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“Se está perdiendo el espíritu cristiano entre algunos hermanos mayores”

Días después de anunciar su dimisión, Juan Carlos Aznar repasa las situaciones que han motivado su decisión y es crítico con las relaciones entre cofrades y el vicario

Las aguas bajan revueltas de la sede del Consejo de Hermandades. La dimisión de la Mesa Permanente ha destapado un cisma en el seno del colectivo cofrade que se ha saldado con la marcha del presidente, Juan Carlos Aznar, y de todo su equipo. En una entrevista con este medio, asegura que se va con la tranquilidad de haber sido siempre fiel a sus principios y dice que se deja en el tintero algunos proyectos que tenía en marcha y otros en mente, como los relativos a obras sociales. “Que es lo que realmente me preocupa de la recuperación de la vida de las hermandades: que tenemos que olvidarnos ya un poquito de tantos boatos y de tantos lujos y pensar un poco más en las necesidades que tenemos hoy en día”, manifiesta en esta entrevista en la que también habla de la relación entre los cofrades y el vicario, uno de los detonantes de su marcha.
–¿Qué ha ocurrido en estos últimos meses para que tome esta decisión?
–La situación de los últimos meses ha sido ir encontrando una serie de problemas por los que hemos considerado que llegábamos a unos límites que ya no se podían sobrepasar. Por una parte, la situación de algunos hermanos mayores en el Pleno, que estaban enfrentados totalmente al trabajo de la Mesa y, por otro, vuelvo a repetir hasta la saciedad, la apreciación particular mía de que no teníamos ningún respaldo por parte de la Autoridad Eclesiástica, con lo cual nos llevaba a situaciones muy comprometidas porque cuando había que tomar alguna resolución por alguna acción u omisión de alguna de las hermandades después te veías muy limitado para poder hacer las cosas.
–En la carta de dimisión dice que la situación en la que se encuentra el clima de relaciones en el Pleno es “como mínimo extrema”, ¿a qué se refiere exactamente?
–Esto lo conformamos una familia muy amplia con 18 hermanos mayores, seis miembros de la Mesa y el delegado episcopal de las hermandades, que es el vicario. Entonces es normal que entre 25 ó 26 personas surjan disputas, distintos pareceres y criterios, pero no podemos llegar nunca a tomar las situaciones como cosas personales, porque lo que aquí buscamos todos es el bien de las hermandades y caminar por un sendero que creo que es el que debe ser, que está dentro de la Iglesia y orientado a una serie de fines que están marcados en las reglas de todas las hermandades. En el momento en que te sales de ese camino y cualquier cosa u observación que se hace la consideras como algo personal y como que se va en contra tuya y encima te permites el lujo de insultar a personas que están trabajando para ti, pues yo creo que se llega a una situación a la que me refería con la palabra ‘extrema’. Pero más que ‘extrema’ en el sentido de enfrentamiento, en no conocer exactamente hacia dónde van y cuál es el camino de las hermandades.
–La primera dimisión fue la del secretario, ¿empuja ésta a que se produzcan las demás?
–No, la primera fue la del secretario porque a la vista del último cabildo que celebramos, que fue un poquito el detonante de todas estas cosas, consideró que ya había dado de sí todo lo que podía. Entonces pidió la dimisión, que yo no le acepté en ese momento porque estaba intentando por todos los medios reconsiderar y volver a llevar las aguas un poquito a su cauce para seguir con este proyecto adelante hasta que termináramos. A partir de ese momento, el Corpus también fue detonante, en cierta medida, de esta situación. Nos reunimos toda la Mesa, vimos que esto no tenía solución ninguna y decidimos abandonarlo todos.
–¿El Corpus fue la gota que colmó el vaso?, ¿qué ocurrió?
–Ocurrieron un montón de cosas, de falta de implicación por parte de las hermandades, de falta de implicación por parte la Iglesia, y un montón de cosas que habíamos ganado en los últimos años de recuperación de viejas tradiciones como era la de sacar nuestros santos a la calle y la de hacer esos altares que dieran más realce a la procesión del Corpus. Todo esto se vino abajo por la manera de organizar desde el Cabildo Catedralicio este año el Corpus, y creo que esto fue el detonante, encontrarnos esa situación de apoyo nulo por parte de las hermandades y de casi todos los miembros del clero. Quiero puntualizar que casi todos, no todos, y fueron los que dieron al traste con la idea de poder seguir adelante.
