Volver puede convertirse en nuestra particular “cuesta” de septiembre. Repentinamente, una pequeña losa se coloca en nuestros hombros y todo resulta un poco más difícil. A esta sensación, impregnada de cierta tristeza, se la recoge bajo el nombre de síndrome post-vacacional, un nombre no del todo certero, pero que define bien esa realidad. El psicólogo Claudio Alarcón, que ejerce su profesión en Ceuta, habla en profundidad sobre este asunto a El Faro.
Lo primero de todo, ¿es cierto que existe un síndrome post-vacacional, que no es un mito?
Es cierto que no es un síndrome post-vacacional exactamente. Popularmente se le llama así, pero no está reconocido dentro de los manuales diagnósticos, como pueden ser el DSM-5 o la CIE-10 la en el que no se reconoce como tal.
Lo que sí se puede hablar es de una falta de adaptación a la vuelta a la rutina. Sí encaja más con lo que es un trastorno adaptativo muy medido en el tiempo a un síndrome como tal.
En definitiva, se podría decir que se acerca más a una ausencia de aclimatación a esa monotonía que se ha roto durante las vacaciones de verano.
¿Cuánto suele durar este síndrome?
La duración puede variar unos días, de dos a cinco. Como máximo una semana o dos en el caso de aquellas de personas que tengan más dificultades para adaptarse a nuevas situaciones, pero nunca más de quince días. Si no, habría que explorar si hay otra patología.
"El ‘burnout’ es uno de los factores que predispone a sufrir el síndrome o esa falta de adaptación"
¿Por qué se produce este pequeño desajuste? ¿Cómo es a nivel psicológico?
Principalmente este malestar post-vacacional se produce por esa transición que se suele hacer. Además, se desarrolla de forma errónea, es decir, sin una adaptación previa, sino de un día para otro.
El día antes se vuelve y se incorpora la persona a su rutina. Sobre todo, se produce por ese cambio brusco del periodo de descanso, de relajación, que son las vacaciones, y la vuelta al día a día.
Contribuyen varios factores, como lo son esas variaciones en ritmo biológico. Por ejemplo, durante las vacaciones, uno se suele acostar más tarde o la dieta no es habitualmente, por lo general, equilibrada.
Todas esas modificaciones que hacemos durante el periodo estival, si de golpe se vuelve a querer agrupar en muy poco tiempo… La rutina laboral, empezar una dieta, apuntarse al gimnasio y volver a lo de antes… Ello provoca desajustes.
"Esta desadaptación también se da con frecuencia en personas que tienen ya una dificultad previa para adecuarse a distintas situaciones en su vida"
El sueño también se ve afectado normalmente. Se cambian los patrones y hasta que se vuelven a ajustar de forma correcta los ritmos circadianos, pues se sufre un poco de fatiga, somnolencia y una dificultad para mantener la concentración. Hay también una variación emocional. Por un lado, las vacaciones son una etapa que se asocia a la diversión, a la relajación y a tiempo de ocio.
En contraposición, el regreso al trabajo es volver a la monotonía. Esta desadaptación también se da con frecuencia en personas que tienen ya una dificultad previa para adecuarse a distintas situaciones en su vida. Al final, cuando se junta... Son también importantes las cargas laborales. Al estar de vuelta se quiere resolver en los primeros días todo lo que se quedó pendiente y demás. Por eso es muy importante hacer una planificación.
"Si este proceso dura más de quince días habría que explorar si existe otra patología"
¿Qué es aconsejable en estos casos, sobre todo para los que tienen más dificultades?
Las herramientas que pueden ayudar a solucionarlo o que este síndrome sea más leve, son, por un lado, planificar el regreso y no volver el día antes. Es decir, si hay que incorporarse el lunes, no se está de vuelta el domingo, sino unos días antes, dos o tres, para ir preparando todo lo que se necesita e ir acostumbrando el cuerpo a los horarios de sueño, ir adaptándose poco a poco a la rutina y no tener tampoco una expectativa muy alta en el trabajo, sino ir repartiendo las tareas.
No se puede querer volver de golpe tras el verano.
Aunque se terminen las vacaciones, hay que dejar tiempo reservado para el ocio y sobre todo buscar esos aspectos positivos que hagan que mantengamos la motivación en la monotonía y en el empleo.
Por último, es necesario un tiempo para expresar todas las emociones que se sienten en esos días y también encontrar un espacio para practicar relajación, que va a ayudar a que esa vuelta sea mucho más pausada y que, ante ese cambio, uno se adapte mucho más rápido.
"Muchos negocios deberían valorar y cuidar por la salud mental de sus trabajadores para que el periodo de descanso sea para desconectar"
¿Cree que la gente realmente desconecta del trabajo en vacaciones? Más que nada por la posibilidad de la llegada de mensajes o llamadas de forma digital
La verdad es que cada vez es más difícil al tener las pantallas tan cerca. Muchas veces atrapan y no se le da el espacio suficiente al descanso, que puede ser otro de los factores de que a la vuelta esa desadaptación sea mayor, es decir, el no haberse despejado lo suficiente durante las vacaciones.
¿Por qué? Porque hoy en día con los grupos de WhatsApp o al correo, al final se está conectado y al no perder esa conexión con el trabajo, se descansa menos. Este puede ser otro condicionante que después puede influir en estar quemado, el ‘burnout’.
"Las personas que ya vuelven con muy poca motivación o que están sufriendo ese síndrome, lógicamente a la vuelta se acentúa mucho más"
Sí es cierto que también hay medidas y que hay empresas que cuidan eso con la ley de desconexión digital, que no permiten que los empleados que estén de vacaciones permanezcan en los grupos. Eso es más una cultura de empresa.
Muchos negocios deberían valorar y cuidar por la salud mental de sus trabajadores para que el periodo de descanso sea para desconectar de forma completa de la rutina diaria.
Imagino que si hay ‘burnout’, el "síndrome" se agrava, ¿cierto?
Totalmente. Es uno de los factores que predispone a sufrir ese síndrome o esa falta de adaptación a la vuelta, la motivación en el trabajo. Las personas que ya vuelven con muy poca motivación o que están sufriendo ese síndrome, lógicamente a la vuelta se acentúa mucho más y por eso en este tipo de personas sí que puede durar más de lo que se espera. Ahí sí que habría que hacer una intervención psicológica.
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