí piense que va en beneficio de los enfermos, no de la fundación, y que nos ayuden porque todo apoyo será bienvenido.