Ya son dos los delfines que han aparecido en playas ceutíes en lo que va de verano y, precisamente, ambos aparecieron el mismo día en distintas zonas de baño de la Bahía Sur, uno de ellos con una mutilación detrás de lo que parece estar la mano del hombre.
El primero de ellos fue encontrado en la playa del Chorrillo mientras que el segundo lo localizaron en la Almadraba con la cola cortada.
Septem Nostra considera inusual la aparición de dos cetáceos en tan corto periodo de tiempo, cuando “todo el pasado verano aparecieron cuatro”, apunta el presidente de la asociación ecologista, Septem Nostra, José Manuel Pérez Rivera.
La cifra de delfines muertos en las playas ceutíes se incrementa en esta época por el inicio de temporada de las almadrabetas. “No por eso queremos decir que sean las responsables de su muerte, pero estos animales no suelen caer en las redes y si lo hacen es porque están desorientados o enfermos”.
El verano también es época de más movimiento de todo tipo de embarcaciones y el ruido que generan también los desorienta dirigiéndolos hacia una muerte segura de caer en una red.
Para el presidente de la asociación ecologista la muerte de estos animales, al parecer ejemplares jóvenes, no se debe a una muerte natural, sino al hecho de que “se quedan atrapados en las redes y mueren ahogados ya que necesitan subir a la superficie para respirar”.
Sea cual fuere la causa que le lleva a caer en esta trampa en forma de red, en las terribles mutilaciones que presentan se aprecia claramente la mano del hombre. Para Pérez Rivera este hecho es “signo inequívoco de que han caído en las redes”. Los pescadores les cortan la cola y aletas para liberar la red y arrojan nuevamente al delfín al mar, donde termina muriendo y, en ocasiones, es arrastrado a la orilla.
Los pescadores ceutíes conocen bien qué hacer en caso de encontrar un cetáceo entre sus redes, so pena de recibir fuertes sanciones, como la retirada del permiso para pescar en las almadrabas. Así, y según la normativa específica para la ciudad en estas áreas de pesca, los trabajadores del mar están obligados a comunicar la aparición de un animal en las redes. “Tienen que avisar y el Centro de Estudios y Conservación de Animales Marinos se encarga del animal. Si está enfermo o herido se intenta recuperar para su posterior devolución al mar, pero si ha muerto también tienen que llamar para trasladarlo al pudridero.
Desde Septem Nostra instan al Seprona de la Guardia Civil a “investigar las causas de estas muertes que no son naturales para conocer al responsable de este delito contra una especie protegida”.
Las corrientes que caracterizan al Estrecho también abren la posibilidad de distintas zonas en las que puede haber sido mutilado el delfín. “Lo que ocurrió pudo ser en Ceuta o en Marruecos, pero es algo que se debe investigar porque es trabajo del Seprona”, apostilla el ecologista.
A la muerte de estos cetáceos por ahogamiento tras caer en las redes o por la mano del hombre al mutilarlos para salvar su herramienta de trabajo, se suman algunas enfermedades infecciosas que aumenta “de manera exponencial la muerte de delfines y esos casos se han dado en Ceuta de manera periódica”.
En cualquier caso, otra de las grandes perjudicadas durante los meses de almadraba son las tortugas, cuyos ejemplares están más expuestos a las redes donde caen continuamente. Aunque cada vez hay mayor conciencia para alertar a las autoridades en caso de que esto ocurra, es cierto que son muchos los quelonios que perecen en estas condiciones. Esto se puede impedir con el aviso inmediato y la actuación correspondiente por parte de las entidades implicadas en la conservación de la fauna marina.
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