"Pido perdón porque casi lo mato". Estas fueron las últimas palabras ofrecidas por la llamada F.S.L, poco después de ser condenada a 7 años y medio de prisión por incurrir en una
tentativa de homicidio. La joven reconoció los hechos aceptando por conformidad una pena a la que se le suman 17 años de alejamiento respecto de la víctima en una distancia de 200 metros además del pago de 11.740 euros en concepto de responsabilidad por las lesiones causadas. En la condena se aplica la agravante de abuso de superioridad al haber hecho empleo de un cuchillo. La Audiencia pudo acoger ayer esta vista por conformidad que tuvo que ser suspendida la semana pasada y también meses atrás, en aquella ocasión porque no se pudo dar con la acusada lo que obligó a dictarse una orden de busca y captura. Los hechos se produjeron en
mayo de 2017, de madrugada, en la calle García De la Torre, cerca de Los
Rosales y La Reina. Allí se encontraron la ahora condenada y su víctima, un varón con el que mantenía malas relaciones en ese momento. Cuando la víctima acudió al rellano del portal fue atacado por la condenada, quien le clavó un cuchillo en el abdomen de forma sorpresiva y sin que pudiera defenderse. La víctima salvó la vida de milagro, siendo intervenido de urgencia en el
Hospital, existiendo de hecho “riesgo vital”. En un principio el
Ministerio Fiscal había solicitado una pena de 14 años de prisión, pero el acuerdo entre las partes permitió rebajar a prácticamente la mitad esa condena asegurándose además el pago de la indemnización. Tras aceptar su condena y asumir el delito, la acusada reconoció ante el tribunal de la Audiencia que quería olvidar lo que había ocurrido, un hecho que no solo ha marcado su vida sino que le llevará a permanecer un tiempo entre rejas. Al ser una conformidad la condena es firme. La víctima del apuñalamiento tuvo que ingresar en la UCI debido a las heridas sufridas. Han pasado 4 años para que tenga lugar esta vista que viene a poner el punto y final a un suceso que generó un gran impacto mediático en su momento debido a las graves consecuencias que pudo tener. Al existir un reconocimiento del delito, no fue necesaria la celebración del juicio como tal, contándose con la declaración de la implicada que reconoció lo ocurrido y el papel que ella jugó para la comisión del delito. La víctima esperaba fuera de la sala por si era necesaria su declaración, trámite que no tuvo que llevarse a efecto. Tampoco entró para que la acusada le pidiera perdón como era su intención.