–Me ha hablado de insultos. ¿Qué tipo de insultos ha habido?
–En los últimos meses, a raíz de la Semana Santa, se provocan situaciones en las cuales nuestro reglamento contempla que cuando alguien no cumple con las normas que tenemos establecidas se le puede abrir un expediente informativo y puede llegar a ser sancionado. Eso se ha producido este año por una serie de circunstancias que han pasado, que no vienen al caso porque son de manejo interno dentro de las hermandades, pero relacionado con la vestimenta, con el cumplimiento de horario, etcétera. Entonces, cuando presentas un expediente que está completamente sustanciado, incluso por fotografías, de las acciones que se han llevado a cabo, y me dices que es mentira lo que te estoy diciendo, pues lo considero un insulto personal, entre otras cosas porque el reglamento habla perfectamente de que la palabra de cualquiera de los miembros de la Mesa tiene valor probatorio en cualquiera de estos casos. Y encima te amenazan con que te van a llevar a los tribunales civiles... Mire usted, aquí hay que saber dónde estamos, y estamos en un sitio donde nos regimos por el Código de Derecho Canónico y una serie de reglamentos. Si yo a usted le falto en algo entonces sí me llevará a los tribunales, pero si lo único que estoy haciendo es que cumpla con una normas que están aprobadas por todos los hermanos mayores, no tengo por qué aguantarle esos desmanes y desprecios.
–¿Le han amenazado con llevarle a los tribunales por cosas internas?
–Sí, por cosas internas. Es, como mínimo, gracioso.
–¿Qué cosa era?
–No... Forma parte de los expedientes y, por lo tanto, no creo que sea de recibo sacar nada a la luz. Al principio te enfadas, pero después  te das cuenta y, como mínimo, es gracioso. No sé si es que hay gente que se cree que esto es la reproducción de Sálvame Deluxe o alguna cosa de esta.
–¿Se materializó la denuncia?
–De momento no, no sé si de aquí a que termine de irme hay alguien que se anima y me lleva.
–Hablaba también de falta de espíritu cristiano, ¿se está perdiendo entre algunos cofrades?
–Entre algunos hermanos mayores sí. Sigo teniendo la percepción, siempre hablo muy particularmente desde mi punto de vista, de que hay gente que se cree más importante que lo que representa, y eso es una equivocación terrible. Aquí estamos para servir, y todo el que piense que aquí puede servirse está muy equivocado. Algunos lo consiguen momentáneamente, pero al final terminarán pagándolo.
–Me decía que las relaciones en el Consejo, en algunas ocasiones, han ido al ámbito personal. ¿Considera que ha tenido enemigos en el Pleno?
–Sí, considero que tengo personas que no me miran bien.
–¿Puede decir quiénes?
–No, no merece la pena. Soy una persona a la que le gusta mucho basarse en el refranero español, que es muy sabio, y hay un refrán por ahí que dice que “no ofende quien quiere sino quien puede”. Tengo mi conciencia muy tranquila y he trabajado con la mayor de las lealtades porque son principios de mi vida de siempre y, por lo tanto, no considero que sea necesario, porque cada uno sabe lo que ha dicho, cuándo lo ha dicho y cómo lo ha dicho y, por lo tanto, no hay que dar más explicaciones al respecto.
–Si dice que en algunos hermanos mayores se está perdiendo el espíritu cristiano es que hay algunos que no están haciendo algo que deberían hacer, ¿qué es?
–Pues tener como principios básicos trabajar por las hermandades, por la vida de las cofradías, por los principios que sustentan a esas cofradías y dentro de la Iglesia. Básicamente a eso me refiero.
–También hablaba de la falta de apoyo de la autoridad eclesiástica, ¿se centra en el vicario?
–Nosotros directamente con quien más trabajamos es con él, a pesar de tener unas relaciones bastantes fluidas con la mayoría del clero de la ciudad, y hay algunos con los que estamos en mejor situación que con otros. Pero directamente la autoridad eclesiástica para las cofradías en Ceuta es el señor vicario, entonces trabajamos directamente con él. Y, vuelvo a repetir, la percepción mía es que él nunca nos ha tenido en valor lo que nosotros le hemos ofrecido a él, que ha sido siempre, desde el primer día que llegó, lealtad y trabajo absoluto.
