Para atender todas las necesidades de los distintos servicios de orden público en Marruecos, el Gobierno potenciaba las llamadas ‘Mehaznias Armadas’, similar a la Benemérita, pero fuerzas de orden público marroquíes, para cuya reglamentación y modernización se designó una comisión de jefes y oficiales de la Guardia Civil en septiembre de 1934, y al frente de la misma, se designó al comandante de la Benemérita Lisardo Doval Bravo.
Finalizada la terminación de la acción militar de España en el norte de África, mediante el Real Decreto de 21 de noviembre de 1927, se creó la Medalla de la Paz de Marruecos, en cuyo reverso lleva esta inscripción: “España siempre dispuesta a toda Empresa de Civilización Universal, contribuyó a la de Marruecos con la sangre preciada de sus hijos y con el oro de sus arcas. El triunfo de sus armas y la cultura de sus métodos, son los cimientos de esta gran obra de humanidad”.
El Decreto de su creación
El anterior Decreto de 21 de noviembre de 1934, firmado por el presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora y Torres y por el presidente del Consejo de Ministros Alejandro Lerroux García, en la parte dispositiva del mismo, así decía:
“Artículo 1º): para atender los servicios peculiares del Instituto de la Guardia Civil en los territorios de soberanía española y de Ifni, se crea la Comandancia de la Guardia Civil Exenta, que se denominará Comandancia de Marruecos que será mandada por un jefe de categoría de comandante, y cuya plana mayor se localizará en Ceuta”. Este Decreto constaba de cuatro artículos más, en cuanto a retribuciones y solicitudes y desarrollo de dicho Decreto.
La Comandancia Exenta de Marruecos iniciaba su andadura el 21 de mayo de 1935 y una vez que Hacienda autorizó los presupuestos y las cortes promulgan la ley correspondiente, los servicios los cubrían la Compañía de Ceuta, y posteriormente se anunciaba el concurso para la nueva plantilla, cuyos efectivos eran estos: ocho capitanes, 22 tenientes, un subteniente, dos brigadas, cuatro sargentos, 56 cabos y 257 guardias. Para estas vacantes iban a tener preferencia los que tuvieran conocimiento del árabe o dialecto shelja.
La comandancia se organizó en ocho compañías, la 1ª en Sidi Ifni, 2ª en Xauen, 3ª Larache, 4ª en Tetuán, 5ª en Alhucemas, 6ª en Nador, 7ª en Melilla y 8ª en Ceuta. Éstas a su vez se organizaban en 16 líneas, ello según el historiador Francisco Martínez Quesada. Dichas Líneas tenían su cabecera en Sidi Ifni, Tiliuin, Tetuán, Alcazarquivir, Had el Raudi, Zaio, Bad-Tasa, Targuist, Rigaia, Ceuta, Arcila, Telata B, Mohamed y Melilla.
En un exhaustivo y magnífico reportaje como es costumbre, mi buen amigo el comandante de la Guardia Civil, Jesús Francisco Núñez Calvo, en la revista Guardia Civil, narra con todo lujo de detalles que al personal de esta comandancia para sus cometidos les fueron asignados 62 caballos y su armamento eran: pistolas Star de 9 mm de largo para personal europeo y fusil o mosquetón para Infantería o Caballería respectivamente, de 7 mm y 4 fusiles ametralladores. La Compañía de Ifni desde su creación estaba al mando del capitán Miguel Andrés López y los tenientes Luis Canis Matutes, Ángel Merco Cisneros, Luis López Ochoa Motta y el alférez Gabriel Borjas Mesa, y personal moro eran 1 oficial de Infantería, 1 de Caballería, 5 sargentos y 2 de Caballería.
Un teniente de la Benemérita alertó del ataque al territorio
Iniciada su andadura, la 4ª Compañía fue su cabecera en Sidi Ifni, y en principio tenía dos líneas, Aid Aixa y Tiliuin, siendo el comandante Núñez Calvo el que detalla que en su despliegue tenía los puestos de Sidi Ifni, Sidi Uarsak, Sidi Borga, Hachy de Bifurna, Tenin de Ait Izishuir, Ait Talaten, Id Aixa, Tiliuin, Uggu, Sidi Yennun y Arosi Asaka.
Años después, la presencia de la Guardia Civil quedaría en un puesto en Tabelcut, frontera con Marruecos, con el cabo 1º Juan Rubio Martos y un guardia. En Sidi Ifni el puesto contaba con varios números dependiendo de la línea de Las Palmas al mando de un teniente, que se desplazaba con regularidad a Sidi Ifni.
Hace años mantuve una entrevista con el fallecido comandante de la Benemérita, Celestino Guillén Martín, el cual siendo teniente y destinado en la Comandancia de Las Palmas, tenía a su cargo la línea de Sidi Ifni. Un magnífico guardia civil como era este comandante, curtido en tres guerras, vio y comprobó con sus propios ojos los informes que recibía, que el territorio de Ifni era un auténtico polvorín y que en cualquier momento podía estallar, lo que el 23 de noviembre de 1957 sucedió. Estos informes el comandante Guillén los había hecho llegar por su conducto a las autoridades competentes.
La Guardia Civil, como siempre en labor callada y sin protagonismos, tuvo un más que importante papel, tal como consta en un documento en mi poder, un radiograma secreto y cifrado con el número 158 del gobernador de Ifni al director general de Marruecos y colonias, que entre otras cosas dice así: “continuación mi cifrado 154 según informes agente consular de España en Agadir, comunica hallarse dicha plaza sargento Guardia Civil, Juan González Ruiz. Al tener conocimiento dicho agente consular, se personó el gobernador marroquí, objeto entrevistarse con el citado sargento, manifestando gobernador marroquí que no desea verle”.
Ignorando los motivos, el hoy capitán de la Guardia Civil, Juan Rubio Martos, estando el cabo 1º en Tabelcut, enviaba informes al Gobierno General de Ifni sobre la situación tensa que se vivía con Marruecos, comprobando que dicha información que se enviaba al Alto Estado Mayor no llegaba tal como la emitía este cabo 1ª, por lo que optó por enviarla a un amigo y compañero que vivía en San Cristóbal de La Laguna (Tenerife) en la barriada Los Molinos de apellido Barriuso, pero la enviaba a nombre de su mujer, y éste la hacía llegar al coronel-jefe del 15º Tercio de Santa Cruz de Tenerife. Con ello se armó un pequeño revuelo, ya que desde Madrid al Gobierno de Ifni les pidieron explicaciones al no coincidir dichos informes.
En 1969 que finalizaba la presencia de España en Ifni, saliendo los últimos guardias civiles tras varias décadas con brillantes servicios en Ifni se retiraban con la satisfacción del deber cumplido. Con anterioridad, en 1957 en Tabelcut había sido hecha prisionera la guarnición. Entre ellos se encontraba el entonces cabo 1º Juan Rubio Martos, su esposa y dos niños pequeños, los cuales serían liberados año y medio después en un acto más que vergonzoso por parte de Marruecos. A pesar de ello la Guardia Civil escribió con letras de oro su primer artículo: “el honor ha de ser su principal divisa, una vez perdido no se recobra jamás”. Ello aún lo explicaba con rotunda claridad un célebre filósofo español: “el honor prohíbe acciones que la ley tolera”, Lucio Anneo Séneca.