Decía Churchill que el político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones. Añado que, cuando solo piensa en las próximas elecciones, se convierte en un populista, que es lo más parecido a un dictador cuando logra perpetuarse en el poder. Los políticos electoralistas son perjudiciales para la democracia, nocivos para la paz social, enemigos de la verdad y por tanto de la libertad. Con el electoralismo como herramienta primaria y fundamental, siembran mentira, malestar, provocación, incordio a su alrededor, y no dan solución a nada.
El electoralismo en Ceuta tiene fácil traducción y varios interlocutores no siempre en el mismo partido político. Se les puede reconocer porque recurren con facilidad a hablar de la quimera de la interculturalidad para, dejándolo implícito, reflejar la ruptura y diferenciación social, o mostrar el escaso aprecio que tienen por la cultura, tanto propia como ajena, al interpretar que tomar pinchitos y té es toda una inmersión cultural..
Son fácilmente identificables porque no desperdician oportunidad para descoser, más que hilvanar, una retahíla de peticiones de amparo, agraciables por parte de “papá Estado”. Reconociendo implícitamente, que en sus pensamientos Ceuta es antes meritoria de gracia que de justicia.
Pensar en las futuras generaciones de Ceuta es pensar en España, su cultura, su lengua. Nuestro futuro va ligado con más fuerza a la judería de Toledo, o al mozárabe de Teruel, que a Castillejos, al español que al dariya, a la costa europea del Mediterráneo que a la costa africana, al desarrollo económico alemán que al Magreb.
No pidamos fondos públicos para electoralistas planes de empleo que se basan en contratar sin sentido a una lista de meritorios. Exijamos el desarrollo de medidas que faciliten la implantación de economías que fuesen sostenidas para Ceuta. Por ejemplo, la alta tecnología o los beneficios bancarios, como ya ha hecho Gibraltar que incluso goza de una base internacional para el control de satélites, o es sede de empresas on-line. Nuestro vecino no es solo un pirata, nos lleva dos pasos adelante con mayor aislamiento y menos recursos que nosotros.
No solicitemos fondos públicos para el electoralista barco, ni siquiera subvenciones al transporte. Demandemos un sistema de negocio que permita la implantación de navieras con mayor facilidad y persigamos con fuertes sanciones la institución de cárteles o poolings.
No reivindiquemos fondos públicos para la inclusión de textos dariya en un cartel publicitario, ni fomentemos con estos mismos fondos actividades diferenciadoras. No se puede exigir igualdad cuando se predica diferenciación ¡Qué demagogia! El que quiera algo diferente que se lo pague de su bolsillo, no del de todos los españoles. Si se fuese estadista se demandaría un sistema educacional que no permita que ningún español deje de leer el idioma de España, el español.
Los ciudadanos buscamos estadistas. La recompensa, vivir en paz con la conciencia… si es que se tiene.