El Premio Convivencia no ha podido llegar en mejor momento para la congregación religiosa que representa el Padre Francesco Patton, el octavo centenario de la Custodia de Tierra Santa
El jurado del Premio Convivencia otorgó esta semana su décimo sexto premio a los Franciscanos Custodios de Tierra Santa por su labor en pro de la convivencia pacífica en los Lugares Santos y en todo el mundo. El propio jurado comunicó la decisión, adoptada por unanimidad, a la congregación religiosa por teléfono. Ésta aceptó el premio y gustosa explica a El Faro sus sensaciones al recibir semejante distinción desde el otro lado del Mediterráneo, Ceuta, donde también conviven diferentes culturas. El ministro principal de la Custodia de Tierra Santa, el Padre Francesco Patton, atiende a El Faro en esta entrevista.
Sus primeras palabras son de agradecimiento para el pueblo de Ceuta y aseguran que “haremos lo posible” para poder venir a recoger el premio.
–Un día después de recibir la noticia de la concesión del Premio Convivencia, ¿cómo se siente la congregación? –Me lo dijo el Padre David ayer (por el jueves) porque yo estaba visitando una escuela donde viven y estudian los niños de Jericó. La mayoría son musulmanes y la minoría es la pequeña comunidad cristiana de Jericó.
–¿Y cómo se sienten al ser reconocida su labor? –Estamos muy contentos. Es un honor porque es el reconocimiento de un trabajo que la Custodia de Tierra Santa sigue haciendo desde muchos años y muchos siglos. Ahora celebramos el octavo centenario de la presencia franciscana en Tierra Santa. Es algo que agradecemos y también es una responsabilidad porque cada premio es al mismo tiempo un incentivo a un mayor empeño y entrega en esta misión.
–A lo lago de los siglos de trabajo franciscano habrán cambiado mucho las necesidades a atender en Tierra Santa. –Ha cambiado, pero hay una línea de continuidad. Nuestro primer trabajo son los Lugares Santos, al servicio de los lugares y de los peregrinos. Cerca de los Lugares han nacido comunidades cristianas o latinas, como se dice aquí, y trabajando en las comunidades durante los siglos, los hermanos de la Custodia han descubierto distintos campos de entrega social.
Por ejemplo, el campo de las escuelas es un campo privilegiado. Llevamos más de 500 años trabajando con las escuelas. También en el trabajo social con los pobres y en este particular momento hay un trabajo con los refugiados, desplazados y los trabajadores migrantes que llegan a estos países.
–En Ceuta conviven diferentes culturas y religiones, ¿cómo son las relaciones entre las diferentes comunidades allí donde los franciscanos desarrollan su labor? –En muchos lugares el clima es de colaboración y respeto recíproco. Aquí nosotros (los cristianos)somos la minoría de las minorías. Nosotros intentamos que en los lugares donde se busca la Custodia siempre establecer puentes de diálogo y de trabajar por la paz. En este momento el lugar más difícil de la Custodia es Siria porque allí tenemos quince frailes. Estamos en Damasco, Alepo, Lataquía y dos pueblitos en el valle de Orón. Allí la situación es más difícil, pero los padres están trabajando en los contextos más difíciles con un actitud de diálogo y de acogida para todos. Y nuestras escuelas son el mayor ejemplo porque la mayoría de los estudiantes son musulmanes y la minoría son los cristianos. Pero hay un clima de convivencia, de diálogo, de respeto recíproco.