Sin bebés en la oficina

La diputada de Podemos que llevó a su hijo al Congreso abre el debate sobre conciliación y la creación de guardería en las empresas pero, ¿las hay en Ceuta?

El gesto de la diputada de Podemos, Carolina Bescansa, quien acudió al hemiciclo con su hijo de pocos meses, ha suscitado un intenso debate sobre maternidad, conciliación y derechos desde la constitución, esta semana, del Congreso. Sea cual sea la afinidad política que se guarde con el partido de Pablo Iglesias, la polémica ha estado presente, desde entonces, en todas las tertulias.
Una de las líneas de esta controversia ha sido la relativa a las guarderías en las empresas, públicas o privadas, ya que podría interpretarse que Bescansa es una privilegiada al contar con este equipamiento en su lugar de trabajo –aunque no lo utilizase– mientras que, la inmensa mayoría, carece de este medio. Pero, ¿cuentan los empleados ceutíes con este recurso en la ciudad?
Fuentes sindicales de distintos sectores, consultadas por este periódico, dudan de su existencia en Ceuta y resaltaron que la incorporación de estos jardines de infantes al ámbito laboral forman parte de sus reivindicaciones.
Solo una de las infraestructuras públicas de edificación reciente, el Hospital Universitario del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa), contempló en su proyecto originario un espacio destinado a la guardería para el personal. Próximo al edificio que en la actualidad ocupa la cafetería, había un ala desocupada que, con el transcurso de los años, albergó la actual sala de teleoperadores del Servicio de Emergencias del 061.
En 2012, la plantilla de la sanidad pública reiteró su interés de disponer de guardería en el complejo hospitalario ya que resulta beneficioso, en especial, para los trabajadores con hijos pero también para quien tuviese planeado ampliar la familia. Sin embargo, el maremoto de la crisis hizo que la iniciativa quedase en un cajón.
Otra de las instituciones que renovó sede en los últimos años fue la Tesorería General de la Seguridad Social pero tampoco invirtió en instalaciones que favorezcan la conciliación. A priori, su creación tampoco supondría una prioridad dada la media de edad del personal y el número de hijos susceptibles de matricularse en una guardería, lo cual no significa que sufra cambios en el futuro.
Viviane Berros, jefa de servicios del Centro Asesor de la Mujer (CAM), manifestó como institución, que están “a favor de fomentar los recursos que faciliten la conciliación familiar, laboral y personal”, como son las guarderías “dentro de las empresas privadas y las administraciones públicas”. No obstante, esta portavoz puntualizó que deben estar destinadas “a todos sus trabajadores no solo a la mujer, sino también al hombre” por una verdadera igualdad. Berros resaltó que el CAM está por “promover la paternidad y la maternidad” a través de “permisos y medios”.
Sin embargo, también hay quienes rechazan la implantación de jardines de infancia en las empresas para los hijos de los empleados porque, detrás de esta ventaja, se puede esconder una excusa para que el trabajador tarde menos en llegar a su puesto de trabajo. La alternativa está en las guarderías públicas y privadas aunque, por diversas circunstancias, tampoco tienen por qué satisfacer a los padres por la disponibilidad de plazas y su coste.

Testimonio de una directiva de una empresa local

Susana: “Mi marido tenía que traer a nuestro hijo a mi trabajo para que le diese el pecho”

Un alto cargo directivo de una empresa local que, por motivos personales, prefiere guardar el anonimato y en este artículo adopta el nombre de Susana, confesó las dificultades a las que se enfrentó al decantarse por darle el pecho a su hijo durante, al menos, sus primeros seis meses de vida como, indicó, recomiendan las autoridades sanitarias. Al agotar la baja maternal de 16 semanas que reconoce el Estatuto de los Trabajadores, esta madre se reincorporó a sus tareas y, a partir de ese momento, su marido fue quien cogió su permiso vacacional para allanar el regreso de su esposa a la actividad. A pesar de esta continuidad en el acompañamiento del bebé, “mi marido tenía que traer a nuestro hijo a mi trabajo para que le diese el pecho”, ya que las responsabilidad que asume por su cargo hacían imposible que prolongase su ausencia por el período de lactancia. En 2012, el Gobierno de la nación anunció un plan de apoyo a la familia que, en el capítulo de conciliación, citaba un plan estatal de guarderías en los centros de trabajo. Una promesa que, finalmente, nunca se cumplió. Sin embargo, Susana fue más allá de la propuesta de jardines de infancia en el ámbito laboral y propuso la ampliación de los permisos de maternidad y de paternidad –ahora de solo 13 días– así como equiparar los de ambos miembros de la pareja.