Hoy llevamos a portada la historia de una joven polaca sorprendida en el control policial del puerto con dos kilos de hachís ocultos en una prótesis de látex con la que simulaba estar embarazada. Fue ella misma la que, al ser interrogada por los agentes que la vieron excesivamente nerviosa, confesó que llevaba droga. Este caso, al margen de ser llamativo por la técnica usada, esconde uno de tantos casos que se están repitiendo en Ceuta en los últimos meses: la detención de jóvenes que carecen de antecedentes pero que se arriesgan al tráfico de hachís. La desesperación, una crisis generalizada que ha hundido a muchísimas familias, y la agudeza de las mafias para aprovechar este tipo de situaciones, está llevando a que sean muchas las personas que estén implicándose en tráfico de pequeñas cantidades por obtener dinero. Ya no son los casos de aquellos que buscaban conseguir dinero para no trabajar o para subir su nivel adquisitivo. Muy al contrario, son personas que pasan droga para tener algo de dinero para vivir. Son personas que han visto derrumbada su vida y a las que les resulta imposible obtener un trabajo y terminan siendo captados por las mafias dedicadas a aprovecharse de estas desgracias.
Más de 1.600 detenidos en tres meses (la gran mayoría por tráfico de hachís), jornadas en las que son arrestados casi 30 culeros, imposibilidad de colocaciones y mucha entrada de droga. Todo esto constituye un cóctel molotov que da lugar a historias de personas a las que la vida les cambió el destino radicalmente y que hoy han terminado con sus huesos en la cárcel.
La propia Guardia Civil lo ha advertido ya: cada vez detiene a más traficantes de hachís que tienen su historial limpio. Lo que antes podía ser algo aleatorio se está convirtiendo, ahora, en lo rutinario. Es el reflejo de lo que estamos pasando, de una crisis económica que ha parido una auténtica quiebra social, una desestructuración que tiene, entre alguna de sus salidas, la fuga hacia los delitos, hacia esas bonanzas que se encargan de vender los poderosos narcotraficantes que, como siempre, continúan siendo unos intocables.