–¿En qué se ha manifestado esta falta de respaldo y apoyo?
–Pues se nota en el día a día, en el funcionamiento normal de este Consejo: vas presentando una serie de papeles que se demoran a la hora de mandarlos a Cádiz, en el caso de que haya que mandarlos, o de contestarlos en el caso de que sea directamente aquí... La apreciación particular de que le hablas de una cosa que está mal hecha y él no le da la importancia que tiene, de que le estás denunciando situaciones de una cofradía y no las tiene en cuenta y eso puede crear agravios comparativos contra otras, etcétera. Pero siempre vuelvo a repetir que son apreciaciones particulares nuestras.
–Estamos hablando de falta de apoyo a las hermandades, que son parte de la Iglesia, ¿estaríamos hablando de una dejación de funciones por parte del vicario?
–No lo sé... No me atrevería a llegar a catalogarlo ni creo que sea mi fin tener que hacer una catalogación de eso. Él tiene sus superiores y serán quienes se lo tendrán que demandar si lo consideran así.
–¿Podría concretarme algún caso de falta de apoyo que haya tenido un peso importante en su decisión?
–Creo que son cosas, materia de régimen interno y que tampoco merece la pena airearlas demasiado.
–¿Debería haber intermediado el obispo para solucionar esta situación?, ¿estaba al tanto de lo que ocurría?
–A medias. Ya sabe que tuvimos un problema con el Obispado hace más de un año y hemos estado durante un año entero trabajando directamente con el obispo y ha habido siempre un buen trato y una buena atención, pero no las veces que nosotros considerábamos necesarias. Cuando empezó a enturbiarse esta situación hemos querido poner determinados contactos y por unas razones u otras no ha habido esa fluidez. Pero creo que no era tampoco cuestión nuestra, quien tenía que haber estado informando en el tiempo de todos los casos que estaban ocurriendo era el vicario y no nosotros. De todas maneras, he tenido una conversación larga con él, le he explicado los motivos y las situaciones, las ha entendido y nada más.
–Con el anterior vicario no ocurrían estos problemas. ¿En qué ha fallado el actual?
–No lo sé, son personas completamente distintas. Yo con ‘Curro’ siempre lo he dicho e incluso el día que le despedimos los hermanos mayores y el Pleno del Consejo se lo dije personalmente: tenía una especial mano izquierda y escuchaba las cosas y tomaba las decisiones muy meditadas, pero cuando tenía que dar un tirón de orejas a alguien lo daba, ya fuera al Consejo, a la Mesa o a algún hermano mayor. Son dos personas totalmente distintas.
–¿Se han enturbiado las relaciones entre el Consejo y el obispo a partir de la reorganización del organigrama?
–No, yo creo que al contrario, que cuando conseguimos que el obispo reconociera lo que estábamos solicitando o atendiera nuestras pretensiones, creo que había quedado perfectamente claro por todas las partes cuál era el sitio de cada uno y no creo que hubiera ningún problema directo entre las hermandades y el señor obispo.
–¿Cuál es entonces el problema entre las hermandades y la Iglesia?
–Las relaciones me imagino que cada uno tiene las que tiene que tener. Nosotros nos relacionamos directamente a través de la Vicaría, cuando viene el señor obispo pues atendemos las cosas que nos solicita... Pero que todo el problema que ha surgido ha sido bien por funcionamiento interno del Consejo, bien por dilación en el tiempo de la resolución de determinados problemas que estaban en la mesa y cosas por el estilo.
–¿Puede comentar algún problema?
–Ya le digo que son cosas bastante internas y no me parece que sea lógico tener que sacarlas a la calle. Pero vamos, muchísima gente que está metida en el mundo de las cofradías sabe perfectamente que ha habido cierta inquietud por unos recursos que se presentaron por una decisión tomada en un cabildo de elecciones de la Hermandad de Las Penas con una serie de hermanos, y ha tardado por ejemplo tres años en que se llegue a una resolución. Es uno de tantos problemas como ha habido.
–¿De qué trataba ese expediente?
