Butaina muestra una gran
desesperación cuando traslada a El Faro de Ceuta que no tienen noticias de su primo, Soufian Laghmich, desde hace casi 15 días.
El joven, de 28 años de edad, pasó a Ceuta en compañía de otros amigos, entre los días 17 y 18 mayo, cuando se produjo la gran
crisis migratoria que, a día de hoy, no se puede dar por concluida y que mantiene aún a más de 3.000 marroquíes en la ciudad, 1.500 de ellos menores.
La madre de
Soufiane, Zohra, se encuentra muy inquieta y preocupada ante la ausencia de noticias de su hijo que, de forma totalmente premeditada, cruzó la frontera cuando partió desde su ciudad natal, Tánger, hasta Ceuta la semana del 16 de mayo.
Desde un primer momento, Soufiane estuvo en contacto con ella, y la mantuvo informada con cierta frecuencia de su llegada y su buen estado. Él permanecía con sus amigos, lo cual aportó cierta tranquilidad a sus familiares, dentro del lógico desasosiego que puede derivarse de situaciones así.
La historia comenzó a torcerse cuando hace unos doce o trece día -relata Butaina- Soufian intentó -junto a sus amigos, con los que ya había iniciado la aventura de atravesar la frontera de Ceuta, colarse en un barco que le llevara a la Península, destino final de muchas de las personas que han atravesado la frontera.
Sus familiares, a través de distintas pesquisas realizadas por conocidos que se encuentran en Ceuta desde hace años y por los propios amigos de Soufiane, han tenido conocimiento de que la Policía frustró ese embarque, deteniéndolo, siempre según la versión de los amigos, que sí lograron zafarse de este arresto.
Desde entonces, la familia, desesperada, ha perdido todo contacto con él, sin saber en qué lugar ni cómo se encuentra, si está bien y, sobre todo, si permanece con vida; sin conocer a quién dirigirse para preguntar por su paradero, al ser un adulto
y no estar tan sujeto a un mayor control como pudiera ser el caso de los menores.