El CECAM informaba ayer de la aparición de otros dos cuerpos sin vida de delfines que presentaban mutilaciones y marcas variadas provocadas por las redes. Eran dos hembras y ambas fueron halladas en la playa del Tarajal. Les habían cortado partes del cuerpo y presentaban lesiones causadas con punzones. Son otras dos muertes más que hay que sumar a un número demasiado elevado de ejemplares que han ido apareciendo en nuestras costas con las mismas marcas, vinculadas directamente con el modo de proceder de determinados pescadores marroquíes.
Lo que llama la atención es que este tipo de muertes no provoque reacción alguna en determinados ámbitos. Llevamos años informando de la aparición de delfines con amputaciones y no hemos conocido el resultado de ninguna investigación al respecto. Se dio parte de todo lo que estaba sucediendo al Ministerio de Medio Ambiente y nada se ha sabido de las medidas que se han adoptado (bueno esto sí, a la vista de los hechos ninguna), ni tampoco se ha conocido el inicio de una investigación en condiciones con los medios necesarios para llegar hasta el final. El resultado de esa inacción lo tenemos en sucesos como el de ayer, en que sigan apareciendo cuerpos mutilados o en que seguimos asistiendo a la entrada indiscriminada de pesqueros marroquíes que ponen en práctica, en muchos casos, artes prohibidas. Pero nada sucede. Se denuncia pero nada se hace. Es como si no importara nada, como si el impacto de ver las imágenes de cuerpos destrozados solo generara una reacción en redes sociales en forma de comentario o de carita de enfado. Nada más.
El hallazgo de cuerpos sin vida de delfines es tan grave que debería haber provocado más de una reacción. Pero no. Seguimos asistiendo a la misma situación de ‘no pasa nada’, las noticias duran 24 horas y hoy nadie se acuerda de lo sucedido ayer en el Tarajal o hace meses u años en cualquier punto de nuestras costas.
La falta de protección medioambiental es tan evidente que asusta, y lo hace porque una se da cuenta que pase lo que pase, lo que menos importa a los responsables es que los delfines sean masacrados porque aquí priman otros intereses que quizá, algún día, deberán explicar si es que existe todavía algo de vergüenza.