Son muchas las noticias que ha generado el martes 4 de marzo, desde el intento de entrada masivo de subsaharianos al juicio de la señora Sineb Mohamed, y es precisamente de este último del que me gustaría opinar, si es posible desde la óptica de la imparcialidad. En un principio no quería entrar en este tema, pero el resultado de determinadas averiguaciones me ha hecho tomar interés en este asunto. Por lo visto determinados medios ya han despellejado a la señora Sineb, sin ni siquiera darle el beneficio de la duda, y eso me ha llevado a la siguiente conclusión: de momento han vendido la piel del oso antes de cazarlo.
A ambos actores en dicho juicio los conozco, tanto al señor Gordillo como la señora Sineb. Esto es un pensamiento que efectuó en voz alta, quiero dejar de manifiesto antes que nada que confío en el curso de la Justicia, y es esta la que se debe de pronunciar, y sentada estas premisas pienso lo siguiente. Poniéndonos en ambos lados, para intentar ser lo más correcto posible, el señor Gordillo manifiesta que hubo sexo consentido, por lo tanto el acto sexual existió, y se da a entender que se consumó, sea de la forma que sea. Manteniéndonos en la línea de la consumación del acto, la primera pregunta sería ¿qué motivó a la señora Sineb a tener esa relación con el señor Gordillo? Obviamente la belleza o el tipazo del imputado en esa causa no, salta a la vista; la diferencia de edad también es notoria. Si a ello añadimos que la señora Sineb es una mujer que reúne todos los estereotipos del que son consideradas las mujeres como bellas, además es una mujer de su casa con dos hijos, y que estuvo trabajando hasta hace bien poco de azafata de una naviera, automáticamente queda descartada la prostitución. Lo dejo bien claro por las féminas sobre todo de ciertas barriadas periféricas que rápidamente sacan el dedo acusador sin importarles lo que pasó, o el drama sufrido por esta mujer, se ceban en ella con sus absurdas criticas.
El señor Gordillo, otrora el dios de Ceuta –lo llamo con ese calificativo porque en su tiempo no había quien le tosiera, y estaba adorado por la secta del Tablig; sí, así como digo, ésta ha sido la causa que me ha llevado a opinar en este asunto– efectúo el acto, en su despacho según indica la prensa, despacho de la casa del pueblo, y puesto ahí para atender al público con dinero de los contribuyentes, me parece indecoroso que se aprovechara de las instalaciones municipales para semejante barbaridad. Al Tablig se les llenaba la boca manifestando que ellos no estaban en política y que no querían saber nada de ella, solamente de religión, que cuando nos muramos es Dios quien nos juzgará, si eso es verdad, pero su hipocresía no tiene límites, puesto que podrían haberse aplicado ellos el cuento. ¿No dice ahora nada la Junta Directiva nuestra de aquella época, que me cesaron por culpa del acoso del Silimo y del Laarbi? Este último fue el brazo ejecutor del Silimo, en la división nuestra. Volvamos al tema de la señora Sineb: ésta como es obvio acudió al despacho del dios de Ceuta por las razones que fueran, era un cargo publico y tenía el despacho para atender al público, no como picadero, despacho, y cargo pagados por la ciudadanía ceutí. Según la prensa la señora Sineb, con dos hijos que mantener, acude al despacho del dios de Ceuta y se somete voluntariamente a la práctica sexual. Observo que existe unanimidad en las críticas ceutíes de que no hubo comercio carnal. Queda por activa y por pasiva descartada la prostitución.
Entonces qué llevo a esta señora a visitar el despacho del dios: algún asunto a tratar, puesto que ella ha sido militante de esa formación política, como tal puede y tiene derecho a entrar a las dependencias publica, e incluso como ciudadana simple. Desconozco si habría habido sexo consentido, pongámonos en el extremo que lo fuera, presuntamente podría haber sido como medida coactiva, a cambio de algo. Pues ya aquí tenemos un acuerdo entre ambas partes y este no se cumplió por parte del dios ceutí. Según mi neófito pensamiento en estas cuestiones legales, donde algunos ven consentimiento, los jueces podrían ver el estupro, y esto también está castigado por la Ley.
En mi modesta opinión Sineb Mohamed ha sido una mujer valiente que ha tenido la valentía de denunciar estas odiosas prácticas. No sólo en nuestra ciudad, está extendida por toda la geografía del territorio nacional. Sineb es solo la punta del iceberg. Cuántas mujeres han caído y están cayendo en estas odiosas prácticas de desaprensivos. Las animamos a que sigan el ejemplo de Sineb y denuncien.