No todos los días nos llegan noticias sobre Palestina, al igual que no todos los días son 29 de Noviembre, pero lamentablemente sí todos los días ocurre que en Palestina se están violando y destruyendo los derechos humanos mientras que a su vez, el resto de la humanidad, mira hacia otro lado.
Todos conocemos lo que ocurre en ese rincón del mundo, todos sabemos las injusticias que se perpetran ahí, pero debemos seguir con nuestras vidas, nuestras tan apretadas agendas nos impiden tomar acción y o nos resignamos o elegimos desentendernos del problema.
Y es cierto, ¿qué puede hacer una persona sola para ayudar a todo un país? Hay veces en las que no nos podemos ni siquiera salvar a nosotros mismos del día a día, como para involucrarnos en esta tan inmensa causa. Sería una lucha injusta, David contra Goliat, con poca esperanza de éxito y con toda la certeza de enfrentar la irá de un gigante que domina más de medio mundo.
Lo bueno para nosotros sería ignorar la causa y que los mismos cuatro gatos de siempre armen algo de revuelo, que hagan manifestaciones, que lleven sus “bufanditas” mientras van escribiendo artículos de opinión para que sean leídos por esos mismos cuatro gatos y crean que hacen algo…
Eso sería lo bueno, lo cómodo, pero jamás, lo correcto. Y es estrictamente necesario que, para ayudar a los palestinos, optemos por hacer lo correcto y no lo cómodo, luchar en luchas justas, aunque sólo sea una garantía de fracaso, tratar de ayudar en la medida de lo que podamos, pero al menos intentarlo y no resignarse o mirar hacia otro lado.
En nuestra infinita complejidad humana yace la capacidad de afrontar lo más complejos problemas que nos acechan, podemos hacer más, no tiremos la toalla, no aceptemos a desgana la muerte de gente inocente y la expropiación de sus hogares, no seamos Palestina solo el 29 de Noviembre, seamos Palestina hoy y siempre.