–Quienes debían haberlo explicado eran ellos. Se hace un cabildo extraordinario para aprobar la realización de una serie de cambios en la Hermandad y adoptan la determinación de que quien no cumpliera uno de los requisitos, que era el pago de una cuota extraordinaria, lo expulsaban de la Hermandad. Ha habido una serie de recursos y de historias y una dilación en el tiempo terrible hasta que se decretó una resolución que dejaba sin efecto esa resolución y había que volver a readmitir a los hermanos, tenían que aceptarla y pasar por la forma ordinaria al obispo si lo creyeran necesario. Y así lo hicieron,  otro nuevo recurso pero sin adoptar las medidas que se les había dado en el decreto, y eso creo que iba en contra del espíritu de la resolución del expediente. Ahora ya ha quedado finalizado y ya pueden seguir en el ámbito de las esferas los recursos hasta llegar al Vaticano, a un tribunal que hay y se encarga de estas situaciones, pero ya es la Hermandad la que debe ver si le merece la pena o no.
–¿Readmitieron a estos hermanos?
–Ahora mismo están todavía esperando a ser readmitidos, aunque ya tenían la comunicación. No obstante, esa es una cosa de la que la Mesa nunca pudo tomar partido, simplemente su obligación fue la de decir si se habían cumplido una serie de requisitos que se tienen que dar cuando se convocan los cabildos, se informó en su día de todas las situaciones estas y a partir de ahí ya ha sido la Hermandad con la Vicaría y el Obispado la que ha tenido las diferencias.
–¿Y este retraso en la resolución ha sido por culpa de la Vicaría y del Obispado?
–Sí.
–La pasada Semana Santa se produjeron cambios en algunas hermandades que fueron objeto de crítica por algunos cofrades, como los que se produjeron en Los Remedios, que algunos decían que había perdido su identidad. No sé si este tipo de situaciones ha sido también un detonante.
–No, vamos a ver, ahí no podemos entrar nosotros para nada. Cada una de las hermandades, dentro de su vida y de lo que marcan las normas, es soberana de hacer lo que considere oportuno, siempre y cuando se lo respete y convalide su forma de actuación que, en este caso, es la de llevar todos esos cambios, en el caso de que sean necesarios, a un cabildo general de hermanos y que éstos sean los que los aprueben o no. Ahí no tenemos nada de lo que opinar, nos puede gustar más o menos, pero no tenemos nada que opinar. Pero lo que sí atañe directamente a la Mesa son actuaciones durante las salidas penitenciales. Entonces una hermandad que no ha cumplido con el horario como está establecido, porque no olvidemos que el horario no lo impone la Mesa del Consejo sino que es la hermandad la que trae su propuesta, lo que no puede hacer es recogerse dos horas más tarde de lo previsto.
–Y ha ocurrido...
–Sí, ha ocurrido. Entonces, tenemos que tener la percepción de que para hacer nuestra estación de penitencia ponemos en marcha un dispositivo de seguridad y de utilización de la vía pública que tiene que tener unos límites, salvo que ocurra una causa sobrevenida de fuerza mayor, como un accidente, pero por lucimiento particular no va a estar uno en la calle las horas que le de la gana sin estar avisado, ni acortar o alargar su recorrido cuando le venga en gana el día antes de la salida o el mismo día, y cosas por el estilo. Otra de las circunstancias es la estación de penitencia, en la Catedral hay que tener un comportamiento determinado y cuando no se cumple nosotros estamos en la obligación de llamarle la atención a las hermandades.
–¿Por qué se ha llegado al punto en el que cada uno ha hecho lo que le ha dado la gana?
–No lo sé, yo creo que ha sido porque el año pasado ya se intentaron abrir una serie de expedientes sancionadores por motivos muy parecidos y por lo farragoso de la forma de llevar a cabo el expediente hubo que paralizarlos y abandonarlos. Nosotros nos dedicamos a esto de forma altruista, si tenemos que contratar a un gabinete jurídico para sacar adelante que tú has llevado una túnica corta y no deberías de haberla sacado a la calle, entonces estamos perdiendo un poquito la noción de dónde estamos. El año pasado ocurrió esto y este año ha vuelto a suceder, teniendo la paciencia de llevar los expedientes hasta las últimas consecuencias y ha provocado lo que estábamos comentando al principio.
