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“Si seguir el Corán y la Sunna es ser un radical, nosotros lo somos”

La Junta Directiva de la mezquita a la que se le acusa de foco de radicalismo yihadista da la cara

No se esconden. “No hay por qué hacerlo. Nosotros tenemos una creencia que está ahí, somos sunnies, seguimos la Sunna e intentamos hacerlo de la mejor manera posible”. El portavoz de la junta directiva de la Mezquita Attauba, ubicada en pleno corazón del Príncipe Alfonso, habla rodeado por el resto de miembros. Jóvenes, en su mayoría, que quieren dejar claro que no es justo el trato que están recibiendo saliendo a la palestra cada vez que el yihadismo cobra protagonismo. Por algo será, se pregunta la gente. Ellos dicen que “por las películas que se inventan algunos interesados”.
Son prudentes, pero contestan a todo. Mohamed Abdeselam, el portavoz, es el que más habla pero cede la palabra a todos los que quieren intervenir. Aclara, para empezar, que si por radical se entiende el seguir el Corán y la Sunna, ellos lo son. Y que de ahí a hablar de yihadismo hay un gran paso que está “fuera de lugar”.
Sobre ellos pesa la sombra de la Operación Duna. “Todos han sido absueltos y han estado presos más de dos años injustamente. Y aún así, lamentablemente, desde entonces esa sombra nos persigue”, reconocen, recordando que desde hace cinco años que llegaron a la junta directiva, parece que la crítica siempre les mira a ellos. Llegaron y dieron la mano a la Unión de Comunidades Islámicas de Ceuta porque consideraban que así debía ser: formar un frente común de trabajo por el Islám en la ciudad. Pero hasta aquí han llegado. Están decepcionados. “Ni siquiera una llamada, no han dado la cara por nosotros en ningún momento y por eso nos desvinculamos”, dicen tajantes. La mezquita si a alguien pertenece “es a los chavales del Príncipe” y dicen que ni siquiera han recibido ninguna subvención y son los feligreses los que les ayudan y contribuyen a la conservación y mantenimiento del lugar al que ya acudían a rezar sus padres e incluso abuelos. “Únicamente hicimos una colecta para poner aire acondicionado. Nos faltaban 500 euros y la UCIDCE nos los dio. Pero hasta ahí, no hemos recibido nunca nada y cuando tenían que acudir al menos a preguntar qué sucede, desaparecen”. Se lo harán saber a la entidad, a la que recuerdan que “si somos radicales, no entendemos por qué nos admitieron cuando llegamos”.
El sanbenito de que ser radical significa ser del Príncipe, llevar barba y vestir de largo ya les ha cansado. “Aquí no hay radicales, ni células durmientes ni despiertas”, aseguran. Y dicen que si todos siguieran los pasos del profeta, otro gallo cantaría y que la Policía debe investigar el vandalismo y la corrupción y el tráfico de drogas y no a un grupo de chavales que reza. “Si fueran todos como ellos, el 90% de la delincuencia en la barriada desaparecería”, auguran.
Hartos del círculo vicioso que alimenta a chivatos, mentiras e intereses que no alcanzan a comprender en muchos casos piden “que dejen esta mezquita en paz” y dicen que “aquí hay padres de familia que se preocupan por la comida de sus hijos que han acabado en la cárcel por informaciones falsas”. Por eso sí dicen que existen mafias y tiroteos y hablan sin entrar en detalles de sectas que verdaderamente no respetan la manera que tienen otros musulmanes de entender el Corán. “Creeemos en el Corán y en la sunna de principio a fin sin saltarnos lo que no nos interesa”, explican diciendo que en Ceuta existen muchas mezquitas y que la suya “ni se dedica a captar radicales ni yihadistas ni personas dispuestas a combatir”. Tan sólo, dicen, es un lugar de oración que no pertenece a nadie más que a los que acuden allí a rezar. “Las puertas están abiertas para todos y si damos la cara es porque ya era hora de callar muchas bocas que nos perjudican”, sentencian.

“El Estado nos deja rezar, no tenemos por qué atentar contra él”
“¿Acaso el Estado nos impide adorar a Dios? Nos sentimos españoles, lo somos. Y el Estado respeta nuestra confesión. No tenemos por qué atentar contra él. Eso es ridículo”, responden estupefactos ante la posibilidad de que estén preparando algún atentado de corte islamistade lo que se les acusa. “No escuchamos este tipo de críticas de parte de los judíos o los cristianos o los hindúes”, reconocen asegurando que cada uno reza como quiere y que las mayores barbaridades y acusaciones de radicalismo emanan de sus propios hermanos musulmanes. “Eso es lo grave que ellos mismos nos tachen de radicales”. Y es aquí donde hay que buscar, porque aseguran que hay sectas con diferentes intereses que son las que originan este maremágnum de acusaciones. Y hablan de Marruecos. De que todos los imames provienen de allí y sus sueldos, ahora, son proporcionados también por el país vecino.
Pero dentro, bajo los minaretes, ni España ni Marruecos gobiernan a nadie. “Aquí somos un grupo de amigos que decidimos coger las riendas y trabajar por el barrio y no dejar abandonada la mezquita que es del pueblo de los que vienen a rezar”. Ni se incita a la violencia ni nada parecido.
Es más. Si pueden, vuelven a invitar al imán de la discordia. “Porque es bueno y habló muy bien”. Y se extrañan, también, de que nadie lo hubiese grabado “porque estamos todo el día vigilados”. Piden tranquilidad.

Sobre la oración de Haddouchi

Ni discurso radical, ni apología de la recuperación de Ceuta y Melilla, ni intenciones de buscar combatientes contra Asad en el conflicto sirio. “Eso son tonterías”, dicen explicando que Haddouchi habló sobre adorar a Dios, el Corán y la verdad de la Sunna. “Sin más, no hubo ningún discurso radical y aún no entendemos de dónde ha salido todo esto”. El imán ha gustado entre los fieles, pero “como gustan otros muchos que están preparados para hablar sobre el Corán”. Y lanzan una pregunta para que la conteste quien tiene que hacerlo: “Las fuerzas de seguridad están ahí, entran con grabadoras y para nosotros es una lástima no haberlo grabado para demostrar que todo es mentira pero igual ellos tienen una cinta. Además ¿si es tan peligroso cómo ha podido pasar la frontera sin ningún problema?”. Haddouchi ha sido uno de los muchos que han acudido a San Daniel a dirigir el rezo de los viernes. “Todos vienen de Marruecos por una razón muy sencilla: aquí no hay gente preparada y ¿quién puede ir a prepararse si enseguida te tachan de radical?”, lamentan. Dicen que ni España ni Marruecos. Que en las mezquitas existe el autogobierno y que la suya tan sólo pertenece a los que acuden a ella a rezar. Que ya no son de la UCIDCE.

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