Los chaparrones intermitentes de esta mañana han dado paso a una tarde muy soleada para recibir en el barrio de Hadú a la Cofradía del Santísimo Cristo de la Encrucijada y María Santísima de las Lágrimas. Con la Comandancia de la Guardia Civil a un lado y la parroquia de San José al otro, se han encaminado puntualmente pero por separado hacia la estatua de Regulares para realizar el ‘encuentro chico’ con el tradicional pregón. Durante diecisiete años se tuvo que esperar un itinerario que ya se ha quedado y representa gran importancia para todos sus cofrades.
De esta forma, a las 17,30 horas la Titular de la Cofradía, María Santísima de las Lágrimas, hizo su salida de la parroquia de San José arropada por unos fieles que no quisieron perderse ni el mencionado encuentro ni su estación de penitencia.
Con mucho cuidado y tras salir puntuales del templo, los capataces fueron capaces de guiar sin problemas al paso de Palio por el estrecho callejón que inicia uno de los momentos más complicados de la primera procesión del Jueves Santo. Acto seguido, la comitiva se dirigió al encuentro con el Cristo, con el acompañamiento musical de la Agrupación Musical Cristo de la Encrucijada de Ceuta.
A los pocos minutos, el Cristo de la Encrucijada cruzaba las puertas de la Comandancia de la Guardia Civil a paso solemne. De esta forma, en poco tiempo, recorría las calles Teniente Coronel Gautier y Avenida de Regulares regalando a todos los asistentes el encuentro más emocionante: la esperada unión del Hijo con su Madre. Pedro Mariscal, antiguo hermano mayor de la Cofradía, dio un emotivo discurso al que le siguió una conmovedora saeta entonada por José Santiago.