La Guardia Civil reconoce que es complicado hacer cumplir con la legislación por “intereses políticos” y porque las multas son superiores “al precio de las pateras”
Como matar moscas a cañonazos. Así es como se siente en muchas ocasiones la Guardia Civil que debe proteger la costa ceutí cuando la quincena o treintena en ocasiones de pateras ilegales marroquíes que pesca voraz en aguas de competencia española faenan en la zona de Calamocarro. Una situación que provoca indignación en varios frentes y que desde Septem Nostra han denunciado pidiendo explicaciones ante el mismo Ministerio de Medio Ambiente hace ya más de tres años. “Se está esquilmando este tipo de pescado y realmente nadie hace nada para evitarlo pese a que la ley es clara al respecto con el Plan de pesca del voraz”, explica el presidente de la entidad, José Manuel Pérez Rivera, que echa en falta que “los responsables actúen de forma contundente y tomen cartas en el asunto”. Y esa responsabilidad es, en última instancia, de la dependencia de Agricultura y Pesca de Cádiz, cuyo responsable, Ramón Liaño, asegura que la Guardia Civil de Ceuta cumple con su trabajo e inspecciona a diario la zona y en caso de que se encuentren un barco de un tercer país pescando en aguas de la comunidad europea o que pesque sin licencia en aguas españolas se les decomisa el barco y se les interpone una multa que va desde los 60.001 a los 300.000 euros. “Es un despropósito porque realmente es un dinero muy superior al que vale incluso el barco, en la mayoría de las ocasiones pateras así que se les obliga a abandonar la zona impidiéndoles continuar con la pesca”, explica Liaño.
Pese a que ésto ocurre casi a diario, fuentes de la Guardia Civil explican que nunca se llega a iniciar el expediente ya que si actuaran conforme a la legislación podrían llegar consecuencias políticas. “Impedimos que continúen pero mientras advertimos a una de las embarcaciones el resto sigue faenando y realmente no importa que sean pateras o embarcaciones pequeñas porque son profesionales de la pesca al fin y al cabo y horas después lo que capturan termina entrado al mercado de Ceuta... pero por muchas cuestiones es complicado iniciar el procedimiento sancionador”. Liaño recuerda que hace ya diez años se puso freno a un barco que estableció un cerco y pescaba sardinas muy cerca de la bocana que se capturó y terminó en el arrecife artificial donde se llevaron otras pateras pero si ésto sucediera “con toda probabilidad el armador no se haría cargo porque el valor sería mucho menor que el de la sanción. Unos por otros, la casa sin barrer mientras desde Septem Nostra insisten en que no debe permitirse este atentado continuo al banco de voraz que cada vez es más pequeño y que además no se cumplen los cupos y las características específicas que establece la Orden para la captura de este tipo de pescado.