El perfil del MENA en Ceuta es el de un joven procedente de la zona de Castillejos o Tetuán cuya única meta es la de colarse en algún ferry para cruzar el Estrecho y llegar a la península.
Los informes detallados que realiza el Área de Menores de la Ciudad confirman en sus estadísticas esta situación. Y es que solo el 16,89% de estos menores extranjeros no acompañados reside de forma estable en el albergue de Hadú. Los que lo hacen son en su mayoría subsaharianos, procedentes de Mali, Libia y Congo además de sirios. Su permanencia en el centro es la clave definitoria del colectivo; clave que sin embargo se pierde cuando se trata de marroquíes.
El año 2013, Menores contabilizó hasta 687 ingresos de MENA que se correspondieron con 290 niños. Cuenta que viene a ratificar que buena parte de esos menores ingresa en varias ocasiones en el albergue ya que lo abandonan por su propia cuenta para, ya en el puerto, intentar escapar a la península. A pesar de que vuelvan a ingresar tras ser detectados por la Policía, su meta es salir del centro hasta conseguir marcharse a cualquier lugar de la península.
Son varios los que ya lo han conseguido, dato que viene a constituir un auténtico efecto llamada para los marroquíes. Si unos compañeros lo han logrado, el resto estima que también lo conseguirá.
El 57,6% de los MENA procede de la cercana Castillejos, mientras que poco más del 20% lo hace de Tetuán y un 15,9 por ciento tiene su origen en Alhucemas o Rabat. Todos terminan en Ceuta tras conseguir su entrada de una forma relativamente fácil. En ocasiones acompañados de sus propios padres, para los que conseguir que el hijo se quede en España es su auténtica meta, y en otras accediendo a la ciudad en solitario, aprovechando la cantidad de porteadores y trabajadores transfronterizos que a diario se desplazan a la ciudad y el caos que marca el Tarajal.
Los MENA que llegan a la ciudad son en su práctica mayoría varones, solo se han dado casos esporádicos de llegadas de niñas. Algunos no llegan ni a pasar por el albergue de Hadú, sino que acuden directamente a la zona portuaria en donde se concentra gran cantidad de niños. Otros permanecen un tiempo en la ciudad y regresan a su hogar -sobre todo aprovechando fiestas como el final de Ramadán o el Cordero- para después volver a Ceuta.
El albergue de Hadú, como lo fue el centro del Hacho, no es de puertas cerradas. Los menores pueden entrar y salir lo que impide tener un control absoluto de la permanencia de todos ellos en estas instalaciones a la s que la Ciudad busca ya echar el cierre.
Un 30% del presupuesto para los menores
La Ciudad destina anualmente un 30% de su presupuesto en Menores, aproximadamente tres millones de euros, a la atención de los no acompañados. El Estado recibe para los MENA un millón de euros y el resto es el que aporta la institución municipal después de recibir las transferencias estatales en este área. De manera cíclica se sufren repuntes en la entrada de MENA en la ciudad sin que haya una estabilidad que marque y concrete un número fijo.
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