–Volviendo al ejemplo que le comentaba de Los Remedios, teniendo en cuenta su relación con esta hermandad, ¿quería comentar qué le han parecido estos cambios?
–Para nada, mis apreciaciones particulares son mías. Hombre, evidentemente hay cosas que no me gustan, pero como he dejado de ser hermano de la cofradía pues no tengo derecho a opinar al respecto.
–¿Hay en el Pleno alguien que esté buscando una situación convulsa para acceder a la presidencia?
–No podría señalar a nadie. Ha habido veces que, evidentemente, piensas que se está actuando de forma personal contra ti, pero es una cosa tan subjetiva y difícil de demostrar que no me atrevería ni siquiera a insinuarlo.
–Le pido un pequeño balance del tiempo que ha estado al frente del Consejo.
–El balance, en principio y la primera palabra, tiene que ser que es negativo, porque considero que alguien que abandona el barco antes de terminar su trabajo lo está haciendo mal. Por lo tanto, de nada sirve que hayamos estado durante seis años con unos criterios de trabajo y una percepción de que lo estábamos haciendo bien, cuando ahora no hemos sido capaces de terminar nuestro trabajo. Entonces considero que tengo que entonar el mea culpa y decir a las claras que no lo estaba haciendo bien cuando he tenido que abandonar.
–¿Qué les falta a las hermandades y qué les sobra?
–No lo sé... Creo que les falta un poquito de mirarse internamente y de reconsiderar por el camino que van algunas. Eso sí lo creo ciegamente. Vuelvo a repetir, creo que hay gente que se mira más el ombligo suyo que la necesidad de la vida de la hermandad.
–Sobraría, entonces, esto último.
–Por supuesto.
–¿Qué consejo le daría al próximo presidente?
–Ninguno, no le daría ningún consejo, porque como he tenido que abandonar, considero que no estoy preparado para llevar esto. Entonces, no me atrevería nunca a darle consejo a nadie.
–Pero no se ha ido por un capricho personal sino por la situación de la que habla.
–Pero en definitiva he abandonado y lo que queda es que yo he dejado esto. No me importa tampoco lo que piense la gente de mí. Aquí está el trabajo, es palpable y evidente y hemos alcanzado una serie de cotas que ellos son los que tienen que valorarlo.
–Después de su dimisión y de que la Mesa Permanente se haya marchado al completo, ¿va a ser difícil encontrar a una persona que se quiera hacer cargo del Consejo, máxime con el cisma existente?
–No lo sé, tenga en cuenta que lo que es para mí, como usted dice, un cisma porque no hay entendimiento, igual llega otro y se lleva las mil maravillas. Esta es una cosa tan complicada como es la persona.

“Me parece una barbaridad que San Francisco lleve más de cinco años cerrada”

La demora de las obras de la Iglesia de San Francisco es otra de las cuestiones que se formulan en esta entrevista. Aznar ofrece su opinión sobre este asunto:
–Me gustaría conocer su opinión acerca de la demora de las obras de la Iglesia de San Francisco. ¿Quiénes son los responsables?
–Ni idea. La verdad es que es un tema en el que no he estado muy metido. Sí me he preocupado porque, como mínimo, es llamativo que llevemos ya algo más de cinco años con esa recuperación, máxime cuando ayer o anteayer veíamos las fotografías interiores y estaba prácticamente terminado. Yo no sé particularmente qué es lo que hay detrás de esto, lo que sí me llama muchísimo la atención son los últimos movimientos, de que a los Agustinos no se les permitía entrar, el nombramiento de alguien de Cádiz directamente para que estuviera viendo la gestión de las obras... No sé qué es lo que ha podido pasar porque no lo he estado siguiendo. Sí me parece una verdadera barbaridad que lleve la iglesia más de cinco años cerrada.
–Estamos hablando de que los feligreses que acudían a esa Iglesia no pueden ir durante este tiempo...
–Evidentemente, y además que hubo la puesta en marcha de una situación para recoger fondos para hacer los bancos nuevos para la Iglesia y aquello fue hace ya casi dos años o para tres años, no me acuerdo exactamente, y no se ha podido llevar a cabo porque como la obra no termina nunca... Igual nos encontramos con que hacemos El Escorial aquí.
–O la Sagrada Familia.
–O la Sagrada Familia.

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